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Economía
El pequeño pero espectacular pueblo que acoge la única extracción petrolífera de España
Además cuenta con un Museo y un dolmen que nadie se puede perder
![Museo del Petróleo Sargentes de la Lora](https://fotografias.larazon.es/clipping/cmsimages01/2021/12/03/D7F3E6C4-B6B3-49FE-8ED6-C7E346CA1056/98.jpg?crop=1600,900,x0,y150&width=1900&height=1069&optimize=low&format=webply)
El petróleo o el denominado "oro negro" es el bien más preciado en la actualidad, ya que es lo que convierte a los países en más o menos ricos. En España, por desgracia, no abunda, hasta el punto de que solo existe un único pozo, que además coincide con el que se descubrió por primera vez petróleo en nuestro país, en un momento en el que tenía una producción bastante abundante. Y, todo nació en un pequeño pueblo, que fue dónde se encontró por primera vez petróleo. Corría las 12,45 horas del 6 de junio del año 1964, cuando durante una exploración se descubrió la existencia de un yacimiento petrolífero.
Los trabajos fueron realizados por la empresa mixta Amospain-CAMPSA, participando en el consorcio las sociedades norteamericanas Standard Oil of California y Texaco. Cuando llegaron a los 1348 metros de profundidad, un gran chorro surgió, alcanzando una altura que algunos de los testigos cifraron en "casi cincuenta metros".
Un hecho histórico que provocó el entusiasmo en los medios de comunicación. Las portadas de la prensa como El Alcázar, La Voz de Castilla o el semanario Sábado Gráfico se hicieron eco del hallazgo. En la portada del ABC se puede observar un primer plano del alcalde, “las arrugas del rostro contraídas en una amplia sonrisa”. “Alborota la prensa con quimeras de oro negro”, proclamaba la voz inconfundible del NO-DO.
Desde ese momento hasta nuestros días la producción de crudo ha descendido. La realidad es que, durante algunas legislaturas, se ha apoyado la búsqueda y extracción de petróleo en España, y el número de licencias concedidas durante algunos gobiernos para llevar a cabo estudios técnicos de petróleo han alcanzado la cifra de 150.
Por ejemplo, según los expertos, la bolsa de petróleo que se ha analizado en Tarragona podría proporcionar 30 millones de barriles, mientras que en Canarias se podrían extraer hasta 140.000 barriles diarios durante 20 años; esto representaría un ahorro de 28.000 millones de euros en la factura energética de España.
Tras años de eclosión durante el franquismo y la Transición, la producción máxima histórica de crudo en España se logró con cinco pozos –cuatro en Tarragona y el de Ayoluengo– en 1983. A partir de ahí, la producción comenzó a menguar progresivamente hasta 2021, cuando Repsol anunció que cerraba su histórica plataforma de Casablanca, en Tarragona.
![Sargentes de la Lora, Burgos](https://fotografias.larazon.es/clipping/cmsimages01/2024/11/25/901EFA64-047A-40DB-96EF-C131D681457B/sargentes-lora-burgos_58.jpg?crop=1007,571,x0,y138&width=1000&height=567&optimize=high&format=webply)
Pero vamos a volver a los orígenes, a ese 6 de junio de 1964, que el “oro negro” puso en el mapa a un pequeño pueblo de la provincia burgalesa, más concretamente en Sargentes de la Lora, en el que se descubrió el campo petrolífero de Ayoluengo. Desde principios del siglo XX ya se sospechaba de la existencia de bolsas de petróleo en el subsuelo de la comarca burgalesa de La Lora y durante la Guerra Civil se realizaron perforaciones. Después de que fuera descubierto en 1964, el 9 de febrero de 1967 se inicia su explotación comercial del yacimiento, la cual había sido autorizada oficialmente unas semanas antes, el 29 de diciembre de 1966.
El 7 de abril de 1967 fue aprobada la construcción y utilización de un oleoducto de 11 kilómetros entre Ayoluengo y Quintanilla Escalada, instalándose la estación petrolífera que ha llegado hasta la actualidad. El descubrimiento de esta reserva despertó unas grandes expectativas, si bien estas no tardaron en desvanecerse cuando se comprobó que de su explotación solo se obtenían 150 barriles al día.
