Industria
Noruega "castiga" a la española Navantia y la deja fuera del proyecto para construir cinco nuevas fragatas
Las actuales fragatas del país nórdico son del astillero público de nuestro país y una de ellas sufrió un accidente en 2018 que la dejó inservible, aunque el informe definitivo eximía a la compañía española de responsabilidades
El Ministerio de Defensa de Noruega hizo ayer pública su intención de invitar a los gobiernos de Francia, Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos a iniciar conversaciones para poner en marcha una posible asociación estratégica con el objetivo de crear un nuevo modelo de fragatas para reemplazar la actual clase Fridtjof Nansen de la Marina Real Noruega, construidas por el astillero español Navantia.
"Las nuevas fragatas representan la mayor adquisición prevista para las Fuerzas Armadas noruegas en los próximos años. Noruega es una importante nación marítima en la OTAN y, a través de esta y otras inversiones marítimas, reforzaremos tanto la seguridad nacional como la de los aliados", afirmó el Ministro de Defensa noruego, Bjørn Arild Gram.
En junio de 2024, el Parlamento noruego aprobó el nuevo Plan a Largo Plazo para las Fuerzas Armadas Noruegas , que prevé la adquisición de un mínimo de cinco, opcionalmente seis, nuevas fragatas antisubmarinas con helicópteros antisubmarinos embarcados.
El plan subraya que las nuevas fragatas no se adquirirán como buques independientes, sino a través de una asociación estratégica a largo plazo y mutuamente beneficiosa con un aliado cercano con intereses estratégicos estrechamente alineados con los de Noruega. Esta asociación estratégica incluirá la adquisición conjunta, la operación, el mantenimiento, el desarrollo continuo y las mejoras de las nuevas fragatas a lo largo de su vida útil. Para limitar la necesidad de mejoras de la clase Fridtjof Nansen, Noruega también busca acelerar la adquisición uniéndose a una línea de producción existente para tales buques.
“La cooperación sólida y predecible en materia de política de seguridad y defensa será el núcleo de la asociación estratégica que imaginamos, que incluirá todo, desde la generación de fuerzas hasta las operaciones y el desarrollo conjunto de nuevas capacidades. Por lo tanto, es esencial que nosotros y nuestros socios tengamos los mismos intereses a largo plazo”.
Llama la atención el hecho de que Noruega no haya contado con Navantia para este programa cuando sus actuales fragatas de la clase Fridtjof Nansen son del astillero público español. De hecho, Navantia tiene suscrito con la Agencia Noruega de Logística para la Defensa (NDLO), un acuerdo FOTS (Follow on Technical Support) de apoyo al Ciclo de Vida de las mencionados fragatas noruegas de la clase Nansen (F-310). Actualmente, en calidad de diseñador, constructor y desarrollador de los sistemas de estas fragatas, resultado de una evolución del proyecto F-100, Navantia presta diversos servicios, destacando el mantenimiento y desarrollo de nuevas funcionalidades del IPMS (Integrated Platform Management System); suministro de repuestos y reparación de elementos; o el diseño e implementación en obra de nuevas funcionalidades
Según escribe la propia Navantia en su web, la compañía "desarrolla estas tareas con un alto grado de satisfacción del cliente en cuanto a calidad y cumplimiento de plazos". Sin embargo, no parece que todo ello haya servido para que la empresa española sea seleccionada junto al resto de países citados.
En cualquier caso, todo hacía indicar que España se podía quedarse fuera del proyecto habida cuenta que cuando empezó a diseñarse este programa en abril por parte del Gobierno de Noruega, ya se apuntó que la idea era apostar por un país que tuviera sus mismos desafíos estratégicos, es decir, en la órbita del norte de Europa y el Ártico. Otro de los condicionantes que pueden haber dejado fuera a Navantia es el hecho de que el país escandinavo quería un buque ya operativo, y la fragata F-110 del astillero español aún no lo está.
Más allá de estas premisas, no hay que olvidar tampoco que en 2018 una de estas fragatas, la "KNM Helge Ingstad", volviendo de unas maniobras de la OTAN, chocó con un petrolero en una terminal cerca de Bergen (oeste), en un accidente con ocho heridos leves y que obligó a detener durante unas horas las operaciones petroleras en la zona. Según un estudio preliminar, el accidente ocurrió por un conjunto de factores como la confusión entre las luces emitidas por el carguero y la terminal en la tripulación de la fragata, que tuvo que ser evacuada por el peligro de hundimiento de la nave.
