
Psicología
Cinco recuerdos que los hijos de buenos padres siempre atesoran, según los psicólogos
La Dra. Isabel Pérez-Otaño, afirma que esos recuerdos, permanecen marcados en nuestra memoria, formando un mapa emocional que influye en nuestra vida adulta

La psicología asegura que las experiencias vividas en la infancia tienen un impacto duradero en nuestra vida, y las que provienen de un entorno familiar lleno de amor y seguridad tienen efectos positivos en nuestro desarrollo. La Dra. Isabel Pérez-Otaño, investigadora del Instituto de Neurociencias UMH-CSIC de Alicante, afirma que esos recuerdos, aunque algunos puedan desvanecerse con el tiempo, permanecen marcados en nuestra memoria, formando un mapa emocional que influye en nuestra vida adulta. Aquí te mostramos cinco recuerdos que los hijos de buenos padres siempre recordarán con cariño.
1. Las tradiciones familiares: Un pilar de estabilidad
Las pequeñas tradiciones familiares, como las cenas de domingo, las escapadas a la playa o las noches de películas, son recuerdos que perduran en el tiempo. Estas costumbres brindan seguridad emocional a los niños, creando un vínculo sólido entre padres e hijos. Psicólogos de Mentes Abiertas explican que estas tradiciones influyen directamente en el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños, ayudándoles a aprender a expresar emociones, resolver conflictos y establecer relaciones saludables.
2. Fomentar la autonomía: El valor de aprender por uno mismo
El psicólogo Jean Piaget destacó la importancia del aprendizaje autónomo, ya que los niños aprenden mejor cuando se les permite descubrir por sí mismos. Cuando los padres permiten que sus hijos cometan errores y aprendan de ellos, están promoviendo la resiliencia, una habilidad que será esencial en la vida adulta. Enseñar a un niño a manejar sus fracasos y seguir adelante refuerza su capacidad para regular sus emociones y afrontar desafíos.
3. La sensación de seguridad y amor: Un refugio en la infancia
El amor y el apoyo incondicional de los padres son esenciales para que los niños se sientan seguros y confiados en su entorno. Según el psicólogo Erik Erikson, generar confianza básica durante la infancia es fundamental para que el niño perciba el mundo como un lugar confiable. Gestos sencillos como un abrazo cuando el niño tiene miedo o un beso para consolarlo refuerzan esta sensación de seguridad, lo que tendrá un impacto positivo en su desarrollo emocional y psicológico.
4. La importancia de pedir perdón: Un modelo de empatía
Los padres que saben pedir perdón a sus hijos no solo demuestran humildad, sino que enseñan a los niños el valor de la empatía y la importancia de asumir los errores. Cuando un padre o madre se disculpa, está mostrando que los errores no definen a una persona, sino que se pueden corregir. Este comportamiento enseña a los niños a gestionar sus propios errores con respeto y comprensión.
5. El apoyo en los momentos difíciles: Fomentando la confianza y la autoestima
Los padres que animan a sus hijos a seguir adelante, incluso en momentos de dificultad, son fundamentales para el desarrollo de su autoestima y confianza. Según Albert Bandura, la creencia en la capacidad de controlar la propia vida es clave para el bienestar emocional y el éxito. El apoyo de los padres durante los fracasos enseña a los niños a superar los obstáculos, a confiar en sus habilidades y a persistir en la búsqueda de sus metas.
Los recuerdos que los hijos de buenos padres guardan para siempre no son solo momentos felices, sino también lecciones fundamentales que les acompañarán a lo largo de toda su vida. Estas experiencias, cargadas de amor, seguridad, autonomía y apoyo, son la base de una vida emocionalmente sana y equilibrada.
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