
Entrevista
Arturo Cardelús, a un paso de hacer historia en Los Goya
El compositor madrileño podría ser el primero en llevarse este sábado el galardón a Mejor Banda Sonora Original con una película de animación

En algo más de 24 horas, Arturo Cardelús (Madrid, 1981), podría convertirse en el primer compositor en llevarse el Goya a Mejor Banda Sonora Original por «Dragonkeeper». Hasta la fecha, ninguna película de animación ha conseguido hacerse con este galardón en esta categoría aunque han estado cerca. El compositor madrileño, vivió esta situación hace sólo cinco años con «Buñuel en el laberinto de las tortugas». Pero pese a su calidad musical, estas obras no han logrado vencer a lo largo de la historia de los premios a películas de acción real.
Este sábado, volverá a verse las caras con las tres nominadas en la misma categoría que una vez más, son de acción real. «Va a ser complicado, pero ahí vamos a estar. Alberto Iglesias ya me ganó en 2020. Me encanta lo que ha hecho en ‘La habitación de al lado’ y también está Arnau Ballester con ‘El 47’. Son pesos pesados», confiesa Cardelús a este periódico, sólo unos días después de conocer su nominación. La noticia le pilló en Madrid, pero desde hace trece años reside en Los Ángeles. «Lo vi en el directo que hace la Academia, en casa de mis padres. Sabía que tenía que ser al principio y para nuestra sorpresa, llegó la segunda. No estábamos en ninguna quiniela. Creíamos que era posible la nominación a mejor película de animación, pero no a mejor música. Había muchas bandas sonoras y muy buenas».
No es el primer proyecto que hace con Salvador Simó, ya van cuatro. Pero desde el primer momento, sintió que «Dragonkeeper» iba a ser especial. «Me dijo que iba a ser una banda sonora distinta porque la película está basada en una historia china, que tenía que usar instrumentos chinos. Para mí fue todo un desafío, nunca los había usado», recuerda para nosotros, «me dijo que podía conservar mi estilo, que no tenía que ser 100% chino porque sino hubiese contratado a un compositor chino, pero que debía encontrar el equilibrio con la orquesta sinfónica, los instrumentos de la orquesta de Hollywood y los chinos». En ese momento, Cardelús empezó un importante trabajo de investigación y de aprendizaje sobre cómo escribir para ellos. Lo más complicado, más allá de su tesitura, era averiguar qué tipo de música funcionaba con ellos. Finalmente, fue el «Erhu» -un violín tradicional chino- el que tuvo más peso en la composición. «Tenía mucha presión porque para los solos del erhu nos acompañó Karen Han, una leyenda de este instrumento en Hollywood, que lleva grabando bandas sonoras treinta años», dice entre risas. Esta artista fue la responsable de los solos de «Memorias de una Geisha», «El Último Emperador» o «Kung Fu Panda». «Me daba mucha vergüenza ir con unas partituras mal hechas. Por eso, pedí ayuda a dos compositoras chinas que residen en Los Ángeles y gracias a ellas lo hice bien».
La mayor complicación en cuanto al tipo de instrumentos vino en la afinación. Para Cardelús era muy importante expresar las frases musicales de una manera orgánica, no quería que el «bending» del «erhu» crease conflicto con la orquesta. «Trabajamos mucho para que expresivamente la banda sonora tuviese coherencia», apunta. También recuerda el volumen de trabajo como algo diferenciador en esta banda sonora. «Grabamos 92 minutos de música con la Orquesta de Budapest. Nunca había grabado tanto para una película, normalmente suelen ser entre 40 y 50 minutos».
El compositor madrileño es de los que cree que todavía hay ciertos complejos con las películas de animación a la hora de premiarlas. «A la música de animación se le pide mucho más. Suele estar mucho más cerca de la escena, describe las acciones de los personajes de una manera más literal, tiene que estar cambiando continuamente de ensemble, de tempo, de textura…». Mientras que en las de acción real el compositor puede hacer cosas más sutiles. «Como texturas que simplemente invadan la escena. Eso en animación es muy difícil, nadie te lo compra. Por eso, el papel del compositor en una película de animación es mucho más activo». Tanto que en Hollywood se las conoce como el «composer gym» -el gimnasio de los compositores- , porque requieren mucho más esfuerzo por su parte. Pese a que sus últimas composiciones han sido para películas de animación, Cardelús no se decanta por ningún género.
Los rusos recomiendan que los pianistas clásicos empiecen a tocar el piano con sólo cuatro años. Cardelús lo hizo «tarde», con 11 años, pero por iniciativa propia, casi suplicándole a sus padres que le apuntasen al conservatorio. Sin embargo, después de varios años como pianista clásico decidió dedicarse a la composición. «Me llena mucho más expresivamente». En estos momentos, se encuentra grabando la banda sonora de «Terra Alta», la serie basada en la novela de Javier Cercas y este año publicará un álbum instrumental. Escúchenle, merece la pena.
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