Guerra en Europa

Alto el fuego por entregas en Ucrania

Cada detalle de las negociaciones debe medirse con extrema cautela pues el cierre en falso del conflicto sería la mecha de un polvorín que haría saltar la paz y la estabilidad en Europa

Ucrania.- Al menos siete civiles heridos por ataques con drones rusos sobre Kiev
La guerra en Ucrania ya ha rebasado los tres añosEuropa Press

Las recientes negociaciones entre Ucrania y Rusia, facilitadas por Estados Unidos en Riad, han marcado un hito significativo en el contexto del conflicto en Ucrania. Este proceso, que se desarrolla en un entorno geopolítico extraordinariamente complejo, toca de lleno el futuro incierto de la paz, seguridad y estabilidad en Europa en un contexto de distanciamiento entre EE UU y Europa.

La importancia de estas negociaciones va mucho más allá del cese de hostilidades por fases y regiones, compromete el futuro de la paz en Europa y en el mundo, mucho más allá de las dinámicas bilaterales entre las partes en conflictos. La elección del presidente Trump y la presión de los EE UU sobre Ucrania, ha provocado un retorno a posiciones maximalistas por parte de Moscú.

Desde el inicio del conflicto en 2014, las relaciones entre Ucrania y Rusia han estado marcadas por tensiones profundas y un enfrentamiento militar que ha dejado miles de muertos y un impacto devastador en la región. El Banco Mundial calcula que se produjo una contracción cercana al 40% del PIB de Ucrania y la única cifra oficial del coste de la destrucción de edificios e infraestructuras data de 2023, entonces se calculaba en torno a los 400.000 millones de euros, hoy podemos estar muy por encima del billón de euros.

La anexión de Crimea por parte de Rusia y el apoyo a los supuestos separatistas ruso-ucranianos (en realidad tropas rusas que se presentaban como milicianos pro-rusos conocidos como los pequeños hombres verdes) en el este de Ucrania han llevado a una escalada que provocó la primera guerra entre países soberanos en territorio europeo desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

A pesar de la contundente respuesta de la comunidad internacional ante la guerra de agresión rusa incluyendo fuertes sanciones económicas y un apoyo militar y humanitario sin precedentes a Ucrania, la guerra estaba estacada en un círculo vicioso de destrucción sin fin y avances magros de una parte y otra. La perfecta receta para la destrucción total del país agredido.

En este contexto, la mediación de Estados Unidos en Riad se presenta como un intento de reactivar el diálogo y buscar una solución pacífica a un conflicto enconado, enquistado y que ha exacerbado los odios ancestrales hasta límites insospechados. Estados Unidos, como mediador, ha jugado un papel fundamental en la configuración de la agenda y en la facilitación del diálogo imponiendo a ambas partes que se sienten y hagan concesiones, veremos si al final de las mismas se pueda decir que la presión fue equilibrada para ambas partes. La administración estadounidense ha enfatizado la importancia de la soberanía y la integridad territorial de Ucrania, al tiempo que ha buscado establecer un marco que permita a ambas partes encontrar algunos puntos de encuentro, por imposible que parezca.

Está por ver que el alto el fuego por fases sea eficaz. Hasta ahora no lo ha sido a pesar de la aceptación por ambas partes del alto el fuego de 30 días contra hospitales e infraestructuras críticas entre ellas las de producción de energía. Rusia no respetó la tregua y perpetró intensos contra objetivos civiles. Por su parte los ucranianos atacaron bases aéreas rusas, no, que se sepa, objetivos civiles.

Ahora las conversaciones se centran en un cese de hostilidades en el Mar Negro, donde Ucrania apenas tiene fuerzas navales dignas de tal nombre llevando a cabo sus ataques por medio de drones aéreos y navales y operaciones aéreas. Rusia tiene la base de una de sus flotas de combate en Crimea justamente, por lo que los ruso están empujando para que los ucranianos la acepten para preservar lo que les queda de flota del Mar Negro.

Ucrania está dispuesta a discutir la desescalada de las hostilidades siempre y cuando EE UU ofrezcan garantías de seguridad (se discute justamente si el acuerdo sobre la explotación de tierras raras es suficiente escudo) y que Rusia se comprometa a respetarlas.

Por su parte, Rusia exige que se discutan cuestiones de seguridad que afectan su esfera de influencia, es decir la creación de la zona desmilitarizada en las regiones limítrofes con los territorio ya anexionados por ellos. La desconfianza mutua y el odio enconado son un obstáculo muy difícil de superar. Sin embargo, también hay oportunidades. La presión del mediador, Estados Unidos, debe ser férrea con ambas partes, no solo con la más débil.

Si se logra atravesar la densa cortina de odio y desconfianza, se podría abrir la puerta a un futuro más estable en la región siempre y cuando la soberanía y la integridad territorial de lo que queda de Ucrania sea respetada por Rusia. Por ello la neutralización forzosa y desmilitarización de Ucrania sería del todo inaceptable. Cada detalle debe medirse con extrema cautela pues el cierre en falso del conflicto sería la mecha de un polvorín que haría saltar la paz y la estabilidad en Europa y por extensión en el mundo provocando el estallido del infierno de una nueva guerra mundial que hemos podido evitar en los últimos ochenta años.