Erupción Teide

Qué pasaría si el Teide entrara hoy en erupción: el estudio que revela los devastadores efectos

Se estima que las lavas podrían adentrarse en los valles más de 16 kilómetros, e incluso llegar a la costa, algo que ya ocurrió en erupciones previas

Teide (Tenerife)
Teide (Tenerife)Daniel LópezTeide (Tenerife)

El Instituto Geográfico Nacional ha registrado actividad volcánica "anómala" en las Cañadas del Teide, cerca de Pico Viejo. Este fenómeno generó algo de inquietud entre los lugareños, ya que estos enjambres sísmicos fueron los que precedieron a la erupción del volcán de La Palma. Sin embargo, los geólogos mantienen la calma, explicando que estos movimientos sísmicos podrían estar relacionados con la actividad de vapor o agua en el interior del volcán. A pesar de la preocupación, aseguran que el Teide no alterará su imponente y serena presencia... al menos por ahora. No obstante, algunos estudios advierten que el volcán no está completamente inactivo y recalcan la importancia de mantener una vigilancia constante.

Un estudio dirigido por el geólogo Joan Martí ha evaluado la probabilidad de que el Teide entre en erupción en los próximos años y cómo se podría desarrollar dicho evento. Publicado en el Bulletin of Volcanology, la investigación subraya que el complejo volcánico Teide-Pico Viejo (TPV) "es uno de los principales sistemas volcánicos activos de Europa, aunque tradicionalmente no se le ha considerado explosivo ni se ha percibido como una amenaza significativa para la isla de Tenerife". Esta conclusión abre un debate sobre la necesidad de vigilar más de cerca esta majestuosa formación, cuyos movimientos sísmicos recientes podrían estar señalando una actividad latente.

Sin embargo, los resultados del estudio indican que "el peligro asociado al TPV no es despreciable y debe ser cuidadosamente evaluado para cuantificar el riesgo volcánico deTenerife". Esta conclusión resalta la importancia de mantener una vigilancia constante sobre el complejo volcánico, reconociendo que, aunque tradicionalmente no se le ha considerado una amenaza inmediata, la posibilidad de una erupción no puede ser descartada y debe ser tomada en cuenta en los planes de prevención y respuesta ante posibles emergencias.

El estudio realizado en 2011 señalaba que, debido a la evaluación de múltiples factores de riesgo, el Teide -un volcán cuyo cono real se encuentra bajo la montaña y abarca todo el parque nacional que lleva su nombre- representaría una amenaza significativa. A pesar de su aparente calma, el informe advertía que los volcanes inactivos o aquellos con largos períodos de recurrencia suelen ser ignorados, lo que históricamente ha llevado a grandes desastres. Esta alerta subraya la importancia de no subestimar el potencial de los volcanes considerados "dormidos", ya que su actividad puede surgir repentinamente, con consecuencias devastadoras.

¿Cuándo fue la última erupción del Teide?

Aunque fue en 1909 su última erupción, en 2004 se registró un episodio de agitación sísmica que alertó a los expertos. Este volcán ha tenido 16 erupciones en los últimos 12.000 años, siendo la más potente de ellas hace 2.020 años, con una magnitud de 5,3.

La probabilidad de una erupción de magnitud similar o superior se estima en un 2,1% en los próximos 20 años, un 5,1% en los próximos 50 años y un 10% en el próximo siglo. Además, la probabilidad de una erupción de menor magnitud antes de 2060 alcanza el 11,1%.

¿Cómo afectaría a la isla de Tenerife?

El estudio también ofrece una visión detallada de los posibles escenarios de erupción, simulando cómo se desarrollarían estos eventos. Según las simulaciones, el flanco sur de la isla estaría protegido por el muro natural de la caldera de Las Cañadas, mientras que la zona noreste, donde se encuentran los principales núcleos de población, como Santa Cruz de Tenerife y San Cristóbal de La Laguna, podría estar en mayor riesgo. Este análisis subraya la importancia de continuar con la vigilancia y preparación ante cualquier eventualidad, dada la actividad sísmica y las probabilidades de erupción.

Por otro lado, el flanco norte del Teide, particularmente los valles de Icod y La Orotava, se encuentran directamente expuestos a los mayores riesgos asociados al TPV, especialmente a los flujos de lava dirigidos por la gravedad. En este escenario, no se puede descartar que la lava llegue hasta la costa, una de las zonas más densamente pobladas de la isla, que cuenta con una población de más de 900.000 habitantes en sus 2.050 kilómetros cuadrados.

Si se produjera una erupción, los productos fonolíticos (rocas ígneas que producen un sonido característico y estruendoso al chocarse) se concentrarían principalmente en la depresión de la caldera de Las Cañadas, hacia el sur, y en los valles de Icod y La Orotava, al norte. Las lavas, generadas por el aglutinamiento de grandes fragmentos piroclásticos provenientes de episodios de montañas de fuego, serían de alta viscosidad y relativamente baja temperatura. Esta característica permitiría que fluyeran largas distancias, manteniendo un grosor medio de diez metros.

Se estima que las lavas podrían adentrarse en los valles más de 16 kilómetros, e incluso llegar a la costa, algo que ya ocurrió en erupciones previas. Además, existe el riesgo de depósitos y corrientes piroclásticas, que representarían un peligro adicional.

El estudio advierte que todos estos peligros podrían afectar fácilmente a las áreas más pobladas del norte del TPV, pero también podrían alcanzar otras localizaciones importantes en los flancos opuestos, dependiendo de la dirección del viento. En el caso de erupciones plinianas o subplinianas (aquellas con explosiones intensas de gas tóxico y ceniza), el impacto podría extenderse a zonas mucho más amplias.