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La noche más "caliente" de Jaime Ostos, el Rey Juan Carlos I y dos vedettes: "La cama se nos quedó pequeña"

Un encuentro que el propio torero desvela en una suerte de biografía póstuma escrita por su viuda María Ángeles Grajal

Jaime Ostos y el Rey Juan Carlos
Jaime Ostos y el Rey Juan CarlosGtres

El próximo 17 de marzo llegará a las librerías españolas “Jaime Ostos sin filtros”, una suerte de biografía póstuma del célebre torero escrita por María Ángeles Grajal. La viuda recoge los recuerdos que le compartió el torero y los plasma en más de 250 páginas. Algunas esconden episodios y momentos de la vida del diestro que, hasta ahora, habían permanecido en secreto. Uno de los más llamativos es su encuentro erótico-festivo con el mismísimo Rey Juan Carlos en una cama de hotel, junto a otras dos vedettes.

En un adelanto que la editorial Almuzara ha hecho llegar a "Vanitatis", se descubre cómo Ostos y el Rey Juan Carlos I, entonces príncipe, terminaron compartiendo esa noche de pasión. Ocurrió en Zaragoza, después de una corrida del torero en la que brindó un astado a Su Majestad.

“Está en Zaragoza la compañía de Coslada, y soy muy amigo del dueño y de algunas vedettes preciosas que me han invitado. Tú vienes conmigo a ver su espectáculo”, le dijo el diestro al futuro monarca, que no se lo pensó a la hora de aceptar la invitación: “Qué buen plan, Jaime. Vosotros, los toreros, siempre tenéis a mano a las mujeres más guapas, pero yo llevo en la academia militar más de tres meses sin comerme una rosca…”.

Mari Ángeles Grajal y Jaime Ostos en una imagen de archivo
Mari Ángeles Grajal y Jaime Ostos en una imagen de archivoGtres

Eran jóvenes y la noche, larga. Una cosa llevó a la otra, y Ostos terminó viviendo una de las experiencias más surrealistas que a cualquiera se le podrían pasar por la cabeza: “Después de ver el espectáculo, fui al camerino para dar un abrazo a Coslada y saludar a las chicas, las vedettes más impresionantes que había en cartelera. Dos de ellas, muy amigas mías, se unieron a nosotros y las llevé a la mesa para presentárselas al príncipe. La reunión fue muy simpática, amistosa e incluso bastante 'caliente', tanto que nos fuimos los cuatro a mi habitación del hotel. La cama se nos quedó pequeña, pero, cuanto más cerca los cuerpos, mayor la confianza. Desde aquel día he tenido el honor de ser amigo del que años más tarde ha sido nuestro rey”.

El torero, a sabiendas de la polémica que podría desatar su revelación, se excusó antes de perder la vida. “Lo cuento porque el príncipe estaba soltero, y yo también”, le dijo a su mujer, que preguntó si no había sentido vergüenza después de aquella noche al encontrarse al Rey Juan Carlos I más adelante: “Al contrario, siempre me ha demostrado amistad, cercanía…”. Desde luego, cercanía hubo.