Confidencial

El "Signal Gate" desvela una brecha en la seguridad de EE UU

Trump defiende a los responsables de Defensa tras filtrar por error los planes militares de la Casa Blanca para atacar Yemen en un chat donde se añadió a un periodista

La filtración por error a un periodista de los planes de ataque militares en Yemen a través de un chat de la aplicación Signal ha puesto en entredicho cómo la Administración de Trump está gestionando la seguridad nacional. Por mucho que la Casa Blanca intente que el error se olvide lo antes posible, sus consecuencias podrían haber sido realmente desastrosas y los hechos suponen un fallo garrafal que pone en evidencia la vulnerabilidad del país. Estas son las preocupaciones que llegaron ayer al Senado, donde se celebró una audiencia de la Comisión de Inteligencia para esclarecer los hechos. Lo ocurrido «es simplemente alucinante», clamaba el senador demócrata Mark Warner asegurando que si cualquier otro oficial militar común hubiera cometido este fallo ya habría perdido su trabajo. Pero en este caso el error viene de personas de confianza de Donald Trump, y a pesar de los rumores de despido del secretario de Defensa, Pete Hagseth, no está claro si habrá castigo para los autores de la filtración accidental.

El mandatario estadounidense, en una comparecencia ante los periodistas, trata de restarle importancia al asunto, asegurando que era la primera vez que escuchaba acerca de lo ocurrido cuando los periodistas le preguntaron sobre los hechos. En un intento de desprestigiar a la revista «The Atlantic», que es quien ha publicado la información contándola su director en primera persona, Trump atacó al medio asegurando que «no se le puede llamar revista», y anunciando sin pruebas «que está a punto de cerrar». A la campaña de descrédito también se ha unido Elon Musk, publicando en sus redes sociales que «el mejor lugar para esconder un cadáver es la página 2 de la revista Atlantic».

En el chat en cuestión, cuya existencia ya ha sido confirmada por el Consejo de Seguridad Nacional en contra de las afirmaciones de Hagseth, que defendía que las acusaciones eran falsas, participaban entre otros la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, y el jefe de la CIA, John Ratcliffe, ambos interrogados este martes junto a otros tres funcionarios por discutir cuestiones tan delicadas como un ataque militar, a través de una aplicación de mensajería, que incluía al jefe de «The Atlantic», Jeffrey Godldberg. Gabbard se ha negado a confirmar su participación, y el demócrata Warner le ha recordado que, con la información filtrada, «se podrían haber perdido vidas estadounidenses». Por su parte, Ratcliffe sí ha admitido formar parte de ese chat grupal, pero declaró que su parte de la conversación «fue totalmente permisible y legal, y en ningún momento incluyó información clasificada».

El periodista Godldberg, con una larga carrera profesional a su espalda, asegura que el pasado 14 de marzo fue incluido en un grupo de chat con el nombre «Pequeño grupo de contacto sobre los hutíes» de Signal, una aplicación encriptada. Completamente atónito, al principio pensó que «se trataba de una estafa», declaró en una entrevista en la cadena CNN, hasta que los mensajes de texto se convirtieron en hechos. El 15 de marzo, EE UU lanza una ofensiva contra un grupo yemení en el mar Rojo y es cuando Goldberg entiende que no se trata de ninguna broma. «Huelga decir que nunca me han invitado» a un comité de principales asesores de la Casa Blanca, aseguraba el periodista en el artículo que escribe en su medio, que incluye además capturas de pantalla que prueban su testimonio y que «en mis muchos años de reportero especializado en Seguridad Nacional nunca había oído que se convocara uno a través de las redes sociales».

En las imágenes se puede leer cómo el miembro identificado como el vicepresidente estadounidense, JD Vance, propone retrasar la ofensiva al menos un mes porque la opinión pública no va a entender el ataque. «Es un error». También hace referencia a que el ataque «es inconsistente con el mensaje» de Trump «sobre Europa ahora mismo». Finalmente, Vance aprueba el bombardeo sin estar muy convencido. «Si piensas que tenemos que hacerlo, vamos a ello. Es solo que odio rescatar otra vez a Europa», a lo que Hegseth responde: «Vicepresidente, comparto totalmente su desprecio por cómo se aprovechan los europeos. Es patético. Pero… somos los únicos que podemos hacerlo».

El mensaje poco diplomático no ha gustado a Europa, y el uso de un sistema de comunicación frágil para cuestiones tan sensibles ha llevado a Reino Unido a poner en duda si Vance y sus compañeros están capacitados para tener acceso a este tipo de información. «JD Vance y sus colegas claramente no son aptos para dirigir un chat grupal, y mucho menos la fuerza militar más poderosa del mundo. Esto tiene que poner nerviosos a nuestros servicios de seguridad por la inteligencia que compartimos con ellos», ha publicado en la red social X Ed Davey, líder de los liberal demócratas de Reino Unido. Por su parte, el portavoz del primer ministro británico, Keir Starmer, aseguraba este martes ante la prensa que su Gobierno tiene «normas y acuerdos muy estrictos» para las comunicaciones seguras. «Cualquier información clasificada debe comunicarse a través de los sistemas de seguridad adecuados». El ex primer ministro belga y eurodiputado Guy Verhoftadt también compartía en redes sociales que lo ocurrido es «otra llamada de atención a una verdadera defensa europea… ¿cuándo actuarán los líderes de la UE?».