Gastronomía

Ni calimocho ni pacharán: la bebida típica de País Vasco que el resto de españoles no conocemos

Esta bebida con menor graduación alcohólica que los vinos tradicionales se distingue por su alta acidez y su ligero toque de burbuja natural

Chacolí, la bebida típica de País Vasco que el resto de españoles no conocemos
Chacolí, la bebida típica de País Vasco que el resto de españoles no conocemosFreepik

Cuando se habla de bebidas típicas del País Vasco, muchos piensan inmediatamente en el calimocho, esa mezcla de vino y refresco de cola tan popular entre los jóvenes, o en el pacharán, el licor de endrinas con raíces navarras. Sin embargo, existe una bebida con una historia mucho más arraigada y una identidad propia que, a pesar de su prestigio en Euskadi, sigue siendo una gran desconocida para muchos españoles: el chacolí.

¿Qué es el chacolí?

El chacolí (txakoli en euskera) es un vino blanco, ligero, fresco y ligeramente espumoso que se produce principalmente en el País Vasco, aunque también tiene presencia en Cantabria y Burgos. Tradicionalmente, se ha asociado con la costa y con el acompañamiento perfecto para los pintxos y el marisco. Su acidez marcada y su característica chispeante lo hacen un vino refrescante y muy particular. Este vino tiene una graduación alcohólica algo inferior a los tradicionales.

Existen tres denominaciones de origen principales para el chacolí: Getariako Txakolina, Bizkaiko Txakolina y Arabako Txakolina. Cada una de ellas tiene sus particularidades, pero todas comparten la esencia del vino: elaborado mayoritariamente con la variedad de uva Hondarrabi Zuri, aunque en algunos casos también se usa Hondarrabi Beltza para versiones tintas o rosadas.

El chacolí tiene una historia que se remonta a varios siglos atrás. Se cree que su producción comenzó en los caseríos vascos para consumo propio, en pequeñas cantidades y sin grandes pretensiones. Durante mucho tiempo fue considerado un vino "rústico", de calidad modesta y con una elaboración casera que no competía con los grandes vinos de otras regiones de España.

De hecho, a finales del siglo XIX y principios del XX, la producción de chacolí estuvo al borde de la desaparición. Las enfermedades de la vid y los cambios en la economía hicieron que los viñedos vascos fueran desapareciendo poco a poco. Sin embargo, en las últimas décadas, una nueva generación de bodegueros ha rescatado este vino, modernizando su producción y mejorando su calidad hasta convertirlo en una bebida apreciada y reconocida internacionalmente.

El chacolí se distingue por su alta acidez y su ligero toque de burbuja natural, que se genera de manera espontánea en la fermentación. Se trata de un vino joven, que no suele envejecer en barrica, lo que le confiere su frescura y ligereza. Su graduación alcohólica suele oscilar entre los 10,5 y 12 grados, lo que lo hace una opción más suave que otros vinos blancos.

A la hora de servirlo, hay una costumbre muy particular: se suele escanciar desde una cierta altura en un vaso ancho, permitiendo que el líquido rompa contra la superficie y libere sus aromas y burbujas. Este ritual es parte de la experiencia de beber chacolí y es una tradición en bares y sidrerías vascas.

Se trata de un vino ideal para acompañar productos del mar, como mariscos, pescados a la parrilla o anchoas, aunque también marida perfectamente con quesos suaves o incluso con sushi. En los bares de pintxos de ciudades como San Sebastián y Bilbao, es común verlo servido junto a gildas, bacalao al pil-pil o txangurro.

Más allá del País Vasco

Gracias a la renovación de sus métodos de producción y a una estrategia de promoción inteligente, el chacolí ha conseguido hacerse un hueco en el mercado internacional. Hoy en día, es apreciado en países como Estados Unidos, Reino Unido y Japón, donde se valora su frescura y su versatilidad gastronómica. También en Chile, donde se mantiene cierta tradición en la producción de este vino.

Aunque en España sigue sin ser tan conocido fuera del País Vasco, su popularidad ha ido en aumento en los últimos años. Cada vez más restaurantes y vinotecas lo incluyen en sus cartas, y el turismo en Euskadi ha ayudado a que muchos visitantes lo descubran y lo lleven consigo a sus lugares de origen.

El chacolí es mucho más que un simple vino blanco: es un reflejo de la tradición, la historia y la evolución de la cultura vinícola vasca. A pesar de haber estado cerca de desaparecer, ha resurgido con fuerza y se ha consolidado como una opción fresca y auténtica dentro del panorama vinícola español.

Si todavía no has probado el chacolí, quizá sea el momento de darle una oportunidad. Ya sea en una taberna de Bilbao, en una sidrería de Getaria o en la comodidad de tu hogar, esta joya vinícola del norte de España merece un lugar en la copa y en la mesa.