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Petróleo en Ecuador

Los waoranis de la Amazonía: entre el fin del petróleo y la amenaza de la contaminación

El pueblo ecuatoriano celebra el fin de la extracción petrolera en el Bloque 43-ITT, pero teme que la retirada de la industria deje graves problemas de contaminación en su territorio

Los waoranis de la Amazonía: entre el fin del petróleo y la amenaza de la contaminación
Los waoranis de la Amazonía: entre el fin del petróleo y la amenaza de la contaminaciónPexels

La reciente decisión de poner fin a la explotación petrolera en el Bloque 43-ITT, ubicado en el Parque Nacional Yasuní, es un hito histórico para el país y, en particular, para los waoranis, una comunidad indígena que ha vivido en la Amazonía ecuatoriana durante siglos. Sin embargo, para los waoranis, el cierre de este campo petrolero no significa el fin de sus preocupaciones. A pesar de la victoria en el plebiscito celebrado en agosto de 2023, temen que el abandono de la actividad deje tras de sí una huella de contaminación y residuos peligrosos que afecte gravemente su entorno y su modo de vida.

Una votación que marca el futuro

El plebiscito del 20 de agosto de 2023 fue un evento histórico en Ecuador: el 58,95 % de los votantes optaron por el cierre definitivo del Bloque 43-ITT, ubicado en una de las áreas más biodiversas del mundo, el Parque Nacional Yasuní. Esta decisión fue recibida con alivio por las comunidades waoranis, quienes han defendido durante años la conservación de su territorio frente a la actividad petrolera.

La Nacionalidad Waorani del Ecuador (Nawe), una organización sin ánimo de lucro que agrupa a las 87 comunidades de este pueblo indígena, jugó un papel clave en la campaña a favor del "Sí" en el plebiscito. Ene Nenquimo, vicepresidenta de la Nawe, expresó su satisfacción por el resultado, pero advirtió sobre los riesgos que aún enfrentan: "Queremos ver con nuestros propios ojos, y queremos que respeten nuestros derechos".

El temor a la contaminación

A pesar de la victoria en el plebiscito, los waoranis están preocupados por el impacto ambiental que podría tener el abandono del campo petrolero. El Bloque 43-ITT, explotado por la estatal Petroecuador desde 2016, ha dejado una infraestructura que, si no es desmantelada adecuadamente, podría continuar contaminando el ecosistema. "Nos preocupa mucho porque el Estado ecuatoriano dice que va a desmantelar totalmente, pero tampoco sabemos de qué manera lo van a dejar técnicamente", comentó Nenquimo, tras revisar un pozo aparentemente abandonado en el Bloque 67.

El 'Comité de Ejecución de la Voluntad Popular Yasuní', creado por el presidente Daniel Noboa para supervisar el cierre del Bloque 43-ITT, está conformado únicamente por miembros del gobierno y representantes de Petroecuador, lo que ha generado desconfianza entre los waoranis, que consideran una falta de respeto su exclusión de este comité si son ellos quienes protegen la selva y a sus habitantes.

En respuesta, organizaron la 'Cumbre Internacional por el Yasuní', los días 28 y 29 de agosto. Allí elaboraron su propio plan de acción para asegurar un desmantelamiento responsables del bloque.

Un proceso largo e incierto

Aunque la Corte Constitucional de Ecuador ha establecido un plazo de un año para el cierre total del Bloque 43-ITT, hasta el momento solo se ha clausurado uno de los 247 pozos activos. El Gobierno ha afirmado que el desmantelamiento completo podría llevar hasta cinco años y cinco meses, ya que considera que esto es suficiente para asegurar la seguridad tanto de las comunidades indígenas como del entorno. Este retraso preocupa a los waoranis, para quienes el tiempo es un factor clave, ya que cada día que pasa sin un plan claro aumenta el riesgo de daño ambiental irreversible.

Décadas de petróleo sin riqueza visible

La relación del pueblo waorani con la industria petrolera comenzó hace más de sesenta años, cuando las primeras compañías llegaron a su territorio. La vida de esta comunidad ha cambiado mucho desde entonces, ya que han pasado de vivir en aislamiento a enfrentar las consecuencias del desarrollo industrial. No obstante, a pesar de las grandes cantidades de petróleo que se han extraído de su tierra, muchas comunidades waoranis no han visto un progreso tangible en términos de bienestar y desarrollo. More Gaba, habitante de Guiyero, una comunidad situada dentro del Bloque 16, señaló para ilustrar esta afirmación que él y sus vecinos tienen muchas dificultades para acceder a servicios tan básicos como la atención médica, la electricidad o el transporte.

El futuro del Yasuní y la lucha de los waoranis

El cierre del Bloque 43-ITT es solo un primer paso en el esfuerzo por proteger el Parque Nacional Yasuní. Aunque este bloque es el más moderno y reciente de los que operan en la zona, otros bloques petroleros continúan activos, y no hay planes inmediatos para cerrarlos.

Germán Ahua, presidente de la comunidad de Guiyero, ha sido categórico en este sentido: "Ya basta. Que nos reconozcan los impactos y nos dejen vivir tranquilos". Y es que, para los waoranis, la extracción de petróleo no solo ha significado la degradación de su entorno, sino también una amenaza constante para su cultura y su modo de vida ancestral.