Historia

El árbol que sólo crece en País Vasco: el resto de españoles no sabe cuál es

Este árbol tiene un significado político y cultural que lo hace único en el mundo y ha perdurado durante generaciones a lo largo de los siglos

Imagen de archivo del Arbol de Guernica
Imagen de archivo del Arbol de Guernicalarazon

En el corazón del País Vasco se alza un árbol que trasciende más allá de por su su condición botánica para convertirse en un símbolo de libertad, historia y tradición: el Árbol de Guernica. Este roble, cuyas raíces se hunden en siglos de historia, se encuentra frente a la Casa de Juntas en la localidad vizcaína de Guernica y Luno y representa los fueros vascos y la identidad de un pueblo que ha sabido mantener sus costumbres a lo largo del tiempo.

El Árbol de Guernica tiene un significado político y cultural que lo hace único en el mundo. Su origen se remonta a la Edad Media, cuando los representantes de los diferentes territorios vascos se reunían bajo su copa para debatir y tomar decisiones sobre los fueros y leyes que regían la región. Este sistema de autogobierno fue un modelo pionero en Europa, reflejando la importancia del consenso y la participación ciudadana.

Uno de los aspectos más emblemáticos de este árbol es que bajo sus ramas juraban su cargo los lehendakaris (presidentes del Gobierno Vasco) al asumir su mandato, un acto cargado de simbolismo que reafirma el compromiso con la historia y los valores democráticos de la comunidad. A día de hoy se mantiene esta tradición que refuerza unas raíces de identidad. Su imagen aparece en el escudo de Vizcaya, en el de varios de sus municipios y en el del País Vasco.

De la destrucción a la resistencia

El 26 de abril de 1937, durante la Guerra Civil Española, la localidad de Guernica fue bombardeada por la aviación alemana e italiana en un ataque devastador que destruyó gran parte del pueblo y que se convirtió en uno de los episodios más trágicos del conflicto. A pesar de la destrucción generalizada, el Árbol de Gernika logró sobrevivir, convirtiéndose en un poderoso símbolo de resistencia y esperanza para el pueblo vasco.

El ataque inspiró al pintor Pablo Picasso a crear su famosa obra Guernica, un grito de denuncia contra la guerra y la violencia, donde la memoria de aquel fatídico día sigue viva en la cultura y la conciencia colectiva.

El Árbol y sus descendientes

Se dice que fue en el siglo XIV cuando nació el árbol más antiguo documentado, denominado "Árbol Padre". Bajo él Fernando II e Isabel I juraron los fueros de Vizcaya. En 1742 se planta un retoño que sería conocido como "Árbol Viejo". El tronco de este aún puede contemplarse en la Casa de Juntas de Guernica. En 1811 muere el Árbol Padre.

El Árbol Viejo muere en 1892 y se sustituye por un retoño nacido en 1861 llamado "El Árbol Hijo". Este fue representado en múltiples ocasiones a lo largo de todo el siglo XX, fue testigo del mencionado bombardeo de Guernica. Finalmente, murió en 2004 como consecuencia de un hongo siendo sustituido por un retoño nacido en 1986.

Sin embargo, este roble sólo vive hasta 2015 tras un grave deterioro y vuelve a ser sustituido por un retoño nacido en el año 2000, el cual es actualmente el Árbol de Guernica y es un descendiente directo de aquellos que fueron testigos de la historia vasca.

Símbolo de la identidad del pueblo vasco

Los retoños del Árbol de Gernika han sido enviados a diversas partes del mundo como un gesto de fraternidad y como un recordatorio de la importancia de la libertad y la democracia. Existen ejemplares en lugares tan diversos como Argentina, México y Estados Unidos, reforzando la universalidad de su mensaje.

Hoy en día, el Árbol de Gernika sigue siendo un punto de referencia en el País Vasco. Su imagen está presente en el escudo de la comunidad autónoma y sigue siendo un lugar de peregrinación tanto para vascos como para visitantes interesados en la historia y la cultura de la región.

Más allá de ser un simple roble, el Árbol de Gernika es un testigo vivo de la historia, un vínculo entre el pasado y el presente, y una representación de la identidad y la resistencia de un pueblo. Como reza el dicho popular: "Gernikako Arbola, egurtzarrik maitea!" ("¡El Árbol de Guernica, querido roble!").