Ramón Jáuregui
Los políticos en televisión mejor de dos en dos
No es cuestión de cantidad y sí de calidad. Así lo entendieron el pasado miércoles los espectadores. Mientras que Gloria Lomana lograba con la primera entrevista a Mariano Rajoy en el marco de esta campaña electoral un 11,5% de cuota de pantalla y más de dos millones de espectadores, el «Debate a 5» –en el que estuvieron presentes Alberto Ruiz-Gallardón (PP), Ramón Jáuregui (PSOE), Gaspar Llamazares (IU), Pere Macías (CiU) y Josu Erkoreka (PNV)– de La 1 pasaba sin pena ni gloria por los índices de audiencia con un pobre 10,8 por ciento. Sin dudar de la valía y la dialéctica de los políticos que intervinieron, fue evidente que el formato no les acompañaba y que incluso resultó una rémora para tender puentes con el espectador.
Rechazo a los debates múltiples
Es evidente que los espectadores prefieren escuchar a los políticos de uno en uno y, por supuesto, en un cara a cara como el del pasado martes. El mensaje llega más nítido y se transmite de una forma más eficaz. De ahí los 12 millones de espectadores que respaldaron el debate entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba, espacio que alcanzó un 54 por ciento de cuota de pantalla. La propia cadena pública logró un más que estimable 24,8 por ciento y 5.485.000 espectadores. Estos datos demuestran que la audiencia respalda las entrevistas personales y los cara a cara mientras que desecha los debates múltiples. Así, el pasado miércoles se decantaron por un programa de entretenimiento puro y duro como «Tu cara me suena». El espacio de Antena 3 fue el líder absoluto de la jornada, ya que logró un 20 por ciento de «share» y una audiencia que superó los 3,2 millones de espectadores. Por encima del debate también se situó la ficción de Telecinco «Tierra de lobos», con casi 2,4 millones de espectadores y un 15,5 por ciento de cuota. El «Debate a 5» estuvo a la par con el partido de la Copa del Rey de fútbol que ofreció La Sexta entre el F. C. Barcelona y el Hospitalet (2,1 millones de televidentes y un 10,4% de cuota de pantalla).
Lo cierto es que la audiencia de los debates y de las entrevistas es un fiel reflejo de lo que sucede después en la cita con las urnas: los espectadores se decantan por los espacios en los que están los dos partidos mayoritarios.
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