Historia

Cuando Barcelona se partió en dos: la guerra civil catalana olvidada que anticipó la lucha entre centralismo y autonomía en el siglo XV

Entre 1462 y 1472 Cataluña fue escenario de una sangrienta lucha entre quienes querían limitar el poder del rey con aquellos que respaldaban su autoridad absoluta

Juan II de Aragón
Cuando Barcelona se partió en dos: la guerra civil catalana olvidada que anticipó la lucha entre centralismo y autonomía en el siglo XVCiudades de Juego

La Guerra Civil Catalana (1462-1472) es un episodio clave en la historia de Cataluña y la Corona de Aragón, aunque a menudo queda eclipsado por otros conflictos más recientes. Mucho antes de la Guerra Civil Española, Barcelona ya había sido el epicentro de una lucha encarnizada entre dos visiones opuestas del poder: el pactismo catalán y el centralismo monárquico de los Trastámara. A esta pugna política se sumó una revuelta social sin precedentes, la Primera Guerra Remensa, que enfrentó a los campesinos contra la nobleza feudal.

Un conflicto de poder: la Generalitat contra Juan II

La guerra estalló en 1462 como resultado del enfrentamiento entre las instituciones catalanas, representadas por la Generalitat y la Diputación del General, y el rey Juan II de Aragón, de la dinastía Trastámara. Cataluña había desarrollado un sistema de gobierno basado en el pacto entre la monarquía y las instituciones locales, lo que contrastaba con el estilo menos pactista de los Trastámara. Juan II, un monarca pragmático, chocó con las élites catalanas al intentar consolidar su poder.

Uno de los detonantes del conflicto fue la detención del príncipe Carlos de Viana, hijo de Juan II y legítimo heredero del trono. Carlos gozaba de un gran apoyo entre la nobleza catalana, que veía en él una garantía contra las tendencias menos pactistas de su padre. La revuelta comenzó cuando la Diputación del General, respaldada por la oligarquía barcelonesa y gran parte de la nobleza, decidió alzarse contra Juan II y buscar apoyo externo.

Barcelona dividida y en guerra

La capital catalana se convirtió en el principal escenario del conflicto. La ciudad quedó dividida entre los partidarios del rey y los de la Generalitat, lo que dio lugar a una guerra urbana de asedios, luchas callejeras y represión política. Mientras tanto, la Generalitat trató de buscar apoyo en potencias extranjeras como Francia, lo que terminó complicando aún más la situación.

El conflicto se prolongó durante una década y dejó a Barcelona sumida en el caos. La guerra no solo enfrentó a facciones políticas, sino que también sacó a la luz las profundas desigualdades sociales que marcaban la Cataluña del siglo XV. Uno de los aspectos más relevantes fue el papel de los campesinos remensas, que aprovecharon la guerra para rebelarse contra la malas condiciones en las que vivían.

La Primera Guerra Remensa: la lucha de los campesinos

En paralelo al conflicto entre la monarquía y la Generalitat, los campesinos remensas iniciaron su propia revuelta. Durante siglos, los payeses habían estado sometidos a condiciones muy malas y poco recompensadas. Con la guerra en marcha, vieron la oportunidad de exigir el fin de los llamados "malos usos", un conjunto de prácticas abusivas que los obligaban a pagar grandes sumas para abandonar las tierras de sus señores.

La Primera Guerra Remensa fue una revuelta sin precedentes en la historia de Cataluña. Aunque los campesinos no tenían el poder militar de la nobleza, su lucha sacudió los cimientos del sistema feudal y marcó el inicio de una serie de cambios que culminarían décadas después con la abolición de los malos usos por parte de Fernando el Católico.

El final del conflicto y sus consecuencias

Tras diez años de guerra, en 1472 Juan II logró imponerse con la rendición de Barcelona. Sin embargo, en lugar de aplicar una represión brutal, optó por una estrategia conciliadora: perdonó a muchos de sus enemigos y permitió que algunas instituciones catalanas siguieran funcionando, aunque bajo un control más estricto de la monarquía. La Generalitat perdió parte de su poder, pero Cataluña no fue completamente sometida.

Sin embargo, las consecuencias del conflicto fueron devastadoras. Cataluña quedó debilitada económica y demográficamente, lo que afectó su posición dentro de la Corona de Aragón. La guerra también dejó claro que el modelo pactista catalán estaba en crisis frente al creciente poder de la monarquía.

Una guerra olvidada, pero clave

La Guerra Civil Catalana de 1462-1472 es un conflicto poco recordado en comparación con otros episodios de la historia de España, pero su impacto fue enorme. No solo definió el futuro de las relaciones entre Cataluña y la Corona, sino que también anticipó las luchas entre centralismo y autonomía que seguirían marcando la historia del territorio. Además, puso de manifiesto las tensiones sociales que más tarde desembocarían en nuevas revueltas campesinas.