Entrevista

Elisabet Benavent: "La literatura te limita menos que el leguaje audiovisual"

Netflix cierra el ciclo de "Valeria" con una última entrega de capítulos que respeta fielmente la visión de su creadora y el espíritu de la saga

Elisabet Benavent: "Esta temporada es una despedida, pero también un punto de partida"
Elisabet Benavent: "Esta temporada es una despedida, pero también un punto de partida"Netflix

Tras cuatro temporadas, “Valeria” dice adiós en Netflix con un final que equilibra emoción y madurez. La serie, basada en la saga literaria de Elisabet Benavent, ha sido un reflejo generacional, explorando la amistad, el amor y la búsqueda personal en la treintena. En esta conversación con LA RAZÓN, la autora habla sobre el cierre de la historia, el impacto de la adaptación y el inevitable vínculo entre ella y sus personajes.

Elisabet, «Valeria» ha supuesto toda una revolución en estos años. ¿Cómo ha vivido este cierre?

No fue fácil, pero tampoco triste. Sentí que era el momento justo. Ha sido un viaje precioso, y esta última temporada ha servido para despedirnos de la mejor manera posible. Marina Pérez, que ha sido guionista y directora de varios episodios, me propuso aparecer en una escena con Valeria para cerrar el ciclo. Al principio me dio mucha vergüenza porque soy muy tímida para ponerme delante de una cámara, pero insistió en que sería un bonito recuerdo. Y tenía razón. Fue un instante muy especial, una manera de agradecer a Diana Gómez por dar vida a Valeria y, por extensión, a todo el equipo y a los espectadores que han acompañado esta historia.

En esa escena parece que no solo le da las gracias a Valeria, sino también a todo lo que significó la serie.

Totalmente. Sentí que era un cierre simbólico, no solo para el personaje, sino para mí como autora. “Valeria” ha sido una parte muy importante de mi vida, y aunque la serie y los libros tienen diferencias, en esencia compartimos un mismo corazón. Ha sido un lujo poder vivir este proceso, ver cómo las historias que un día imaginé en la soledad de mi escritorio cobraban vida y llegaban a tantas personas.

Se habla mucho de Valeria como su alter ego. ¿Hay realmente tanto de usted en ella?

Sí y no. Hay mucho de mí en Valeria, pero también en Lola, en Nerea, en Carmen… incluso en Bruno y en Víctor. Todos los personajes llevan algo mío, porque cuando escribes inevitablemente dejas pedazos de ti en la historia. Valeria comparte mis inseguridades, mi amor por la escritura y mi manera de ver el mundo. Lola representa esa parte más libre y desenfadada que todos tenemos dentro. Nerea y Carmen reflejan otras facetas de mi vida y de las personas que me rodean. Y en Bruno hay mucho del miedo que todos sentimos cuando nos enfrentamos a algo nuevo y no sabemos si estaremos a la altura.

Bruno lidia con un fuerte síndrome del impostor. ¿Es algo que usted también ha sentido en su carrera?

Por supuesto. Creo que todos los que nos dedicamos a la escritura o a cualquier profesión creativa nos hemos sentido así en algún momento. La sensación de no ser lo suficientemente buenos, de que en cualquier momento alguien nos va a descubrir y decirnos que no pertenecemos a este mundo. La escena en la que Bruno está firmando libros y teme que nadie venga es un reflejo de un miedo real. Todos los escritores hemos pasado por eso: estar sentados en una feria del libro, esperando que alguien se acerque, mientras intentamos no pensar demasiado en el vacío delante de nosotros. Pero con el tiempo aprendes que forma parte del proceso, que algunos días estarás rodeado de lectores y otros no, y que eso no define tu valía.

Cuando escribió los libros, ¿pensó alguna vez en la posibilidad de que fueran adaptados a una serie?

No. Y creo que es importante no escribir pensando en eso, porque de lo contrario el libro perdería su esencia. La literatura te permite imaginar sin límites, mientras que el audiovisual tiene que convertir esa imaginación en algo tangible. Si hubiera escrito “Valeria” pensando en su posible adaptación, habría condicionado demasiado la historia. Eso sí, después de vivir este proceso, he aprendido muchísimo del lenguaje audiovisual. Me ha ayudado a ser más ágil, a dinamizar las tramas y a encontrar formas de narrar más visuales sin perder la profundidad de los personajes.

La primera temporada se alejó bastante de los libros. ¿Cómo fue para usted ese proceso de adaptación?

Fue un reto, porque sabía que no podía ser una adaptación 100% fiel. Lo audiovisual y lo literario funcionan de manera distinta. Al principio me costó aceptar algunos cambios, pero entendí que eran necesarios para construir un producto que funcionara en pantalla. Sin embargo, en la segunda temporada hubo un giro hacia la esencia de los libros y creo que en la cuarta logramos ese equilibrio perfecto. Ahora, cuando pienso en Valeria, la imagino con la cara de Diana Gómez, y lo mismo ocurre con el resto de los personajes.

¿Por qué decidió cerrar la historia aquí y no dejar abierta la posibilidad de más temporadas?

Porque creo que hay que saber cuándo terminar. Cuando escribí los libros, me prometí no alargar la historia innecesariamente, y siento lo mismo con la serie. Ha sido una experiencia maravillosa, pero todo tiene un ciclo y me parecía justo darles a los personajes el final que merecen. Además, muchas veces alargar una historia solo por el éxito que tiene puede terminar desgastándola. Prefiero que “Valeria” se despida en un momento en el que aún conserva su esencia y que los espectadores la recuerden con cariño.

El final ocurre en la Noche de San Juan. ¿Cuánto de usted hay en esa elección?

Muchísimo. Puedes sacar a la chica de Valencia, pero no a Valencia de la chica. La Noche de San Juan es muy especial para mí y para muchos valencianos. Es un momento de renovación, de dejar atrás lo viejo y dar la bienvenida a lo nuevo. Me pareció precioso que se incorporara a la historia porque es una metáfora perfecta del cierre de “Valeria”: quemar los miedos, despedirse de lo que fue y abrirse a lo que vendrá.

Si en unos años le ofrecieran retomar la historia, ¿lo haría?

Ahora mismo diría que no, pero nunca se sabe. La vida da muchas vueltas, y lo que hoy me parece un cierre definitivo, quizá dentro de unos años lo vea de otra forma. Pero si alguna vez volviera a escribir sobre “Valeria”, tendría que ser porque tengo algo nuevo que contar, no por inercia o por presión externa. Por ahora, prefiero dejar que los personajes sigan su vida fuera de la pantalla y que los lectores los lleven consigo de la manera que más les resuene.