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Menos hielo y nieve en un mundo con más «sed»

La Organización Meteorológica Mundial advierte de una "avalancha de efectos en cadena" debido al rápido deshielo de los glaciares

El mundo demanda cada vez más agua para beber o para cultivar alimentos. Sin embargo, la disponibilidad de agua dulce, también en su forma helada, es cada vez menor

HUESCA, 26/07/2023.- La Guardia Civil ha alertado este miércoles que las inusuales altas temperaturas registradas en la provincia de Huesca durante los últimos meses ha provocado que las condiciones de la nieve estacional y del hielo fósil de los glaciares del Pirineo sean de alto riesgo, en especial en el ascenso al pico Aneto por el glaciar a causa del elevado número de personas que se concentran cada verano en esta zona.
El deshielo supone una amenaza para el suministro de agua y la subida del nivel del mar según advierte la OMMEFE Guardia Civil

Según la leyenda amerindia, los picos más altos de la cordillera de Mérida (Venezuela) deben sus cumbres nevadas al aleteo de cinco águilas blancas. Sin embargo, en las últimas décadas, las aves parecen haber abandonado la cordillera, ahora cubierta de suelo pedregoso. En 2023, el país perdió su último glaciar, La Corona». Con este texto que roza lo poético, la Unesco trata de explicar que los glaciares son los mejores chivatos del calentamiento global y que se encuentran en retroceso en todo el planeta, desde los Andes al Monte Everest. «En los últimos años se están reduciendo a un ritmo sin precedentes», afirma la entidad. Un estudio publicado hace un par de semanas en la revista Nature cuantifica esta afirmación: «los glaciares han perdido un 5 % de su volumen en 20 años y en la última década, la velocidad de deshielo ha aumentado un 36 %. Más de 6.500 millones de toneladas de hielo han reducido los recursos de agua dulce y contribuido al aumento del nivel del mar».

Pero, ¿por qué deberían preocuparnos lo que suceda en la alta montaña, en zonas remotas y de difícil acceso? Porque los cambios que ahí se están dando influyen, entre otras cosas, en la disponibilidad de recursos hídricos. "Junto con los mantos de hielo, los glaciares almacenan cerca del 70 % de los recursos mundiales de agua dulce". Ayer mismo la Organización Meteorológica Mundial alertaba en un comunicado que la pérdida de hielo de los glaciares provocará una avalancha de efectos en cadena. "Entre 2022 y 2024 se produjo la mayor pérdida trienal de masa glaciar de la que se tiene constancia. En numerosas regiones, lo que antes se denominaban los "hielos perpetuos" de los glaciares desaparecerán antes de finales del siglo XXI", afirma la entidad en dicho comunicado.

En comunidades de Los Andes o del Himalaya, donde se calcula que hasta 2.000 personas beben y cultivan directamente del agua del deshielo. «En estos lugares prácticamente el 90% del agua disponible durante los meses más secos proviene de los glaciares, pero el retroceso de las masas heladas está ocurriendo en todo el mundo. El servicio de seguimiento global de glaciares saca cada año un informe de evaluación. Lo hace desde hace 75 años y solamente en cinco de ellos, las masas de hielo han aumentado de forma muy leve. Los otros 70 han retrocedido. Además, desde los 90, no se ha vuelto a producir ningún incremento sino, al revés, se ha dado una aceleración muy marcada de deshielo. Los últimos años con pérdidas de récord. «Para finales de este siglo se espera que desaparezca en torno al 35% del hielo del planeta y montañas como los Alpes podrían perder hasta el 75% del hielo actual», detalla Juan Ignacio Pérez Moreno, investigador del Instituto Pirenaico de Ecología.

Las comunidades más cercanas a los grandes glaciares del mundo se enfrentan también a inundaciones, como sucedió en Nepal en 2021, mientras que aguas abajo «pueden experimentar escasez de agua estacional que afecte a la agricultura, al suministro de agua potable y a la generación de energía. Las comunidades costeras también se ven gravemente afectadas por el aumento del nivel del mar como consecuencia del derretimiento de las capas de hielo», dice la ONU. Por todas estas razones, el organismo ha decidido dedicar este año el Día Mundial del Agua y designar 2025 como Año Internacional para la Preservación de los Glaciares. El objetivo: concienciar sobre las consecuencias del cambio climático y volver a insistir en la necesidad de reducir emisiones.