La Comisión de Investigación de Accidentes de Transporte noruega alertó tras el siniestro de que hubo un fallo de seguridad "crítico" relacionado con la estanqueidad (impermeabilidad) y recomendaba a Navantia impulsar un estudio "sobre los elementos identificados en esta investigación inicial" y determinar si el problema se daba en otros buques. La comisión señaló que el hallazgo "no está en conformidad con el estándar de estabilidad contra daños requerido" para esas fragatas.
Fuentes de Navantia sostuvieron desde el comienzo que el diseño de la fragata cumple con las certificaciones internacionales de buques de guerra y, en concreto, la reglamentación sobre longitud máxima de inundación que deben soportar, lo que permite al barco mantenerse a flote aunque se inunden varios de sus compartimentos.
De hecho, en 2021 se publicó el informe final de la segunda parte de la Autoridad Noruega de Investigación de Seguridad (NSIA) sobre la colisión, sobre la secuencia de acontecimientos posteriores a la colisión y a los hechos que contribuyeron a la encalladura y, finalmente, al hundimiento del buque. El informe incluía un total de 28 recomendaciones de seguridad para mejorar la seguridad en el mar y ninguna de ellas estaba dirigida a Navantia. La mayoría estaban dirigidas a la Marina Real Noruega y a la Agencia Noruega de Material de Defensa (NDMA).
NSIA llevó a cabo una investigación exhaustiva y exhaustiva para describir lo que sucedió después de que la fragata Helge Ingstad colisionara con el Sola TS en noviembre de 2018 y Navantia elogia su profesionalismo.
La investigación confirmaba que “la colisión provocó graves daños al buque, superiores a los que estaba diseñado para soportar”. Se concluye además que “se podría haber evitado el hundimiento de la fragata si se la hubiera cerrado antes de ser evacuada”, y se afirma que “las puertas, escotillas y otras aberturas de la fragata que se suponía debían estar cerradas para mantener la estabilidad y la flotabilidad, no lo estaban en el momento de la evacuación. Como resultado, no se mantuvieron adecuadamente la estanqueidad y la flotabilidad, por lo que el buque acabó hundiéndose”.
Navantia acogió con satisfacción que el informe concluyese que el flujo de agua a través del eje hueco de la hélice “no fue un factor determinante en su hundimiento”, una cuestión que ya había sido mencionada en un informe preliminar pocas semanas después de la colisión.
Navantia mantuvo en todo momento una sólida relación de colaboración con NSIA durante la investigación y contribuyó a la misma con hechos, información y resultados de varios análisis.
La fragata fue reflotada meses después tras una compleja operación, aplazada varias semanas por las condiciones meteorológicas, y con un coste de 770 millones de coronas (79,6 millones de euros). De hecho, el Gobierno de Noruega decidió no reparar la fragata.
"Hemos decidido que es más conveniente deshacerse de la KNM Helge Ingstad que repararla", dijo entonces el ministro de Defensa de la época, Frank Bakke-Jensen.
La Agencia de Material de Defensa había concluido en un informe que arreglar los daños costaría entre 12.000 y 14.000 millones de coronas noruegas (de 1.223 a 1.427 millones de euros), mientras que adquirir una nueva supondría un gasto de entre 11.000 y 13.000 millones (de 1.121 a 1.325 millones de euros).
El informe destacaba que los daños eran "casi totales" y alertaba de los riesgos técnicos, económicos y de tiempo que supondría la reparación, factores tenidos en cuenta en la decisión del Gobierno, que pedirá ahora asesoramiento al comandante en jefe de Defensa para determinar cómo reemplazar la capacidad operativa de la fragata. Noruega estaría, por tanto, castigando a Navantia por aquel accidente.
El Gobierno noruego tiene la intención de tomar su decisión final sobre un futuro socio estratégico durante 2025. En el próximo proceso de selección, el ministro de Defensa destaca la importancia de identificar potenciales oportunidades industriales.
"El objetivo del Gobierno noruego es que nuestras inversiones marítimas planeadas contribuyan a generar empleo y oportunidades en todo el país. Por lo tanto, una consideración clave será la capacidad de la tecnología y la industria noruegas para contribuir al desarrollo y mantenimiento tanto de nuestras propias fragatas futuras como de las de nuestro socio estratégico elegido", afirmó Bjørn Arild Gram.
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