Ejéricto español

El motivo por el que la Armada convirtió en chatarra el portaaviones Príncipe de Asturias por 2,3 millones de euros

Durante 25 años fue el buque insignia de la Armada Española. Revolucionó el diseño naval y dejó una huella imborrable, pero acabó vendido para chatarra en Turquía

 El motivo por el que la Armada convirtió en chatarra el portaaviones Príncipe de Asturias por 2,3 millones de euros
El motivo por el que la Armada convirtió en chatarra el portaaviones Príncipe de Asturias por 2,3 millones de eurosAgencia AP

El portaaviones Príncipe de Asturias fue mucho más que un buque de guerra. Durante casi un cuarto de siglo, entre 1988 y 2013, fue el mayor orgullo de la Armada Española, su buque insignia y una hazaña tecnológica de la industria nacional.

Diseñado por los astilleros Bazán (actualmente Navantia) en Ferrol, el Príncipe de Asturias nació de un proyecto inicial estadounidense —el SCS— que fue desechado por la Marina de EE.UU. España compró los planos conceptuales y los transformó por completo, creando un diseño propio, adaptado a sus necesidades.

Así nació un portaaviones único en su clase, valorado en su momento como uno de los mejores del mundo dentro de su categoría. Con casi 196 metros de eslora, 24 metros de manga y 17.200 toneladas a plena carga, fue el mayor buque de la Armada hasta la llegada del Juan Carlos I. A bordo operaban aviones Harrier y helicópteros, y su diseño permitió misiones de escolta, proyección aérea y disuasión militar.

De promesa estratégica a víctima de la austeridad

El Príncipe de Asturias fue botado en 1982, aunque no entró en servicio activo hasta el 30 de mayo de 1988, debido a retrasos, conflictos laborales y cambios técnicos. Pese a ello, se convirtió en una referencia internacional de portaaviones ligeros, cumpliendo un papel fundamental en ejercicios internacionales, misiones de paz y operaciones de vigilancia marítima.

A lo largo de su vida operativa, fue reformado y mejorado. En 2007, se realizó una modernización parcial para mejorar habitabilidad y capacidades logísticas, enmarcada en el programa CAVIMAR. Se preveía una segunda gran modernización tras la entrada en servicio del Juan Carlos I, pero la crisis económica de 2008-2013 truncó esos planes.

Italia dirá adiós a su portaaviones "Garibaldi" pero no cometerá el mismo error que España con el "Príncipe de Asturias"
Italia dirá adiós a su portaaviones "Garibaldi" pero no cometerá el mismo error que España con el "Príncipe de Asturias"Marina Militare

Los altos costes de mantenimiento y modernización —estimados en más de 100 millones de euros— hicieron que el Gobierno optara por su retirada. El 6 de febrero de 2013 se celebró una emotiva ceremonia de despedida en Rota, presidida por el entonces Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. Poco después, el portaaviones emprendía su último viaje hacia Ferrol, ya sin funciones militares.

¿Un museo flotante? La oportunidad perdida

Durante años, diversos sectores de la sociedad civil, asociaciones y expertos navales pidieron que el Príncipe de Asturias no fuera desguazado, sino convertido en un barco museo, al estilo de otros portaaviones preservados en países como Estados Unidos o Reino Unido. Se apuntó a su valor simbólico, su atractivo turístico y su papel educativo como argumentos de peso para su conservación.

Pero los intentos de conservarlo no prosperaron. El buque fue dado de baja oficialmente el 14 de diciembre de 2013, y tras varios intentos fallidos de subasta —con precios que bajaron de 4,8 a 2,9 millones de euros—, la licitación fue declarada desierta.

Finalmente, en septiembre de 2016, el Estado adjudicó su venta a la UTE formada por Surus Inversa y una empresa turca, que lo desguazó en el puerto de Aliaga a lo largo de 2018.

Portaaviones Príncipe de Asturias de la Armada española
Portaaviones Príncipe de Asturias de la Armada españolaWikipedia (dominio público)

Un legado que aún perdura

El Príncipe de Asturias fue símbolo de la capacidad industrial y tecnológica española, y sentó las bases para futuros buques como el Juan Carlos I, actual buque insignia de la Armada. Aunque su final no fue el deseado por muchos, su historia continúa viva en la memoria de quienes sirvieron en él, lo diseñaron o lo vieron surcar los mares como estandarte naval de España.

Su desguace no borró su importancia. Fue, es y será un capítulo esencial de la historia marítima del país.