Cultura

Este imponente templo es la iglesia templaria más grande del mundo, y está en España

Fue construido en el siglo XIII y está en pleno Camino de Santiago

Iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de Sirga
Iglesia de Santa María la Blanca de Villalcázar de SirgaJcylJcyl

España es uno de los países que cuenta con mayor número de templos religiosos que se han convertido en referentes turísticos. Muchas son las iglesias de una belleza espectácular que contemplan los pequeños pueblos de la geografía nacional que hacen las delicias del arte. Desde la más antigua, situada en la pequeña localidad palentina de San Juan de Baños, consagrada en el año 661 por expresa donación y voluntad el rey visigodo Recesvinto hasta nuestros días, son innumerables los templos que se encuentran en todos los rincones de España. Pero en esta ocasión nos vamos a centrar en una impresionante iglesia, que se encuentra en pleno Camino de Santiago y que destaca por ser el templo templario más grande del mundo.

La Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón, conocidos popularmente como caballeros templarios u Orden del Temple, fue fundada en 1118 por Hugo de Payns, junto con nueve caballeros. Se sabe que estos caballeros llegaron al territorio ibérico en la primera mitad del siglo XII, motivados por la defensa de los cristianos frente a los musulmanes, los reyes cristianos peninsulares les implicaron en el proceso tradicionalmente conocido como Reconquista.

La primera incursión templaria en la península Ibérica se había producido el 19 de marzo de 1128, un año antes de que se llevase a cabo la regularización de la Orden en Troyes. La reina Teresa de Portugal había donado a los caballeros el castillo de Soure y todas sus rentas para su protección frente a los musulmanes. La iniciativa de la soberana lusa fue seguida por monarcas hispánicos, destacando Alfonso VII de León al entregarles la protección de las tierras de Soria en noviembre de 1146, o su sucesor, Fernando II de León, que les recompensó con enclaves y fortalezas en la zona tras participar en la conquista de la región de la Transierra leonesa entre 1166 y 1169.

Los caballeros templarios tuvieron presencia en España hasta la disolución de la propia Orden a nivel internacional, hecho que tuvo lugar en 1312. Durante todo este tiempo además de luchar contra los musulmanes fueron capaces de numerosos monumentos, entre iglesias y castillos, que han llegado hasta nuestros días y son algunos de los más visitados.

Iglesia de Santa María la Blanca

Uno de los que más destacan es la iglesia templaria más grande del mundo. Esta no es otra que la de Santa María la Blanca, situada en el bello municipio palentino de Villalcázar de Sirga, una villa que perteneció a la Orden del Temple. El topónimo de Villacázar proviene de la aglutinación del sustantivo latino “villa” (quinta, granja, etc.) más el árabe “quars” (palacio o fortaleza). Lo de Sirga se refiere a la que así se denomina al viejo Camino francés. Ya, en la documentación de 1069, se citaba a esta villa como Villasirga en referencia a la vía o camino que pasaba por sus cercanías, según señala la web del Ayuntamiento de la localidad.

La villa debió ser una buena encomienda a juzgar por la importancia de su iglesia. Estuvo fortificada y aún se conservan restos de almenas por el lado norte, además de un fuerte cubo volado. La titular del templo es Santa María, cuyos milagros llegaron a ser famosos en la Edad Media. Alfonso X el Sabio refirió en sus Cantigas doce de estos milagros. El Camino de Santiago hizo una pequeña desviación al llegar a estas tierras para poder aproximarse a este lugar de tanta fama y devoción.

Su principal atractivo es su iglesia, que sorprende por la majestuosidad de sus dimensiones catedralicias -se la denomina como la catedral templaria-, destacando sobre la localidad nada más uno se adentra en el entorno de la iglesia. Es un soberbio edificio de sillería, construido a finales del siglo XII y principios del XIII. Su condición de encomienda templaria de la Corona de Castilla no está documentada antes de 1307, solo cinco años antes de la supresión de la orden en los reinos hispanos.

En el siglo XIII los monarcas Alfonso X el Sabio y su hijo Sancho IV se vincularon intensamente al templo, el primero de manera literaria y el segundo religiosa: Alfonso X se inspiró en él para componer doce de sus Cantigas de Santa María, mientras que Sancho IV lo visitó en peregrinación en varias ocasiones, durante la Semana Santa, para hacer penitencia ante la Virgen de Villasirga, de la que era gran devoto.

Tras la disolución de la Orden del Temple en España en 1312, Santa María de Villasirga fue cedida a Rodrigo Rodríguez de Girón y posteriormente a la familia de los Manrique. Ya en el siglo XV, merced a una política de enlaces matrimoniales, pasa a poder de Fernando de Sotomayor. Dos siglos después, en 1661, se crea el título de conde de Villalcázar de Sirga, que es concedido a Juan de Echeverri y Rovere, capitán general de la Armada. En 1664, como señor que era de Villasirga, cederá el templo de Santa María la Blanca al Obispado de Palencia, con el objeto de establecer en él la única parroquia local que actualmente persiste, según señala Wikipedia.