Glaciares, nieve y agua
Glaciares, nieve y aguaTania NietoLA RAZÓN

Aumento nivel del mar

A día de hoy se considera que el derretimiento de los glaciares es la principal causa de que esté aumentando el nivel del mar. Se estima que, entre 2000 y 2023, se perdieron aproximadamente 273.000 millones de toneladas de hielo al año, mientras que el mar aumentó 0,75 mm anuales. «Hay tres grandes masas de hielo en el mundo. Groenlandia representa el 11%, la Antártida más del 80% y luego están los pequeños glaciares. Hasta ahora la subida del nivel del mar se ha debido, sobre todo, al deshielo de los glaciares, pero se estima que para 2100 será Groenlandia la que contribuya de forma constante a este fenómeno. La pérdida de hielo, sobre todo superficial, va a ser sostenida. Ya tiene entre el 25 y el 30% de su territorio descubierto», detalla Francisco Navarro, del departamento de Matemática Aplicada a la ETSI de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid. Este deshielo, como el del Ártico, dispara los intereses geopolíticos en una carrera por controlar nuevos recursos mineros (se ve en las constantes declaraciones de Trump sobre Groenlandia) y nuevas rutas marítimas (Rusia asienta desde hace años población cerca del Círculo Polar Ártico y está desarrollando bases militares y puertos para asgurar un nuevo paso para barcos de mercancías y la explotación de combustibles fósiles).

Disponibilidad de agua dulce

Se calcula que hay 3.600 millones de personas que enfrentan actualmente escasez de agua y se proyecta que superarán los 5.000 millones para 2050. Mientras, la disponibilidad para consumo disminuye. Entre 2015 y 2023 la cantidad promedio de agua dulce almacenada en la tierra (que incluye agua líquida superficial como lagos y ríos, además del agua en acuíferos subterráneos) fue 1.200 kilómetros cúbicos menor que los niveles promedio entre 2002 y 2014.

Entre las razones para una menor disponibilidad de agua hay varios factores que no tienen que ver con el deshielo. De hecho, organismos como la Organización Meteorológica Mundial señalan una mayor demanda impulsada por la agricultura, que ya representa el 70% del consumo mundial de agua dulce.

El agua también se usa con fines energéticos y se utiliza para centrales de refrigeración, demanda que va aumentar, según este organismo, hasta el 20%. Las fuentes de agua dulce del mundo están siendo drenadas más rápido de lo que se están reponiendo. Junto con la expansión de la agricultura de regadío, las granjas y las ciudades dependen cada vez más de las aguas subterráneas. La capa freática también disminuye y, en muchos casos, está contaminada. A todo esto se suma la pérdida de precipitación en forma de nieve y el deshielo de los galcaires de alta montaña. «No es una buena noticia en cuanto que suponen una aportación más a los ríos», dice Jorge Olcina, catedrático de Geografía Regional de la Universidad de Alicante.

El investigador señala otras consecuencias que dejan todos estos cambios que se están produciendo en la criosfera (masas congeladas y superficies heladas como el permafrost, a la que pertenecen los glaciares). «El problema principal es que estamos rompiendo el equilibrio ecológico de estos paisajes de montaña (que pueden dar lugar a más inundaciones y avalanchas para comunidades sobre todo de Asia), pero también de las masas de hielo del Ártico. Esta, además, supone un flujo continuo de agua dulce en el Atlántico Norte que altera las condiciones de temperatura del océano y de la corriente, ahora cálida. Si sigue el flujo de alimentación con aguas frías hay teorías que dicen que se puede producir un colapso de la circulación, haciendo que el proceso de cambio climático, paradójicamente, tenga una fase inicial fría». El investigador, además, alerta del preocupante deshielo de la región ártica: «la tundra se está perdiendo también a pasos rápidos. Ese suelo helado que hay en las proximidades del círculo polar, almacena un gas de efecto invernadero importante: el metano. Con lo cual supone una liberación a la atmósfera que incrementa el proceso de calentamiento. Es decir, que el deshielo agrava más la condición de cambio climático en la Tierra». La pérdida de hielo y superficie brillante que refleja la luz del sol también aumenta la capacidad de absorción de calor de la Tierra, aumentando la temperatura.

España se queda sin glaciares

La situación de las masas de hielo y nieve en España sigue la tendencia mundial: cada vez son menores. A pesar de las últimas nevadas, hace unos días el Comité Clivar-España publicaba un informe en el que se destaca el rápido retroceso de la criosfera en la Península Ibérica, el calentamiento acelerado de las aguas oceánicas y los efectos del cambio climático en la geografía y clima del país. «Quedan 14 pequeñísimos glaciares. En el Pirineo en el año 2011 quedaban 26. Se ha perdido casi el 70% de la superficie cubierta por hielo. La desaparición de los glaciares en España es una cuestión inminente que va a pasar, si no en esta próxima década, un poquito más tarde. El manto de nieve también desaparece y, con él, un sistema de regulación de los embalses. Si dependiéramos solo de la lluvia el pico de caudales sucedería en invierno y habría mucho tiempo entre este pico y el verano, cuando hay más demanda. Además, por supuesto, la industria del esquí se ve afectada. Muchas estaciones de esquí se están convirtiendo en estaciones de montaña», afirma el investigador del IPE.º