
Tribuna
El fracaso del movimiento woke
Lo cierto y verdad es que el porfolio del partido demócrata en las últimas elecciones en los EEUU que llevaba la ideología woke, la agenda 2030, el cambio climático con el ecologismo radical además de otras ideas y pocas soluciones, lo ha llevado a una de las derrotas más clamorosas de los últimos tiempos

William Leadbetter, conocido como Leadbelly, músico y compositor afroamericano, fallecido en New York en 1949, fue un referente en la música blues y folk norteamericana, sin embargo, será recordado más por la frase stay woke que por sus canciones. Esa frase la dijo en 1938 después de interpretar una canción sobre unos afroamericanos acusados falsamente de violación. ¡Permaneced despiertos ante la injusticia!, era su recomendación.
Mucho tiempo después, en 2008, año de la crisis financiera y económica derivada del escándalo de las hipotecas subprime en los Estados Unidos, otra cantante, Erica Badu, utilizó el stay woke en una canción y rápidamente se popularizó en las redes sociales para alertar de cualquier tipo de discriminación o injusticia. Unos años después en 2014 el movimiento black lives matter creado para protestar contra abusos policiales contra la comunidad negra utilizó woke! como eslogan y aviso para estar alerta o despierto ante las injusticias sociales.
El movimiento woke fue tomando forma e incorporando temas como el animalismo, el revisionismo colonialista, el ecologismo radical o el movimiento queer de aquellos que rechazan categorías estancas sobre orientación sexual y postulan la identidad de género múltiple o las percepciones sexuales por la que de repente un hombre se siente mujer o viceversa. Naturalmente los partidos políticos y movimientos de izquierda adoptaron como propio el movimiento woke que incorporó rápidamente incluso la ideología del cambio climático.
Pero la izquierda no monopolizó el termino, fueron las grandes empresas «capitalistas» y sus departamentos de marketing los que incorporaron las consignas del movimiento woke para mejorar la imagen de marca y sobre todo sus ventas y beneficios, pero sin comprometerse con el fondo de la cuestión. Hicieron un daño social muy notable, en mi opinión.
En 2015, un año después de que se iniciara el movimiento black lives matter y la ideología woke, la Asamblea General de la ONU acordó la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible que pretende, nada menos, que acabar con el hambre, la pobreza y la injusticia en el mundo y lograr la igualdad de género entre otras cosas en el planeta. Los 14 objetivos que engloba este nuevo mandamiento no dejan de ser un wishful thinking teniendo en cuenta que los países africanos, muy lejos ya de los años de colonización francesa, belga, holandesa, británica, portuguesa, española y alemana, no parece que hallan avanzado mucho desde los años 60 cuando la mayoría logró independizarse. Más de medio siglo independientes y poco o ningún progreso. Dudo que la agenda 2030 mejore la situación.
A pesar del tirón inicial del movimiento woke y la agenda 2030, que recoge la mayoría de sus postulados, ha surgido una contestación entre los movimientos liberales y conservadores y también en los movimientos socialdemócratas y socialistas moderados. Hay descontentos de la izquierda tradicional, como Susan Neiman, que se desmarca de ese movimiento en un ensayo titulado «la izquierda no es woke». Por otro lado, la extrema izquierda y los nuevos movimientos de izquierda populista y radical están encantados con estos nuevos postulados woke de reforma de la sociedad.
Al encontrar el movimiento woke no poca oposición se defiende con acciones de cancelación y de victimismo contra ese Occidente al que culpa de todos los males. La cancelación es censura llena de juicios de valor que no admite contestación alguna. La verdad está en poder de la ideología woke. El victimismo utiliza la técnica de descalificar al contrario sin refutar sus posiciones y acusándole de atacante al que le asigna un rol autoritario que le descalifica sin argumentación. No pasa desapercibido que si Occidente se creó sobre la base del humanismo cristianismo, la ideología woke actúa con todos sus medios contra esa moral y ética cristiana que considera trasnochada y en contra del progresismo.
Lo cierto y verdad es que el porfolio del partido demócrata en las últimas elecciones en los EEUU que llevaba la ideología woke, la Agenda 2030, el cambio climático con el ecologismo radical además de otras ideas y pocas soluciones, ha llevado a los demócratas a una de las derrotas más clamorosas de los últimos tiempos. Imagino que con la nueva administración republicana el porfolio citado va a sufrir no pocos contratiempos y muchos que viven del cuento lo notarán. La izquierda europea debería tomar buena nota, y la española, líder de ese porfolio en Europa, haría bien en reflexionar profundamente de cara al futuro.
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