Patrimonio

La visita al Pazo de Meirás ya puede reservarse a través de una web

El Ayuntamiento de Sada se encarga del recorrido por los exteriores de la finca

Detalle del folleto que muestra las zonas a visitar, que incluye una sección de «cómo llegar»
Detalle del folleto que muestra las zonas a visitar, que incluye una sección de «cómo llegar»FotoLa Razón

El Ayuntamiento de Sada (La Coruña) acaba de lanzar una página web donde hacer las reservas para visitar los jardines del Pazo de Meirás. Pazodemeiras.sada.gal ofrece el folleto y el plano de la visita, fotografías e información.

Todas las plazas para conocer la que fue residencia de verano de Francisco Franco –de titularidad pública a falta de una resolución del Tribunal Supremo– ya están cubiertas este mes, aunque pueden solicitarse para octubre. Las visitas comenzaron el 1 de julio, pero las reservas se hacían por teléfono o correo electrónico.

«En un extenso recorrido por los exteriores, el visitante conocerá la historia y las transformaciones más relevantes que se produjeron en la finca: los cambios del siglo XIX al XX, a cargo de Emilia Pardo Bazán, y las importantes variaciones en el conjunto, la ampliación, los añadidos que cambian su fisonomía original, y especialmente el uso y gestión pública, que hicieron de Meirás una de las sedes del jefe de Estado con un destacado funcionamiento institucional durante la dictadura franquista. Esperamos que disfrutéis [...] de un Pazo abierto al público y con memoria fruto de la movilización cívica gallega», reza el folleto de presentación.

El recorrido se divide en varias etapas. Traspasada la entrada de la propiedad, que «profundiza en las raíces de la Historia de Galicia desde la Baja Edad Media hasta los tempos más actuales», se llega a O Paciño, una pequeña construcción que fue casa de juegos infantiles para Carmen Franco, «ejemplo de la desconexión entre la realidad que se vivía dentro de los muros de Meirás y la realidad social y económica de la Galicia de posguerra», según la explicación a cargo del Consistorio de Sada.

El siguiente paso es el «emblemático edificio» que constituyen «las Torres de Meirás, construido a finales del siglo XIX y XX», que «muestra ya en los exteriores el esplendor con el que Emilia Pardo Bazán quiso sorprender a sus visitantes».

A continuación, el vestíbulo de las Torres «conecta dos conjuntos diferenciados: la mansión de estilo afrancesado y un castillo “medieval”, que preside las fachadas sur y oeste, hoy en día emblema del Pazo de Meirás».

Sigue la capilla, «reconstruida sobre una anterior», que «alberga obras de indiscutible interés artístico y ejemplos destacados del saqueo del patrimonio cultural y artístico de Galicia que fue sistematizado durante la dictadura franquista».

Parte central de la visita es el lugar donde «durante sus largas estancias en Meirás, Emilia Pardo Bazán disfrutó del paisaje y de los recorridos por los jardines, huertas y arboledas de la casa familiar». Aseguran los autores del folleto que «las transformaciones realizadas durante la dictadura no impiden que en el camino entre árboles singulares, recordemos los paseos, los ambientes y el paisaje que la autora de “Los Pazos de Ulloa” describe en su obra». En este punto se encuentra la Granja de Meirás, fortaleza del siglo XVI reconvertida en casa de verano que «durante la dictadura fue rehabilitada por el Estado, empleándose como edificio de servicio».

Acto seguido encontramos la Casa de Josefa Portela, «una de las propiedades incorporadas al complejo ya en 1938», y «ejemplo de que, al igual que la perseverancia de la memoria, permite conocer el saqueo a una familia de agricultores, que durante más de ochenta años se intentó esconder bajo un vivienda de hormigón».

El texto culmina así: «Al finalizar, en los jardines laterales de las Torres de Meirás, tendremos tiempo para reflexionar sobre el largo proceso de reclamaciones que ha permitido, con la devolución del pazo al patrimonio público, la realización de esta visita».

En el recinto se encuentra también una deteriorada casa de las conchas, que recibe este nombre porque una de sus fachadas está cubierta de conchas de vieira, revestimiento característico de las Rías Baixas, y tres hórreos.

Las obras llevadas a cabo por el Gobierno el pasado invierno han retrasado por el momento las visitas al interior, pero el pasado mes de julio fue la primera oportunidad para conocer el complejo por fuera: más de mil personas recorrieron los jardines, la capilla y el recibidor del inmueble principal.