Fiesta Nacional
La lluvia desluce el desfile del 12-O y descafeína los abucheos a Sánchez
El mal tiempo obliga a cancelar el desfile aéreo, el salto paracaidista y la pasada de la "Patrulla Águila". La escasa asistencia de público reduce los abucheos al presidente, aunque se pudieron escuchar gritos de "dimisión" y silbidos
Finalmente, el mal tiempo ha ganado la batalla y ha reducido el desfile del Día de la Fiesta Nacional a un acto prácticamente simbólico, pues la lluvia ha obligado a anular el desfile aéreo, el salto paracaidista y la pasada de la "Patrulla Águila". De hecho, en un momento todo parecía a apuntar a que el terrestre iba a correr la misma suerte, algo que al final no ha ocurrido. Además, ha provocado una menor asistencia de público, por lo que los ya tradicionales abucheos contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se han visto muy reducidos con respecto a otras ediciones, aunque sí que se han escuchado silbidos, insultos y peticiones de dimisión.
Y es que Sánchez, tradicional blanco de las críticas ciudadanas en este acto castrense, llegaba cargado de cesiones a independentistas y nacionalistas (cupo catalán o beneficios a etarras), además de por los casos de corrupción que afectan, por un lado a su entorno familiar y, por otro, a su Gobierno y partido, salpicándole incluso a él. De ahí que pese a la intensa lluvia que ha caído a lo largo de todo el acto, los ciudadanos que sí se han atrevido a acercarse al Paseo del Prado han aprovechado para increparle, sobre todo al principio y al final. Pero eran menos y la lluvia hacía muy difícil que sus quejas llegaran hasta la tribuna real. Pese a ello, sí que ha habido gritos de "Pedro Sánchez, dimisión", "fuera" y silbidos.
De nuevo, como viene siendo habitual ya, su llegada no ha sido anunciada por megafonía, por lo que ha tenido un momento de tranquilidad mientras esperaba a los Reyes en un lugar apartado, cubriéndose de la intensa lluvia que no dejaba de caer. Pero en cuanto ha salido y se ha acercado a recibirles, han comenzado esos silbidos e insultos de los pocos que se han atrevido a desafiar al mal tiempo. Pero esa menor afluencia que en ediciones anteriores hacía que llegaran a la Plaza de la Lealtad con poca fuerza.
Solo han cesado cuando, esta vez sí, por megafonía han avisado de que los Reyes se aproximaban por el Paseo del Prado. Esos abucheos se han tornado entonces en aplausos y vítores que acompañaban el paso de la comitiva real. Una vez han llegado a la plaza han sido recibidos por la ministra de Defensa, Margarita Robles; el del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro Esteban López Calderón.
La Princesa, con uniforme de la Armada
Y como el año pasado, Doña Leonor ha vuelto a asistir con uniforme militar, en esta ocasión el de gala de la Armada, al ser la guardiamarina de primero Borbón Ortiz y cursar la segunda fase de su formación militar en la Escuela Naval de Marín (Pontevedra). Su padre, capitán general de las Fuerzas Armadas, lucía el uniforme del Ejército de Tierra.
Tras escuchar el himno nacional, acompañado por las salvas de artillería, los Reyes han saludado a las autoridades, entre las que se encontraba una de las grandes novedades de este desfile: la presencia por primera vez en 14 años de un presidente catalán,Salvador Illa, quien ha roto así los desplantes de sus antecesores con la Fiesta Nacional. El último en estar presente este día fue el socialista José Montilla, en 2010.
Con todos ya situados en las tribunas y en el palco presidencial, ha arrancado el desfile como tal, deslucido por la intensa lluvia que no ha dejado de caer. En algunos momentos, con tanta fuerza que hacía temer lo peor: su cancelación total.
Anulada toda la parte aérea
En este instante debían haber saltado los paracaidistas de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire (PAPEA) con dos banderas: la de España (portada por la cabo 1º María del Carmen Gómez), y la del aniversario de la proclamación del Rey, (portada por el cabo 1º Francisco Vico López). Sin embargo, la lluvia lo ha impedido, aunque hasta el último momento lo han intentado. Por ello, la enseña nacional ha llegado por tierra.
Esa bandera es la que se ha izado en un mástil, en el que se ha llevado a cabo el homenaje a los que dieron su vida por España. Se trata del momento más emotivo de todo el acto y en el que el Rey, acompañado por la Princesa Leonor, ha depositado una corona de laurel. Todo, de nuevo, bajo la lluvia.
Felipe VI y su hija han cantado junto al resto de uniformados "La muerte no es el final", que ha dado paso al toque de oración y un silencio casi sepulcral.
Sin desfile aéreo ni "Patrulla Águila"
Y al igual que el salto paracaidista, la "Patrulla Águila" tampoco ha podido llevar a cabo su primera pasada pintando los colores de la bandera, por lo que directamente ha arrancado el desfile terrestre, ya que el aéreo se había cancelado a primera hora de la mañana. La previsión era que por el cielo de Madrid pasasen 56 aviones y 29 helicópteros, algo que no ha sido posible.
En ese momento han comenzado a desfilar las primeras unidades motorizadas, encabezadas por la sección de motos de la Guardia Real. Ante la atenta mirada de los ciudadanos han pasado 49 motos y 117 vehículos, aunque en esta ocasión han faltado algunos de los grandes carros de combate, como los "Leopardo 2E", que en otras ediciones sí que han estado presentes, aunque fuese sobre góndolas. O los "Pizarro". Sí que se han podido ver blindados "Centauro", los RG-31 o el Vehículo Ligero de Operaciones Especiales (VELOE). También han desfilado los Piraña de Infantería de Marina o diferentes medios de la Unidad Militar de Emergencias (UME), la Guardia Civil o la Policía Nacional. Y como novedad, dos camionetas de la Agencia Española de Cooperación para el Desarrollo (AECID), que se estrenan en esta celebración.
Parón por la lluvia en el desfile terrestre
Y tras todos los vehículos, alrededor de 4.000 militares, guardias civiles y policías a pie bajo la lluvia. Eso sí, a mitad de este desfile, la lluvia era tan fuerte que las unidades se han detenido y se ha podido ver en la tribuna al Rey hablando con Sánchez y la ministra de Defensa. Todo parecía indicar que también se iba a suspender el resto de la parte terrestre, pero las precipitaciones han reducido su intensidad y se ha decidido continuar. En el palco, se veía a los Reyes y a la Princesa empapados.
Como todos los años, los más aplaudidos han vuelto a ser los efectivos de la UME y los legionarios, aunque estos últimos no han pasado con su característica cadencia de 160 pasos por minuto y lo han hecho a paso ordinario junto a su mascota, "Killo", un borrego de seis años. En esta ocasión han desfilado los efectivos del Tercio "Don Juan de Austria" 3º de la Legión, con sede en Viator (Almería). Los miembros del Grupo de Regulares de Ceuta 54, también han desfilado a un ritmo normal, y no con sus habituales 90 pasos por minuto. Ellos han dado paso a las unidades a caballo de Guardia Real, Guardia Civil y Policía Nacional, que han puesto punto y final al desfile.
Aún con la lluvia sobre ellos, los Reyes se han despedido de las autoridades y han abandonado el lugar con destino al Palacio Real para la tradicional recepción. Tras ellos, Pedro Sánchez, quien, de nuevo, dentro de esa tradición que forma parte de este acto castrense, ha sido despedido entre silbidos y más abucheos de los ciudadanos. Eso sí, como al principio y durante todo el acto, mucho menos fuertes que en otras ocasiones. Esta vez, la lluvia le ha mojado pero le ha dado un ligero respiro.
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