G20

Starmer se reúne con Xi Jinping para descongelar las relaciones bilaterales entre Reino Unido y China

El objetivo de impulsar el lento crecimiento económico del Reino Unido y trazar puentes con el gigante asiático ante los grandes retos geopolíticos

R.Unido/China.- Starmer y Xi abogan por una mayor cooperación entre Reino Unido y China durante el G20
R.Unido/China.- Starmer y Xi abogan por una mayor cooperación entre Reino Unido y China durante el G20Europa Press

El premier Keir Starmer se ha reunido este lunes con el presidente chino Xi Jinping en un intento de descongelar las frías relaciones bilaterales de los últimos años con el objetivo de impulsar el lento crecimiento económico del Reino Unido y trazar puentes con el gigante asiático ante los grandes retos geopolíticos en un momento de particular tensión. La cita, que ha tenido lugar en la sala del Sheraton Grand Hotel en Río de Janeiro, donde ambos mandatarios participan en la cumbre del G20, supone la primera reunión de un inquilino de Downing Street con Xi en más de seis años.

“Queremos que nuestras relaciones sean consistentes, duraderas, respetuosas y, como hemos acordado, evitar sorpresas siempre que sea posible”, dijo Starmer. “Una relación sólida entre el Reino Unido y China es importante para ambos países y para la comunidad internacional en general”, matizó ante los periodistas.

Aunque cuando el premier pasó a hablar de los derechos humanos, Taiwán, las sanciones chinas a los parlamentarios británicos y el caso de Jimmy Lai, el magnate de los medios de comunicación británico pro democracia que se enfrenta a un juicio en Hong Kong, los funcionarios de Pekín expulsaron a los reporteros británicos que estaban en la sala.

Antes de la reunión, el líder laborista había destacado la naturaleza “importante” de la economía china para el Reino Unido y dijo que era “justo” que Londres mantuviera una relación positiva con Pekín.

Sin embargo, las conversaciones, que se celebran tras una visita del responsable de la diplomacia británica David Lammy a China en octubre, serán examinadas con lupa por los `halcones´ de Westminster que temen que el gobierno laborista esté poniendo las preocupaciones económicas por encima de las de los derechos humanos. Aunque el acercamiento tiene una importancia más amplia tras la victoria electoral de Donald Trump, quien ha dicho que impondrá aranceles del 40% a las exportaciones chinas, lo que podría desencadenar una guerra comercial global.

Starmer es el primer responsable del gobierno británico que se reúne con Xi desde el viaje de la conservadora Theresa May a Pekín en febrero de 2018. Por su parte, el que fuera premier tory Rishi Sunak había planeado una reunión en 2022, pero el calendario se vio alterado cuando los líderes celebraron reuniones de emergencia tras un ataque con misiles en Polonia, miembro de la OTAN, cerca de su frontera con Ucrania.

En 2015, las relaciones alcanzaron su mejor momento cuando el entonces premier David Cameron habló del inicio de una "era dorada". Sin embargo, el vínculo se deterioró más tarde con Boris Johnson, ya que Trump presionó al Reino Unido para que purgara a la empresa china Huawei de la red 5G británica. Dado que el asunto era de seguridad nacional, el Reino Unido se puso del lado de Estados Unidos, pero la medida claramente agrió los lazos con Pekín.

El Gobierno laborista todavía está trabajando en su política hacia China. La auditoría en la que está trabajando Whitehall (donde se encuentran todos los ministerios) no se completará hasta el año próximo. Será entonces cuando la responsable del Tesoro, Rachel Reeves, y tal vez incluso el propio primer ministro, puedan visitar Pekín. Por ahora, el Ejecutivo tiene una posición de espera que resume en tres palabras: “desafiar, competir, cooperar”.

Starmer asegura que desafiará a China en materia de abusos de los derechos humanos y su apoyo a Rusia en Ucrania. Competirá con China en materia de comercio. Y cooperará con China en intereses compartidos, como la salud global y el cambio climático. Otras potencias occidentales utilizan un lenguaje similar a la hora de definir sus vínculos con el gigante asiático, lleno de oportunidades, pero también complicaciones. El jefe del MI5, Ken McCallum, habló el mes pasado de "una amenaza que se manifiesta a gran escala" desde China, que apunta a la información y la democracia británica.