
Cronología de la pandemia
Una de las peores crisis sanitarias de la historia
La Covid-19 ha dejado más de 120.000 muertes en España. La puesta en marcha de la vacunación supuso el principio del fin del virus, aunque todavía quedan muchas secuelas por superar

La frase más repetida estos días, cuando se cumplen cinco años de la declaración del primer Estado de Alarma en España por la covid, el 14 de marzo de 2020, es «parece que fue ayer». Y, sin embargo, han pasado 60 meses, un total de 1.826 días, desde una de las emergencias sanitarias más importantes a nivel mundial de las últimas décadas, que ha causado cerca de siete millones de muertes y de las que más de 120.000 se han registrado en España.
Las primeras noticias del virus procedente de China, «que se asemejaba» a la gripey del que España no iba a tener«más que algún caso diagnosticado», según declaró al inicio de la pandemia el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, se transformó en un huracán que estuvo a punto de llevarse por delante el sistema sanitario español, y que puso al descubierto las debilidades del mismo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el SARS-CoV-2 como emergencia sanitaria internacional el 30 de enero de 2020. El primer caso en nuestro país se detectó en un turista alemán en la isla canaria de La Gomera, y el primer fallecido a causa de la Covid-19 en España se notificó el 3 de marzo en Valencia.
El 8M se celebró una manifestación multitudinaria por el Día de la Mujer, que después alimentó una intensa polémica entre sus defensores y quienes consideraron que fue un error celebrarla, por la falta de medidas de autoprotección entre los ciudadanos que asistieron. A partir de ahí todo sucedió muy deprisa.
Tras la declaración del estado de alarma por el Gobierno de Pedro Sánchez, las calles quedaron desiertas, los estudiantes y profesores vieron cómo sus aulas se trasladaban a sus casas, los hospitales se saturaron y los profesionales sanitarios trabajaron hasta la extenuación, en un primer momento sin equipos de protección, mascarillas o respiradores. Durante esa terrible primera ola más de 45.000 personas perdieron la vida, y en un solo día, el 30 de marzo, llegaron a registrarse 929 muertes.
El estado de alarma, que se prorrogó 98 días, duró hasta el 21 de junio. Durante el mismo se impusieron estrictas medidas de confinamiento a la población, gracias a las que se consiguió «rebajar la curva» de contagios. No obstante, el impacto económico fue devastador, y muchos negocios tuvieron que cerrar al no resistir las consecuencias de la pandemia.
Sin embargo, también hubo hitos importantes, como los conseguidos por la Comunidad de Madrid, que en apenas 72 horas levantó el Hospital de Ifema, o la construcción en 100 días del Hospital Público Enfermera Isabel Zendal, para hacer frente al aluvión de casos.
La rápida relajación de las medidas restrictivas trajo una segunda ola en verano, asociado a un brote de trabajadores temporeros. El Ejecutivo de Sánchez tuvo que decretar otro estado de alarma, el segundo, que en esta ocasión duró 196 días (del 25 de octubre de 2020 al 9 de mayo de 2021), y que supuso un caos desde el punto de vista legislativo, porque cada comunidad adoptó las medidas que le parecieron pertinentes para controlar el virus.

Un giro de 180ª con la vacunación
La llegada de las primeras vacunas y el comienzo de la campaña de inmunización contra el virus en diciembre de 2020 supuso un punto de inflexión en la pandemia. Las personas mayores y los profesionales sanitarios fueron los primeros en recibirlas, aunque aún quedaba mucho trabajo por delante.
A pesar de los avances conseguidos con la vacunación, el año 2021 comenzó con una tercera ola tras las vacaciones navideñas, y aparecieron en escena nuevas variedades del virus, primero Delta (que apareció en India) y luego Omicron (surgida en Suráfrica), que volvieron a disparar los casos. A consecuencia de esta última variedad se registraron cifras récord de contagios, y se llegó a contabilizar 50.000 en un solo día, y en la primera quincena de febrero se superaron los 700 decesos. La tercera ola se cobró la vida de más de 25.000 personas, y la ocupación en las UCI volvió a subir al 16%.
Aún así, el alto porcentaje de vacunación entre la ciudadanía, que superó el 90% entre la población mayor de 12 años, evitó una crisis sanitaria como la sucedida en 2020.
Motivado en gran parte por esa alta cobertura en la inmunización de los ciudadanos, el Gobierno de Sánchez optó por la estrategia de la «gripalización» de la pandemia. La Comisión Pública aprobó la nueva «Estrategia de Vigilancia y Control frente a la Covid-19», que entró en vigor en marzo de 2022, lo que supuso la consolidación de la «nueva normalidad». Los aislamientos y los test dejaron de ser obligatorios, y se pasó a contabilizar solo los contagios entre las personas más vulnerables, como los mayores de 60 años.
La mascarilla dejó de ser obligatoria en interiores el 20 de abril de ese año, a excepción de en los centros y establecimientos sanitarios, residencias de ancianos y transporte público.
El cansancio entre la población provocó que las campañas de vacunación para administrar las dosis de refuerzo, especialmente frente a las nuevas variantes, tuvieran menos aceptación. A finales del año 2022 la pandemia ya no ocupaba un lugar preferente en los medios de comunicación o la política.
Finalmente, 2023 supuso el fin de la emergencia sanitaria en España, con la retirada de las últimas restricciones, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en mayo que la Covid-19 ya no era una emergencia global.
El sistema sanitario poco a poco comenzó a recuperarse, pero han surgido nuevos desafíos a consecuencia de la enfermedad, como el aumento de los problemas de salud mental, el retraso en el diagnóstico de enfermedades graves como el cáncer y la perpetuación de la crisis que padecen el sistema y los profesionales sanitarios, especialmente los de Atención Primaria. Hay que destacar aquí también las secuelas que ha dejado entre muchas personas la covid persistente, y el desafío que sigue suponiendo su abordaje y tratamiento desde el punto de vista médico.
A pesar de todo, España logró superar una de las peores crisis de su historia reciente, que afectó a casi todos los ámbitos, y aunque las cicatrices seguirán presentes, el país dio pruebas de su capacidad de adaptación y resiliencia.
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