Aunque moleste
Desmontando la Transición
Sánchez y sus aliados alentarán el debate constituyente sobre las ruinas del 78
Igual que Lenin dijo «todo el poder para los soviets», Sánchez quiere «todo el poder para el Gobierno». Es la hoja de ruta del presidente con sus Frankenstein cara a una legislatura en la que, como recuerda Anson que anticipó el exministro y hoy vocal del TC, Juan Carlos Campo, se debería abrir el debate constituyente sobre las ruinas del régimen del 78. Es lo que piden Junts, ERC, PNV, Bildu, Podemos y Sumar, lo que ansía Sánchez y a lo que está abocado sin remedio una vez revalidada la alianza con las fuerzas centrífugas del secesionismo.
«Todo el poder para el Gobierno y para Sánchez». Transformado ya el Legislativo en mero apéndice del Ejecutivo, sólo resta enmudecer el Poder Judicial. Y en eso están. El primer paso fue controlar el Tribunal Constitucional, de suerte que a partir de ahora será constitucional todo lo que el TC quiera, aunque no lo sea. Por ejemplo, la amnistía. O el referéndum consultivo. O la plurinacionalidad y la convención constitucional que reclama Urkullu. Será constitucional lo que diga la mayoría progresista del TC, impregnada de un «constructivismo» que permitirá superar la Constitución sin modificar su letra. O sea, una «mutación» de enfoque «constituyente» para derribar los pilares que sustentan la Casta Magna, en circunstancias normales imposibles de remover sin PP.
Están en eso. El nuevo gobierno no puede prosperar sin avanzar en aquello que Sánchez ha firmado con Junqueras y Puigdemont. O camina por tal senda, o le obligarán a hacerlo. Aunque no va a ser necesario que nadie le presione. El presidente sabe que la única forma de perpetuarse es dinamitando la división de poderes. De manera que, más que una democracia europea plena que preserva el Estado de Derecho, el equilibrio y la independencia de los distintos poderes, iremos a un sistema de poder único o de «abuso de poder» por parte de un Ejecutivo rehén del secesionismo.
La manera en cómo se haga tal transmutación dependerá mucho de la resistencia social. No lo va a tener fácil si se mantiene la respuesta visualizada el domingo en las calles y la oposición casi unánime de jueces, fiscales y el cuerpo jurídico de la nación. Pero Sánchez puede jugar con el cansancio de la sociedad. Es difícil prolongar in aeternum la tensión de estos días. Y a él le vale con cambiar por mayoría simple la ley que permite renovar el Poder Judicial. Controlados el TC y el CGPJ, el único poder real en España será el suyo. Europa cada vez importa menos. Acudiremos a Europa y Von der Leyen mirará para otro lado. Sí se lo tomarán en serio los tribunales comunitarios, sólo que para cuando resuelvan Puigdemont ocupará otra vez la Generalitat o se habrá convocado el referéndum. ¿Qué va a hacer entonces la UE ? Nada. Igual que no hará nada si se pone en marcha un proceso constituyente. Será un asunto interno.
Aunque pensábamos que la UE nos ampara impidiendo cualquier desmán, la realidad es que esta partida la vamos a tener que jugar solos. España frente a la impunidad. El Estado humillado por una amnistía que embarra la democracia, llamada a partir de ahora a ser más «aparente» que real. El desmontaje de la Transición ha comenzado. Este país acaba repitiendo siempre los errores del pasado.
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