
Mar en calma
Zerbino
La fe, la vocación de servicio y el amor fueron sus inquebrantables motores y los transmite allá donde va
Coincidí con Gustavo Zerbino hace más de veinte años en un evento de motivación en Las Palmas de Gran Canaria y pude volver a abrazarle en Mentes Expertas.
Zerbino, superviviente de la tragedia de los Andes en 1972, comenzó invitando a la extensa audiencia a reflexionar sobre el «yaísmo», esa obsesión por la inmediatez que nos impide planificar y esperar. En un mundo donde todo ocurre a golpe de clic, olvidamos que el verdadero crecimiento requiere paciencia, esfuerzo y transformación. Una evolución que conlleva conciencia y propósito; como él dijo: «pasé de incendiario a bombero».
Gustavo compartió su historia desde una perspectiva de aprendizaje y resiliencia. Habló de cómo, en los momentos más extremos, el desapego total nos hace valorar lo esencial: los abrazos, el amor, la solidaridad.
En la adversidad, la creatividad se agudiza y el propósito se convierte en la brújula que nos mantiene vivos. «El dolor te atraviesa, pero ser feliz significa honrar la vida», afirmó. Nos recordó que somos lo que sentimos y que debemos confiar en nuestras emociones.
En la sociedad improvisada de la nieve en los Andes, establecieron una única norma: estaba prohibido quejarse. Quejarnos nos roba energía, mientras que la gratitud nos mantiene en paz. Su truco es sencillo: «Todos los días agradezco seguir vivo».
La fe, la vocación de servicio y el amor fueron sus inquebrantables motores y los transmite allá donde va.
El momento más angustioso fue cuando recordó que estuvieron sepultados durante cuatro días y cuatro noches, que tuvieron que aprender a respirar en estado de latencia y a convencerse de que saldrían vivos. Porque no hay otra opción que «jugar a ganar».
Su mensaje final es poderoso: estar bien es una decisión. Apaga el ruido, escucha tu voz interior y elige vivir con gratitud. Porque la vida no se trata solo de sobrevivir, sino de encontrar un compromiso que nos lleve a la acción y nos haga extraordinarios.
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