Alemania

El fracaso de la Coalición Semáforo lastra a Scholz

El canciller recorre Alemania en una frenética campaña con la esperanza de evitar una histórica derrota del SPD

El fracaso de la Coalición Semáforo lastra a Scholz

POTSDAM (Germany), 22/02/2025.- German Chancellor Olaf Scholz visits his constituency a day before the election in Potsdam, Germany, 22 February 2025. Germany will hold early federal elections on 23 February 2025 to elect a new Bundestag (parliament). (Elecciones, Alemania) EFE/EPA/FILIP SINGER
El canciller alemán, el socialdemócrata Olaf Scholz, ayer en un mitin en PotsdamFILIP SINGERAgencia EFE

Olaf Scholz se ve extraño en el escenario de “World Wide Wohnzimmer”, un canal de Youtube donde Dennis y Benni Wolter -dos comediantes alemanes- entrevistan de manera satírica a sus invitados. El canciller está en campaña y, aunque no es su hábitat natural, su equipo sabe que participar en eventos como este le acerca a un público jóven y más cuando arrastra pésimos índices de popularidad. “¿Messi o Ronaldo?”, le pregunta uno de los comediantes. “Cualquiera de los dos juega al fútbol mucho mejor que yo”, responde Scholz sentado en un sofá de terciopelo verde mientras trata de salir al paso de un formato en el que normalmente participan actores, comediantes o músicos como invitados. "Pero, ¿por qué te haces esto?" le cuestiona el otro moderador. "Me estoy exigiendo mucho", responde el político. Sin embargo, la cuestión principal es saber por qué en esta campaña el canciller está dando pasos para salir de su zona de confort y así convencer más a la gente.

Scholz es conocido por su humor típico de Hamburgo, su ciudad natal, que no entiende o llega a gustar al resto de Alemania. Con ese humor, combinado con eslóganes electorales, el canciller ha recorrido media Alemania, saltando de una cita a otra y participando en todo tipos de eventos, tanto de “youtubers” como colándose en los preparativos del mismísimo carnaval de Colonia -toda una seña de identidad para esta ciudad-, para luchar por todos los votos, desde los jóvenes hasta los mayores y así intentar sacudir su imagen de canciller de la fracasada coalición tripartita. La pregunta es si lo está consiguiendo. Por suerte, cuenta con el apoyo de casi toda la esfera socialdemócrata y allí donde va se rodea de los candidatos de distrito o de otras celebridades del partido y en los discursos, sobre todo cuando toman la palabra sus colegas de formación, se hace referencia a sus muchos años de experiencia: su trabajo como canciller, como Ministro de finanzas, como Ministro de trabajo y, por supuesto, a sus logros. El Scholz que mantuvo a raya los precios de la energía cuando comenzó la guerra en Ucrania; el Scholz que, durante la pandemia y cuando era ministro de Finanzas, proporcionó ayudas y rescató a algunas empresas; el Scholz que habló por teléfono con el comité de empresa de Volkswagen cuando la empresa planeó recortes de personal. No obstante, en esos discursos a menudo se ignora el hecho de que Scholz, como canciller, intervino demasiado tarde o con demasiada vacilación ante las diversas disputas que protagonizó su ejecutivo en los últimos años. Por supuesto, también se ignoran escándalos como el de Wirecard, una compañía de pagos digitales que quebró en medio de sospechas de fraude y manipulaciones contables y por la que Scholz tuvo que comparecer a petición de la comisión de Finanzas del Bundestag. A la contra, no olvida señalar que tanto él como su formación, el Partido Socialdemócrata (SPD), trabajan a favor de los ciudadanos "normales" y los "trabajadores decentes" mientras que su mayor contrincante -el candidato de la Unión conservadora, Friedrich Merz-, solo tiene en mente a los ricos.

Al SPD le gusta presentar a Scholz como un hombre de política exterior "prudente" o, como se escuchó en campaña, el "Olaf" que se enfrenta al nuevo presidente de Estados Unidos. Cuando Donald Trump declaró que quería incorporar Groenlandia a los Estados Unidos, Scholz tomó la palabra y se refirió a la "inviolabilidad de las fronteras". Sin embargo, el tema de la política exterior jugará un papel diferente para él en las próximas semanas. El todavía canciller insiste en que se deben pedir préstamos por un importe adicional de 3.000 millones de euros en ayuda para Ucrania. Algo que ha provocado las críticas en el actual gobierno, pero también dudas entre algunos socialdemócratas. El secretario general del SPD, Matthias Miersch, llegó a asegurar que no podemos dar a Ucrania nada que "tendríamos que quitarle a nuestros pensionistas o a los municipios". Con todo y a pesar del buen talante del canciller, el partido no ha conseguido salir de la parte baja de la estimación de voto. Algunos analistas le aconsejan que, en el diálogo ciudadano, debería implicarse con la gente y sus problemas y no hablar de forma tan "escolástica" como cuando se dirige a la tribuna del Bundestag. Mientras tanto, y a escasos días para que abran los colegios electorales, muchos socialdemócratas siguen pensando que el actual ministro de Defensa, el popular Boris Pistorius, habría sido un mejor candidato a canciller. Ya no hay vuelta atrás y lo que está claro es que las bases del SPD siguen con nerviosismo los acontecimientos de la campaña electoral y que algunos ya no creen en el éxito de este partido.

Además y desde hace tiempo se especula sobre posibles socios de coalición y sobre el papel que desempeñará el líder socialdemócrata en el futuro. El propio Scholz lo tiene muy claro: no quiere ser miembro de un gabinete comandado por Merz. Es más, subraya una y otra vez que solo tiene un plan A: que el SPD consiga la mayoría y que lidere el gobierno. Una frase que ya pronunció durante la campaña de 2021. Entonces nadie le creyó pero en aquel momento no llevaba aún tres años como canciller.