En su momento al yacimiento se le calcularon unas reservas explotables de al menos unos 12 millones de barriles. Para 1975 las instalaciones tenían una producción anual de 33 000 toneladas. La escasez del crudo, junto con su baja calidad —al presentar el hidrocarburo trazas de arsénico y azufre—, hicieron inviable el refinado del petróleo de la Lora con la tecnología disponible en la época de mayor producción. Su único aprovechamiento comercial fue servir como combustible industrial, que era quemado en calderas de fábricas de Burgos y provincias limítrofes.
La explotación de Ayoluengo no cumplió con las expectativas creadas y, a la larga, nunca llegó a tener un verdadero impacto en la economía española. Su influencia a nivel local sí tuvo una incidencia mayor, aunque solo inicialmente. La posibilidad de llevar el petróleo hasta la refinería de Somorrostro, en Vizcaya, a través de un oleoducto construido a tal efecto, nunca pasó de mera sugerencia en los momentos iniciales de euforia.
La tubería entre Ayoluengo y la terminal de carga de Quintanilla Escalada estuvo en servicio hasta 1993, fecha en que esta fue desmantelada; a partir de entonces la producción pasó a ser transportada en camiones cisterna. En los últimos años el petróleo extraído, repartido en cisternas y bidones, era transportado por camiones directamente desde el campo y los pozos.
Desde 2007 el complejo de Ayoluengo fue operado por la Compañía Petrolífera de Sedano, una filial de la británica Columbus Energy Resources. En enero de 2017, una vez finalizada la concesión de 50 años, cesó la explotación comercial del yacimiento. Estaba previsto el desmantelamiento parcial de las instalaciones, a la espera de un concurso para un nuevo período según las estipulaciones oficiales.Sin embargo, en noviembre de 2018 el Gobierno de España forzó a Columbus Energy Resources a que clausurase el último pozo que permanecía operativo en Ayoluengo, en labores de mantenimiento. La compañía británica manifestó su «decepción» por esta decisión, ya que esperaba una nueva licitación del proyecto. Esto puso fin definitivamente a la actividad petrolífera en la zona.
En marzo de 2015 abrió sus puertas en Sargentes de Lora el denominado Museo del Petróleo , el primero de este tipo en España, cuyo enfoque abarcaba desde las cuestiones técnicas relacionadas con la extracción del petróleo a su historia en la comarca. Nada más cruzar las puertas del centro el visitante se encuentra las imágenes en recuerdo de aquel 6 de junio de 1964 transmiten al visitante la felicidad de aquel día, en una instantánea de los vecinos celebrando el primer brote de petróleo del Pozo Ayoluengo-. Un primer brote que dejó casi 5.000 litros de petróleo difuminados por todos los cereales. El primer bar que se abrió, ‘Las Guapas’, y los primeros trabajos que se llevaron a cabo dan cuenta de lo que supuso aquel momento en la historia de esta localidad burgalesa que pasó de tener 250 habitantes, a registrar “más de 500 personas diarias”.
A lo largo del museo se pueden apreciar paneles explicativos de cómo se forma el petróleo, con muestras de rocas impregnadas, las brocas que se utilizaron para aquellas primera extracción, o incluso la primera botella de petróleo que se extrajo. “Recogida en su envase original” según apunta Gallo, puede verse entre los recuerdos que conserva el Museo. El alcalde en aquella época fue el encargado de llenar una garrafa con este líquido negro, que después repartió entre su familia. El sobrino del edil guardó esta botella tal y como se la dieron, y no fue hasta el año 2015 cuando se recuperó. Hoy es una de las “joyas de la corona” del Museo, que llama la atención de visitantes y curiosos. El 11 de marzo de 2022 el complejo de Ayoluengo fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de conjunto etnológico.
Otros atractivos de la zona
Geoparque de Las Loras
El Geoparque Las Loras es un espacio de la red de geoparques de la Unesco, que se encuentra localizado en las provincias de Palencia y Burgos. Fue incluido en la Red de Geoparques Europeos el 5 de mayo de 2017, convirtiéndose en el undécimo geoparque de España.
La comarca de Las Loras está situada al este de la cordillera Cantábrica, repartida entre las provincias de Palencia y Burgos. Su paisaje ha sido configurado por antiguos fondos marinos, ríos, la erosión y la intervención humana. Su extensión abarca 16 municipios, cinco en la provincia de Palencia y once en la provincia de Burgos.