Tras ser declarado Monumento Nacional en 1919, se acometieron en el templo varias intervenciones, de distinto carácter y orientación, desde 1932 hasta nuestros días. En tanto que Monumento Histórico-Artístico Nacional, es Bien de Interés Cultural (BIC).

El templo se construye en tres naves separadas por pilares cruciformes y bóvedas de crucería, crucero y tres ábsides en el lado de naciente. De las cinco capillas que rematan la cabecera, las tres centrales son planas en su fondo y permanecen alineadas, sin que exista separación física entre ellas. Se trata de un testero recto de influencia borgoñona. Las otras dos de los lados se cierran en ábsides poligonales.

Exterior

Uno de los aspectos más espectaculares del templo es la espectacular fachada de la puerta meridional, junto a la capilla de Santiago, sobresaliente por la calidad de sus esculturas protogóticas del siglo XIII y que recuerda en muchos aspectos las portadas románicas. El vano de entrada a la iglesia está conformado por seis arquivoltas apuntadas, decoradas con 51 figuras que representan ángeles, santos, clérigos y otros personajes con instrumentos musicales, y apeadas en capiteles con decoración vegetal y jambas lisas.

Más notable aún es el doble friso que discurre en el lienzo de muro por encima de la portada mayor. Evoca poderosamente los frisos iconográficos de modelos palentinos como San Juan de Moarves y Santiago de Carrión de los Condes. Son galerías ciegas con intercolumnios ocupados por las figuras y unidos por arcos trilobulados, sobre los que aparecen adornos de construcciones arquitectónicas.

Interior

Si sorprende el exterior del templo, tampoco deja indiferente el interior, con un impresionante Retablo Mayor, que integra piezas y elementos realizados en diferentes épocas. La parte más antigua es el Calvario que lo remata, tres artísticas tallas (Crucificado, Santa María y San Juan) góticas de hacia 1300. De finales del siglo XV o principios del XVI son las tablas de estilo hispanoflamenco, atribuidas al Maestro Alejo, un pintor de origen alemán. Son 27, representan a santos, escenas hagiográficas y pasajes evangélicos, y se distribuyen en una mazonería de tres cuerpos más banco, cuatro calles y dos entrecalles, con guardapolvos perimetral. La quinta calle, en el centro, está ocupada por una hornacina que acoge a la venerada Virgen de Villasirga, Santa María la Blanca, talla gótica del siglo XIII en la que la Virgen se muestra sedente y con el Niño en brazos.

En el siglo XIV, en la parte meridional, anexa a la portada, se levantó la capilla de Santiago, perteneciente a la orden de caballería del mismo nombre o a un caballero santiaguista. Este espacio está iluminado por un bello rosetón, que inunda de luz las naves del crucero; se cubre con bóveda de crucería con terceletes y combados, apeada sobre ménsulas que llevan inserto el escudo y cruz de la Orden de Santiago.

Sepulcros

La capilla acoge tres sepulcros góticos:

-Sepulcro del infante Felipe de Castilla, hijo de Fernando III el Santo y hermano de Alfonso X el Sabio, que falleció el 28 de noviembre de 1274.

-Sepulcro de Inés de Guevara, que fue la segunda esposa del infante Felipe de Castilla.

-Sepulcro de Juan de Pereira, caballero de la Orden de Santiago.

Las dos primeras obras funerarias, trasladadas en 1936 desde su emplazamiento primitivo en las naves, son exentas y se apoyan sobre leones. Su realización ha de situarse en el último cuarto del siglo XIII. Destacan por la representación en relieve de los difuntos, en pose yacente y ricamente ataviados, en las laudas superiores y, en las paredes de la yacija, escenas de duelo, cortejo fúnebre, entierro, con la familia y las fuerzas vivas del reino, tanto militares como eclesiásticas, labradas bajo arcos apuntados de intradós trilobulado y castilletes en sus enjutas.

El tercer sepulcro, correspondiente al caballero santiaguista Juan de Pereira, es posterior, del segundo cuarto del siglo XIV, y su decoración es mucho más sobria. El difunto se representa también en bulto yacente, bajo el cual se distribuyen relieves iconográficos y decoración heráldica.

El templo contiene otras obras de arte. En el lado del Evangelio, se hallan: el retablo de Santiago, renacentista plateresco, de hacia 1530, estructurado en tres cuerpos, tres calles y predela, ejecutado por Cristóbal de Herrera, con once pinturas sobre la vida y milagros del santo y una escultura de Santigo Peregrino obra de Juan de Valmaseda.

En el lado de la Epístola destacan el retablo de San Antonio, con mazonería del siglo XVII y siete tablas pintadas de principios del XVI atribuidas al denominado Maestro de Calzada; el órgano realejo, procedente de la ermita de Nuestra Señora del Río y realizado por el organista José Otorel en 1844; el Retablo de Nuestra Señora de la Paz, obra sencilla del primer tercio del siglo XVIII o el retablo del Santo Cristo, obra neoclásica de 1860 y que acoge un Cristo Crucificado del siglo XVI.