
Salud
Los 5 suplementos que de verdad pueden frenar el envejecimiento, según los científicos
Todas estas sustancias se pueden encontrar a la venta en forma de suplementos o complementos alimenticios

La fuente de la eterna juventud, la criogenización, el pozo de Lázaro, el elixir de la vida… La literatura, historia y cultura popular nos ha regalado decenas de soluciones ficticias para evitar lo inevitable: envejecer. Con el paso del tiempo y con el desarrollo de la investigación científica, por fin podemos afirmar con garantías cuáles son los compuestos (medicamentos, suplementos o fórmulas) más efectivos hasta la fecha para reducir los efectos del envejecimiento en nuestro cuerpo y salud.
En este sentido, los cinco 'fármacos' que explicamos a continuación han demostrado ser los que más beneficios tienen con la longevidad. No se trata de elixires mágicos ni de promesas vacías, sino de sustancias estudiadas por su impacto en la longevidad y la calidad de vida. Algunos de estos suplementos han demostrado su capacidad para ralentizar el envejecimiento a través de mecanismos como reducir el estrés oxidativo, mejorar la función celular e, incluso, promover la regeneración de tejidos.
Como decimos, no existe una fórmula milagrosa para detener el envejecimiento, pero combinar una alimentación equilibrada, hábitos saludables y ciertos suplementos puede marcar la diferencia en cómo nos hacemos mayores. A continuación, de la mano del reputado doctor Sebastián La Rosa, médico especialista en longevidad con más de 6,7 millones de seguidor@s sólo en YouTube, te presentamos los que a su juicio son los cinco de los suplementos más prometedores para combatir el envejecimiento y mejorar la calidad de vida con el paso de los años.
1. Resveratrol: el antioxidante de la longevidad
El resveratrol es un polifenol presente en algunas frutas como las uvas y los frutos rojos. Sus beneficios en la salud están bien documentados, especialmente por su efecto antioxidante y su capacidad para eliminar células senescentes, también conocidas como «células zombi», aquellas que en lugar de morir se acumulan y dañan al cuerpo.
Sin embargo, no es muy biodisponible, es decir: la cantidad de resveratrol necesaria para obtener beneficios significativos es tan elevada que sería imposible hacerlo simplemente consumiendo alimentos. Más de diez copas de vino al día para alcanzar las dosis efectivas, algo que evidentemente no es recomendable. Por eso, la mejor opción es recurrir a la habitual suplementación, con una dosis diaria de alrededor de 1.000 mg al día sería suficiente para recibir todos los beneficios del resveratrol.
Este compuesto ayuda a reducir el estrés oxidativo, proteger las neuronas y evitar la pérdida de capacidad cognitiva que suele venir acompañada con la edad. Curiosamente, sus efectos se asemejan a los de la restricción calórica, una práctica conocida por favorecer la longevidad bajo la premisa «comer menos y mejor para vivir más». Pero mediante esta sustancia eliminamos los riesgos asociados con la drástica reducción de ingesta calórica de esta práctica.
2. Rapamicina: el freno del envejecimiento celular
La rapamicina viene ganando notoriedad en la comunidad científica por su potencial para frenar el envejecimiento celular. Su mecanismo de acción se centra en la inhibición de una proteína llamada mTOR presente dentro de nuestra células y que regula el crecimiento y la diferenciación celular. Al bloquear esta vía, las células entran en un estado de autofagia, es decir, comienzan a reciclar y eliminar componentes propios dañados, lo que contribuye a la regeneración y mantenimiento de los tejidos.
Los estudios en animales han demostrado que la rapamicina puede aumentar la esperanza de vida, incluso cuando se administra en edades avanzadas. Además, se ha observado que ayuda a eliminar hasta el 80% de las células senescentes, permitiendo que los tejidos se renueven y por ende los órganos funcionen mejor por más tiempo.
A pesar de sus prometedores efectos, su uso en humanos aún no está aprobado para longevidad, ya que es un fármaco inmunosupresor, es decir: que debilita la reacción del cuerpo ante posibles enfermedades o infecciones. Algo que no es siempre malo, ya que se utiliza en otras circunstancias como en pacientes trasplantados para evitar el rechazo de órganos.
No obstante, ya hay investigaciones en curso que buscan encontrar una dosis segura que permita aprovechar sus beneficios sin comprometer el sistema inmune. Pero mientras esperamos, ya hay literatura científica que apoya a otras sustancias para tener los beneficios mencionados, como es el caso de la siguiente.

3. AKG (Alfa-Cetoglutarato): energía y regeneración celular
El Alfa-Cetoglutarato (AKG) es una sustancia clave en el proceso mediante el cual las células producen energía. Su presencia es fundamental para el metabolismo de proteínas y carbohidratos, además de tener un papel importante en la flexibilidad metabólica, permitiendo al cuerpo utilizar distintas fuentes de energía de manera más eficiente. Una sustancias que participa en más de 1.000 procesos celulares.
Para el doctor La Rosa esta es, sin duda, la sustancia «más prometedora» de las mencionadas por diversas razones: tiene grandes estudios en humanos, tiene un uso seguro y resultados más efectivos: hasta 8 años de reducción de edad biológica.
Además, su consumo se asocia con una menor morbilidad, es decir, reduce el tiempo que pasamos enfermos a lo largo de nuestra vida. Aunque su impacto en la longevidad no es tan alto como el de otros compuestos (un 10% más en estudios en ratones), su capacidad para mejorar la calidad de vida lo convierte en una opción más que interesante para quienes buscan envejecer con salud. Se puede encontrar en tiendas especializadas y no es recomendable superar la dosis de 1000 mg al día.
4. NAD+ y sus precursores: energía para las células
El NAD+ (Nicotinamida Adenina Dinucleótido) es un tipo de molécula de vital importancia para la producción de energía en las células. Su nivel disminuye con la edad, lo que afecta negativamente la reparación del ADN y la regeneración celular.
Uno de los efectos más interesantes del NAD+, además de mejorar la función celular y reducir el daño oxidativo, es su relación con las sirtuinas, un grupo de proteínas que regulan la longevidad y el metabolismo. Estas proteínas se han hecho populares en el mundo de la nutrición y la salud debido a su papel en la activación de genes relacionados con la reparación celular.
Si bien aún faltan estudios a largo plazo en humanos, las investigaciones actuales sugieren que la suplementación con NAD+ y sus precursores puede ayudar a mantener la vitalidad y la salud celular a medida que envejecemos: mediante un constante consumo de un suplemento diario de unos 100 mg se ayuda a elevar la producción de NAD+ en hasta un 60%.
5. Espermidina: activación de la autofagia
La espermidina es una poliamina que se encuentra en algunos alimentos fermentados y en el germen de trigo. Al igual que al rapamicina, su principal beneficio radica en su capacidad para activar la autofagia, el proceso de «limpieza celular» con el que se renuevan las células.
Estudios preliminares apuntan a que una dieta rica en espermidina suele estar mayormente asociada con beneficios para nuestra salud tales como una menor presión arterial o mejor función cardiovascular y por ende una reducción en la mortalidad. Además, aunque todavía es hipótesis se cree que puede contribuir a la formación de nuevas neuronas, mejorando la función cerebral a lo largo del tiempo.
Aunque existen suplementos de espermidina en el mercado, la comunidad médica aconseja como una estrategia más efectiva el mantener una flora intestinal saludable, ya que nuestras propias bacterias pueden sintetizar esta sustancia de forma natural.
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