Unión Europea
Johnson y la UE se acercan a un Brexit pactado
Londres y Bruselas apuran las negociaciones para lograr una salida ordenada tras las cesiones en Irlanda.
Londres y Bruselas apuran las negociaciones para lograr una salida ordenada tras las cesiones en Irlanda.
A punto de la fumata blanca que puede convertirse en gris o negra. Todo indica que el acuerdo está a punto de caramelo, pero todo puece hacerse añicos si se produce algún paso en falso. Entre el optimismo y la cautela, así han transcurrido las últimas horas de negociaciones entre Bruselas y Londres. «Incluso aunque un acuerdo es difícil, cada vez más difícil, aún es posible lograrlo esta semana», aseguró ayer el negociador jefe de los Veintisiete, Michel Barnier a su llegada al Consejo de Asuntos Generales que se celebró ayer en Luxemburgo. El político francés informó a las capitales de los últimos acontecimientos y envió un poderoso ultimátum a Reino Unido: la necesidad imperiosa de que la delegación británica traduzca en un documento jurídicamente vinculante las concesiones de los últimos días. El propósito era llegar a un acuerdo durante la noche de ayer con el objetivo de que hoy las cancillerías pudiesen examinar el texto. El calendario sigue marcando que los líderes europeos avalen el pacto en la cumbre que comenzará mañana en Bruselas.
La cadena BBC confirmó por la tarde que el Gobierno británico había mandado una nueva propuesta a Bruselas para evitar frontera dura en Irlanda –el que siempre ha sido principal escollo de las negociaciones– y aunque no trascendieron detalles, se cree que Boris Johnson ha realizado importantes concesiones en materia de aduanas e IVA.
El pasado viernes las capitales europeas autorizaron al negociador jefe de los Veintisiete a adentrarse en el método «túnel» por el que las dos delegaciones pueden realizar ofertas y contraofertas sin informar de manera constante a las capitales. El propósito era evitar filtraciones e injerencias en momentos especialmente delicados. De momento, este método ha resultado éxitoso ya que apenas ha trascendido información, a pesar del fuerte ritmo de trabajo y de la montaña rusa que caracteriza a las negociaciones del Brexit. Ayer los negociadores no desperdiciaron ni un minuto y el homólogo de Barnier, Stephen Barclay, se deplazó hasta el Gran Ducado para continuar apuntalando el acuerdo. Su mensaje fue muy parecido al de Barnier: el pacto parece al alcance de la mano, pero no se puede dar por seguro. Hay que seguir trabajando.
De momento, se sabe que Reino Unido ha renunciado a su última propuesta que establecía dos fronteras de distina naturaleza en la isla de Irlanda: una en el mar de Irlanda y otra en el Ulster. De esta manera, la delegación británica ha vuelto a la primera propuesta esbozada por la primera ministra Theresa May en la que el mar de Irlanda se convertía en la única frontera con controles entre Reino Unido y las dos Irlandas. Esto permite preservar los acuerdos de Viernes Santo –que consiguieron la pacificación del país tras décadas de terrorismo sangriento por parte del IRA– ya que esta oferta disipa la posibilidad de que vuelvan los controles fronterizos entre Irlanda del Norte, dependiente de Reino Unido, y la República de Irlanda, que seguirá formando parte de la UE.
Con todo, cualquier eventual pacto con los Veintisiete debe ser luego ratificado en última instancia Westminster. En su día, la ex premier Theresa May cosechó hasta tres derrotas al intentar que sus señorías aprobaran el convenio que cerró con Bruselas en diciembre de 2018. La que fuera líder tory nunca consiguió convencer al ERG, el grupo de los conservadores más euroescépticos. Pero los conocidos como «Los Espartanos» mantuvieron ayer una reunión en Downing Street de la que salieron «optimistas» y «dispuestos a votar un acuerdo tolerable».Por su parte, los norirlandeses del DUP –de cuyo apoyo depende el Ejecutivo– también mantuvieron una reunión el lunes en el Número 10, pero, al cierre de esta edición, nadie se había manifestado al respecto.
Sin el respaldo del DUP, el apoyo de la oposición laborista sería crucial. Sólo 5 laboristas rebeldes votaron en su momento el acuerdo de May. Ahora el número podría ser mayor, aunque muchos laboristas abogan por que el pacto se someta a referéndum antes de su implementación. Ayer aún estaba en el aire la sesión extraordinaria de los Comunes del sábado 19.
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