Alimentación
¿Y si los suplementos en forma de cápsulas de omega-3 son un engaño?
Nadie pone en duda los grandes beneficios para la salud que conlleva consumir este tipo de ácidos grasos, pero un estudio apunta a que las píldoras de aceite de pescado tienen más de marketing que de verdad
La industria de los suplementos de omega-3 está en apuros. De nuevo. La primera vez tuvo lugar en 2018, cuando los diarios generalistas y las revistas especializadas en bienestar recogieron que Cochrane, una organización que recopila y evalúa investigaciones médicas para el público en general, publicó un metaanálisis —un estudio de estudios— con el objetivo de determinar si las píldoras de omega-3, uno de los suplementos dietéticos más populares del mundo, reducían o no el riesgo de cardiopatía.
Antes de pasar a evaluar el resultado, debemos saber que el organismo necesita omega-3 para fortalecer las neuronas y para realizar otras funciones igualmente importantes, como la actividad muscular o la regulación de la glucosa. ¿El problema? Que nuestro cuerpo es incapaz de producir por sí mismo estos ácidos grasos, por lo que debe recibirlos del exterior.
En los últimos tiempos, se están añadiendo nuevos beneficios para la salud de tomar omega-3. A los ya conocidos, como una reducción probada del riesgo de desarrollar patologías del corazón o accidentes cerebrovasculares, se unen otros como su relación con la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), según los hallazgos publicados en la revista científica Neurology.
También se ha relacionado a los ácidos omega-3 con otras ventajas como la de hacer frente a las alergias, disminuir la presión arterial o incluso mantener la salud de los pulmones, según una reciente investigación estadounidense recogida por el diario LA RAZÓN.
Sin embargo, no todos estos efectos positivos se han podido probar sobre las píldoras o suplementos que contienen omega-3. El estudio al que nos referíamos al inicio de esta noticia comparó 79 ensayos en los que participaron 112.059 personas. ¿El resultado?
Los investigadores pudieron constatar que el omega-3 en cápsulas no beneficiaba a la salud del corazón ni reducía el riesgo de infarto. Asimismo encontraron "poca o ninguna diferencia con respecto al riesgo de episodios cardiovasculares, muertes por cardiopatía coronaria, episodios de cardiopatía coronaria, accidentes cerebrovasculares o irregularidades cardíacas".
Aun así, seguimos mirando el mundo del omega-3 a través de un "cristal" o de una película de color ámbar: la que caracteriza a las cápsulas de aceite de pescado. Está claro que los omega-3 tienen un impacto beneficioso en nuestro cuerpo que, probablemente, es muy importante. Pero sin el contexto más amplio de nutrientes que ofrecen los pescados azules que los contienen, los ácidos grasos presentan dudas en cuanto a su efectividad, pese a lo que diga el marketing moderno.
Cómo ingerir omega-3 para que haga efecto
En los últimos años, decenas de estudios han demostrado una falta de efecto similar por parte de los suplementos de aceite de pescado que contienen omega-3. En esta línea, este miércoles se publicó un estudio demoledor en la prestigiosa revista JAMA Cardiology.
Sus resultados apuntan a que las personas que compran píldoras de aceite de pescado para mejorar su salud podrían estar malgastando el dinero. Al menos, si se trata de marcas estadounidenses, que son las que ha analizado el equipo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Southwestern de Texas.
"Sabemos por recientes ensayos aleatorizados de gran tamaño que los suplementos de aceite de pescado no previenen las enfermedades cardiacas en la población general, pero sin embargo son uno de los suplementos más comunes, a menudo utilizados por personas que creen que beneficiarán a su corazón", afirma la autora principal del estudio Joanna Assadourian, estudiante de medicina de cuarto año.
Ella y sus colegas investigaron lo que realmente dicen las etiquetas de 2.819 suplementos de aceite de pescado con omega-3 comercializados por 16 fabricantes líderes en el mercado en Estados Unidos. Incluyeron, por supuesto, las declaraciones de propiedades saludables cualificadas revisadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE UU o FDA, por sus siglas en inglés.
Descubrieron que 2.082 de los suplementos analizados hacían al menos una declaración de propiedades saludables, lo que supone casi el 74%. Pero de ellos, sólo el 19% hacía una declaración de propiedades saludables cualificada y aprobada por la FDA, que ayudara a los consumidores a comprender cualquier incertidumbre científica. Los demás hacían alegaciones generales como "favorece la salud del corazón".
El estudio también halló una gran variación en las dosis de ácidos grasos EPA y DHA que contenían, con una variación entorno al 9%, a pesar de que los organismos estadounidenses no han fijado una dosis diaria recomendada.
Por otro lado, el estudio señala que 1 de cada 5 personas mayores de 60 años toma suplementos de aceite de pescado, a menudo para la salud del corazón. Pero tal vez sea mejor invertir en verduras frescas, en un gimnasio o en medicación para tratar la presión arterial o el colesterol, tal y como señaló la doctora Ann Marie Navar, coautora del trabajo y profesora asociada de medicina, también en la Southwestern.
"Les digo a mis pacientes que dejen de tomarlo"
"Como cardióloga preventiva, les digo a mis pacientes que si toman aceite de pescado para tratar de evitar enfermedades cardiacas, pueden dejar de tomarlo porque no les está ayudando", manifiesta, contundente, Navar. Además, señala que dos ensayos aleatorios controlados con placebo en curso, el VITAL y el ASCEND del Reino Unido, probaron suplementos de aceite de pescado para la prevención de enfermedades cardiacas y no hallaron ningún beneficio.
"Ahora necesitamos más investigación sobre lo que los consumidores deducen de afirmaciones vagas como 'favorece la salud cerebral' y qué tipos de mensajes pueden utilizarse para transmitir con precisión lo que se sabe sobre los beneficios [o la falta de beneficios] de los suplementos de aceite de pescado", argumenta Navar.
Assadourian, por su parte, recomienda a los pacientes que hablen con personas que sean profesionales médicas, en lugar de dejarse aconsejar por las etiquetas. "Las etiquetas de los suplementos pueden ser confusas incluso para los consumidores más expertos", señala.
Por su parte, Connie Diekman, consultora en alimentación y nutrición y ex presidenta de la Academia de Nutrición y Dietética que no participó en el estudio, explica en la revista HealthDay que las pruebas sobre los suplementos de aceite de pescado son poco sólidas. Aunque el consumo de marisco aporta un beneficio para la salud, no está claro que el aceite del pescado sea la razón. Puede ser "el efecto sinérgico de todo lo que hay en ese alimento, en contraposición a un solo nutriente", afirma.
Por estos y otros muchos motivos (como las contraindicaciones de abusar de los aceites de pescado), los expertos aconsejan recurrir siempre a los suplementos, en forma de cápsulas o pastillas, bajo la supervisión de un médico. Y, por supuesto, si el objetivo es aumentar la presencia de ácidos grasos omega 3 en la dieta, lo mejor es recurrir directamente a los alimentos que los incluyen en su composición de manera natural, en lugar de al producto que ha sido extraído de ellos, pues este proceso puede tergiversar la composición del producto.
Fuentes:
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