El señorito

Las elecciones en Euskadi prometen ser complicadas para PP y PSOE. Todos los sondeos indican que los populares volverán a repetir resultado, incapaces de absorber los votos que pierden PNV y la extrema derecha de Vox.

Un mal resultado, con solo 6 escaños, pone de manifiesto que el PP tiene un techo electoral en el País Vasco y eso constituye un hándicap en las elecciones generales.

El PSOE tiene una situación más complicada aunque permanece, igualmente, estancado en cuanto al número de escaños se refiere. La gestión del resultado, si los sondeos aciertan, será un camino de espinas.

La primera lectura será que la política de cesiones al independentismo catalán ha fracasado, incapaz de conservar votos en el centro de España y estancado en los territorios más nacionalistas.

Pero el problema más urgente, por lo inmediato, será tomar la decisión de si apoyarán al PNV o a Bildu. El último sondeo del Sociómetro del Gobierno vasco, pronostica un empate técnico a 29 diputados entre nacionalistas y abertzales.

En esa circunstancia, los socialistas vascos decidirán en función de a quién de los dos partidos prestan su apoyo. Las consecuencias de la decisión llegarán hasta el Congreso de los Diputados.

Si Bildu vence y el PSOE nombra lehendakari a Otxandiano, el malestar del PNV sería evidente porque para Pedro Sánchez sería difícil argumentar que la lista más votada debe gobernar.

En todo caso, Ortuzar debe recapacitar sobre las líneas estratégicas del PNV. La competición por el electorado más separatista e izquierdista le ha llevado, hasta el momento, a las puertas de perder el gobierno y parte de su electorado preferiría un entendimiento negociado con Feijóo.

Por otra parte, Sánchez está atado por la parte privada de los acuerdos firmados con Otegi en el ayuntamiento de Pamplona y en el gobierno navarro, que consolidaban una coalición en Euskadi. Si Sánchez incumple con Bildu, también perderá el apoyo de sus seis parlamentarios.

En esa circunstancia, la ingeniería de Moncloa estará ya diseñando distintos escenarios y la solución a los mismos para que el PSOE pueda seguir sobreviviendo en esta legislatura. Probablemente a Otegi le interese más amnistiar a los presos de ETA que el Gobierno vasco y forzará al máximo la negociación porque las debilidades de Sánchez son conocidas.

Nuevamente los socialistas serán subalternos del nacionalismo, cada vez con un mayor coste político a escala nacional. Lo que no cambia es la razón final del dislate: que el señorito siga en la Moncloa.