
La contraportada
Cierra los ojos
Dormir no tiene marcas ni precio... ¿o sí?

Descansar es el nuevo lujo, el máximo de los lujos, y no se compra ni con criptomonedas. Es la última obsesión de la generación Z que los demás seguimos atentamente, por si nos descubren algo mejor que la melatonina.
Han empezado por acuñar términos para darle formalidad al asunto. Lo llaman bed rotting (o pudrirse en la cama), y ya tiene su propia entrada en Wikipedia, el diccionario de confianza de los nativos digitales. Consiste en la nueva moda de quedarse todo el día atrapado en tu almohada viscoelástica para aliviar el estrés. Argumentan que es un parón necesario por salud mental. ¿La novedad? Tienen un truco si quieres que suene más prémium. Ahora que TikTok ha sobresaturado el hashtag, prefieren denominarlo therapeutic laziness (pereza terapéutica).

La cama como el lugar preferido de las nuevas generaciones, pero para dormir, no era el plot twist que me esperaba para el 2025. Si antes se hacía vida en el salón frente al televisor de plasma, ahora preferimos gastar en un buen colchón. ¿El mejor? El de Hogo, en el que ya han invertido desde Georgina Rodríguez hasta Álvaro Morata, pasando por Marcos Llorente. Es made in Spain, cuesta 35 000 euros (el de 1,80) y promete tener efectos antiaging avalados por la ciencia. Nota al consumidor: incluye la cama entera con el somier elaborado en madera de haya ecológica que proviene de bosques sostenibles y un topper en cachemira del Tíbet. Si estás pensado que por ese precio debería venir incluido el Dalai Lama, no estás en la onda REM.
Pero en el afán incansable de conciliar el sueño, algunos han conseguido el efecto contrario. Se conoce como orthosomnia y es el trastorno que afecta a quienes se obsesionan con monitorizar la calidad de su sueño y no logran dormir por la ansiedad que crea la expectativa de tener que cumplir con un horario de sueño. ¿Lo peor? Ahora no solo luchas con tu propia mente, también compites con tus amigos, gracias a wearables que miden el número de horas que has dormido y se conectan entre sí. Como Oura, los anillos preferidos de Kim y Gwyneth – Kardashian y Paltrow para los que no están unidos a ellas a través de la app– y que forman parte de un kit para optimizar el sueño o sleepmaxxing como lo llaman ellas… También incluye mantas con peso (prometen activar el sistema nervioso parasimpático que ayuda a la relajación); antifaces con la parte de los ojos ahuecada (para no dañar las pestañas postizas); parches para ojos; mascarillas faciales de noche para una buena rutina de beauty y las gominolas de Kourtney Kardashian Lemme Sleep (que ayudan a dormir).

Otro dato. Cuando se despegan de las sábanas de algodón orgánico de Frette, no les verás cubata en mano delante de un altavoz perreando a las tres de la mañana. Hay quien apunta a una muerte anunciada de la cultura de la noche y los clubes nocturnos. Ahora lo que priman son las fiesta en horario de día y en locales diurnos… como cafeterías. Black Coffee nunca tuvo más sentido que en este contexto. Para mis lectores no entendidos en música electrónica: Black Coffee es un DJ, y que pinche en una cafetería, sería ya la apoteosis de este trend. Descafeinado, por favor, para luego poder conciliar el sueño.
Si es verdad que los shots de jengibre han desbancado a los chupitos de tequila, no desesperes. Siempre nos quedará la rodaja de limón.
✕
Accede a tu cuenta para comentar