Manresa
La Crida y el apoyo a Sánchez rompen el grupo del PDeCAT
La votación de los Presupuestos ha abierto el primer campo de batalla, pero no será el único.
La votación de los Presupuestos ha abierto el primer campo de batalla, pero no será el único.
Carles Puigdemont y Joaquim Torra están decididos a imponer la Crida per Catalunya como su fórmula política para agrupar a la derecha independentista. Sin embargo, el camino no es fácil. De entrada, la Crida quiere constituirse como partido político. Lo quería hacer el 6 de diciembre, pero las divergencias internas dieron al traste con esta fecha. Se retrasó hasta el 19 de enero y se han vuelto a posponer al 26 de este mismo mes. La Crida nació como fórmula transversal que agrupara a todo el independentismo, pero este objetivo se frustró de inmediato. Ni ERC ni la CUP siguieron la senda de Puigdemont, que ha visto reducido su espacio electoral a la derecha independentista. Ahora el PDeCAT está dispuesto a no ser una mera comparsa y disputarle el espacio. Quieren mantener el partido, pero no disolverse. Hace unos meses los que se enfrentaron con Puigdemont cayeron en el congreso –Marta Pascal, la presidenta, fue la principal víctima–, pero ahora la situación «ha cambiado y las cosas no serán como antes», afirman desde el sector oficialista, donde reconocen que el partido puede saltar por los aires porque «Puigdemont también tiene sus peones en el PDeCAT».
Es, precisamente, la voluntad de la Crida de constituirse como partido el principal escollo porque el PDeCAT de David Bonvehí, Ferran Bel y Carles Campuzano se niega a diluir su capital en este partido que, teóricamente, estará presidido por Jordi Sánchez. Es decir, una parte del PDeCAT se niega a desaparecer en la amalgama de «personas y personajes, muchos de ellos sin ninguna experiencia», que se agrupan tras la Crida. «Soy del PDeCAT y nunca seré de la Crida», apuntó ayer a LA RAZÓN un alto ex dirigente de Convergència i Unió, ahora situado en segunda línea, pero que conserva su influencia.
El pulso se ha mantenido soterrado, pero la cercanía de las fechas de constitución de la nueva formación está acelerando los enfrentamientos. Los Presupuestos Generales del Estado han abierto el primer campo de batalla, aunque no será el único. El PDeCAT está dispuesto a desbloquear el camino de la tramitación, reservándose el voto definitivo. «Hay que ganar tiempo. Si cae Sánchez el escenario será peor», apuntan fuentes de la formación. Ferran Bel, secretario de Organización y diputado en el Congreso, abrió la Caja de Pandora y recibió puntual respuesta de la también diputada y vicepresidenta del partido, Miriam Nogueras, que rechazó la posibilidad de contemporizar con Sánchez. Sin embargo, los partidarios de Puigdemont no tienen el control de los ocho diputados del Congreso. La correlación de fuerzas está decantada en los partidarios de mantener al PDeCAT como fuerza de referencia. Seis de estos diputados seguirían las consignas de apoyo a los presupuestos, al menos en su tramitación. Otras fuentes rebajan a cinco los apoyos a la dirección del PDeCAT y a tres los partidarios de Puigdemont.
La ruptura del partido es una posibilidad que las fuentes consultadas tratan de minimizar, pero «existe, sin duda». El grupo parlamentario podría ser la primera escenificación de la ruptura, aunque el presidente Pedro Sánchez se garantizaría los apoyos necesarios para seguir el trámite de los Presupuestos. El PSOE contaría con el apoyo a la tramitación de ERC, PNV y Podemos, además de los diputados díscolos con Puigdemont que además de sumar al proyecto de Sánchez no presentarían una enmienda a la totalidad. Es decir, los partidarios de Puigdemont no tendrían capacidad de maniobra en el Congreso.
Sin embargo, este debate táctico oculta otro más estratégico: el control del poder municipal. El PDeCAT quiere mantener este poder municipal, su principal capital político, y no está dispuesto a entregárselo a Puigdemont y a su gente. «Si en algunos municipios se presentan personas ajenas al partido, el desastre está servido», apunta un dirigente de la formación. La fórmula de la dirección del PDeCAT es «Junts per» seguido del nombre del municipio. Están dispuestos a incorporar independientes, pero se reservan el control de las listas, cosa que Puigdemont y los suyos no aceptan.
A este complejo panorama se ha sumado la Asamblea Nacional Catalana que ha impulsado primarias para «asegurar una lista única independentista y transversal», para «conseguir el máximo de ayuntamientos independentistas para implementar el mandato del 1-0», según reza la web primariescatalunya.cat. Según esta página, la ANC está impulsado primarias en más de 50 municipios, aunque apenas tiene 41.390 inscritos para votar. Sabadell, Terrassa, Manresa, Lleida, Tarragona, Reus y Hospitalet se suman a las primarias de Barcelona que ha organizado, y pagado, la ANC. El diputado Ferran Bel lanzó estos días sus dardos contra esta iniciativa que se realiza al margen de ERC y la CUP, pero también del PDeCAT, y «tampoco es la estrategia de Puigdemont», apuntan fuentes independentistas.
En Barcelona, la «lista unitaria» estará encabezada por Jordi Graupera, que se suma a Ferran Mascarell –aupado por Junts per la República, un grupo teóricamente cercano a Puigdemont que tiene a Agustí Colomines como su gurú y cuenta con el apoyo de algunos diputados en el Parlament– y a la candidata del PDeCAT, Neus Munté, que podría tener de número dos a Joaquim Forn, preso en Lledoners. «Hablan de listas unitarias, actúan como un partido político y fuerzan nuevas listas», apuntan fuentes independentistas críticas con la ANC. Además de estos candidatos, en Barcelona Ernest Maragall lidera la lista de ERC y la CUP también presentará lista propia. Este escenario puede repetirse en estos más de 50 municipios que pueden presentar un supuesto candidato unitario que, en realidad, se convertirá en un actor más y, por ende, desunirá todavía más al independentismo.
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