El Geoparque de Las Loras tiene una extensión de 95 076 ha,3 y se distingue por su naturaleza, su diversidad biológica y su arte.El interés geológico del área está dominado por sus grandes páramos calizos separados por importantes cañones fluviales, y comprende karst (La Valdivia, Las Tuerces y páramo de La Lora), relieves estructurales (Las Loras), cañones (Alto Ebro y Rudrón), paleoambientes sedimentarios mesozoicos, secuencias estatigráficas del borde occidental de la cuenca Vascocantábrica, estructuras alpinas de la banda plegada, fallas (Solanas de Valdelucio, Salazar de Amaya y Villanueva de Puerta), estructuras diapíricas (Nestar, Quintanilla Pedro Abarca y Villamartín de Villadiego), campos petrolíferos (Ayoluengo) y procesos geológicos activos.
Los principales recursos de la zona son:
- Yacimiento petrolífero de La Lora; el más importante campo petrolífero en España, con reservas encontradas en 1964.
- Románico palentino; la mayor concentración de arte románico de Europa, en el norte de la provincia de Palencia.
- Cueva de los Franceses; una peculiar formación kárstica con importante relevancia histórica en Revilla de Pomar.
- Monte Bernorio; Monte Cildá, Peña Amaya y Peña Ulaña, que albergan importantes restos arqueológicos de la Edad del Hierro y posteriores.
- Canal de Castilla; una histórica vía fluvial construida entre los siglos XVIII y XIX, con origen en Alar del Rey.
Dolmen de la Cabaña
Se trata de un megalito prehistórico situado al noroeste de la localidad burgalesa de Sargentes de la Lora (Burgos), en la margen derecha del arroyo Navazal, en una zona de suelo profundo muy apto para los aprovechamientos agrícolas. El dolmen de la Cabaña fue descubierto en 1984 y excavado un año después. Consta de una cámara circular de unos 3 metros de diámetro y un corredor semi-descubierto de algo más de 5 metros de largo con orientación sureste, todo ello protegido por un gran túmulo de unos 16 metros de diámetro.
Tras su excavación, se pudo comprobar el carácter revuelto de la colmatación de la cámara, en cuyo relleno se encontraron diversos materiales modernos, algunos tan recientes como casquillos de balas de la Guerra Civil, ya que por esta zona discurría el frente Norte de la contienda y la estructura megalítica debió utilizarse como improvisado parapeto.
Por otra parte, en el corredor se distinguía un sector cubierto, el más próximo a la cámara, aparentemente “intacto” en el que se halló el único cráneo completo conservado y huesos largos sin conexión anatómica, junto con escasas ofrendas. La Cabaña es otro de los monumentos que ofrece un gran espectáculo en relación con el solsticio de invierno.
Durante este instante los primeros rayos del sol impactan en los ortostatos del fondo, iluminando generosamente el interior de la cámara, un fenómeno recientemente estudiado en el propio dolmen. La cámara se cubrió con una lona para observar la incidencia de la luz solar en el interior, pudiendo experimentar el alcance que tendría el efecto luminoso en el espacio cameral cerrado, tal como estaría originalmente.
Los materiales arqueológicos recogidos y que pudieron formar parte del ajuar no presentaban grandes diferencias con respecto al resto de dólmenes loriegos, exceptuando el hecho de que no se recuperó ningún elemento campaniforme o más moderno, tratándose por tanto de un sepulcro libre de reutilizaciones funerarias prehistóricas tras el Neolítico Final. Las dataciones radiocarbónicas así lo corroboran, revelando que fue sobre todo durante la segunda mitad del IV milenio a.C. cuando este dolmen fue utilizado como tumba.
Sin embargo, no sin sorpresa, se han detectado también, mezclados con el osario neolítico, restos de dos individuos de época altomedieval. Aunque la mayor parte del ajuar se compone de geométricos y otros materiales líticos, cuentas de collar, cerámicas y alguna espátula en hueso de animal, merece la pena destacar la presencia de una punta de flecha pedunculada de sílex, perfectamente en consonancia con las fechas radiocarbónicas. La porción de osario conservado estaba formada por menos de veinte individuos, entre adultos, juveniles y algún infantil. Además, el estudio de los huesos revela que pudieron efectuarse prácticas de descarnado de los cadáveres.
Algunas marcas de corte realizadas “en fresco” sobre un radio humano así lo demuestran, por lo que quizás la manipulación de los cuerpos aún en proceso de descomposición podría formar parte también de las prácticas funerarias megalíticas, sin poder confirmar aún que se trate de un comportamiento generalizado, según señala la web territorio megalítico.
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