Canela fina

Gaza: ni nudo gordiano ni evacuación

«El presidente de los Estados Unidos pretende expeler de Gaza a los palestinos que habitan en la franja desde hace una veintena de siglos»

La turbulenta historia del territorio de Gaza no se puede resumir en unas líneas. Está claro que en el siglo XII a.C. los filisteos, es decir, los primeros palestinos, dominaron la zona. En 120 a.C., la estela de Merneptah se impuso, sucediéndose los combates entre filisteos e israelíes hasta la victoria de los primeros en el año 1050 a.C.

Tal vez la fecha históricamente más segura para hablar de Palestina sea la del año 135, que se consolidó en el 630 con la victoria en toda la zona de los ejércitos musulmanes y el dominio islámico de Jerusalén.

Los palestinos, en fin, vivieron en Gaza desde hace al menos 2.000 años, aunque algunos manejan la cifra de 4.000. Puede ser que en el siglo XXI deban los palestinos compartir el territorio gazatí y, en todo caso, entenderse con el Gobierno democrático de Israel para establecer una situación de viable convivencia sin atrocidades terroristas. Conviene no olvidar que la guerra de Gaza ha sido la consecuencia de una disparatada atrocidad: el atentado terrorista más cruento que ha sufrido la nación israelí. En su ávida respuesta, el Gobierno de Jerusalén rozó el derecho internacional, despedazando la zanja de forma inmisericorde.

Lo que no parece de recibo ahora es que el presidente de una nación extranjera pretenda expulsar de Gaza a los palestinos gazatíes para organizar en la franja una parafernalia turística de juego y hedonismo. Los palestinos llevan miles de años viviendo en Gaza y parece un error, calificado por algunos observadores de descomunal, que se pretenda, de forma despótica, exiliarles colectivamente a otros países. Lo primero que tenía que haber propuesto una nación democrática es, para empezar, la obligada consulta popular.

Está claro que Oriente Medio permanece, siglo tras siglo, como uno de los hervideros del mundo y que la paz y la estabilidad avanzan a trancas y barrancas por la cuerda floja de una situación agriamente peligrosa. Estamos ante un nudo gordiano que nadie ha sabido desatar. Pero si resulta rechazable tirar de espada y cortarlo al estilo de Alejandro Magno, más absurdo es resolver la situación eliminando de Gaza al pueblo que habita la franja desde hace varios milenios.

Luis María Anson, de la Real Academia Española