Con historia
Salen a subasta las joyas más espectaculares del Gotha: esta es su historia
La esmeralda del Aga Khan, el tesoro de los royal búlgaros o la pulsera de Mona Bismarck. Casi 74 millones de euros en dos subastas de Sothebys y Christie’s en Ginebra
Si bien esta semana todos los ojos estaban pendientes de la sede de Sotheby's en Ginebra, intentando adivinar la cifra por la que se remataría el famoso collar de diamantes vinculado con la reina María Antonieta y quién se haría con él, un día antes, otra espectacular joya vinculada también con un título de leyenda salía a la venta en la misma ciudad y ha pasado desapercibida.
Las casas de subastas Christie’s y Sotheby’s plantearon esta semana una «lucha» entre la sensualidad oriental y la vieja aristocracia europea que finalizó con una recaudación conjunta que superó los 74 millones de euros. Vayamos por partes porque lo que se ha vivido esta semana en Ginebra no tiene precedentes: joyeros de altísimo nivel salieron a puja. Estas son las historias de los que vendieron.
Las cifras de ambas subastas han sido de infarto. Porque si el miércoles en la sede de Sotheby’s la pieza de la reina que perdió la cabeza superó los cuatro millones de euros, la esmeralda que puso a la venta Christie’s el martes superó los ocho. Es decir, dobló la cifra de remate del collar. ¿La razón por la que se llegó a una cifra de récord? Además de por su perfección, a la esmeralda le acompaña una historia de película. Este diseño fue creado a mediados del siglo XX como regalo del Aga Khan a la socialité Nina Dyer, una de las mujeres más polémicas de la época, convirtiéndose casi desde ese momento en un mito.
Esta fue, de hecho, una de las estrellas del joyero de la controvertida modelo, a la que llegaron a acusar de «cazafortunas». De padre inglés y madre india, consiguió labrarse una carrera como maniquí de alta costura, siendo una de las favoritas del diseñador Pierre Balmain. Pero, como relamente saltó al panorama social fue con sus relaciones, primero, con Nicolás Franco, hermano del dictador, y después por su matrimonio con Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza. Ella fue, de hecho, el motivo del primer divorcio del barón que llegó a decir que hacer el amor con Nina «era maravilloso».
La infidelidad de la modelo hizo que aquella relación pronto naufragara y cuando el aristócrata y coleccionista le presentó los papeles del divorcio, ella se gastó dos millones de francos en la boutique de Balenciaga. Finiquitado esa relación, y con una gran fortuna en su bolsillo, además de un cuadro de El Greco, al poco conoció a Aga Khan, que también cayó rendido a sus encantos. Tal fue la pasión que levantó que le llevó incluso a renunciar al título, al ser divorciada.
De aquella relación quedó este broche con esta gigante esmeralda que salió por primera vez a la venta en 1969, acabando al tiempo en manos de la prestigiosa joyería Harry Winston. Pero esta esmeralda no fue la única de las piezas que alcanzaron cifras de vértigo estos días en Ginebra. La primera puso a la venta parte de la colección de la familia Sassoon, conocidos como los «Rotschild del Este». De su joyero venía un collar de diamantes de Cartier que superó los cuatro millones de euros o una pulsera de la misma firma en diamantes y esmeraldas, que se remató por más de un millón.
Casi cinco millones y medio se desembolsaron esta semana por el collar de diamantes de un maharaja y algo más «barata» salió el collar de diamantes que lucía la esmeralda del Nizam de Hyderabad, realizada por Van Cleef & Arpels, que llegó a los 300.000. De esa firma pudimos ver, además, varias piezas que, de una manera más discreta, recordaban el collar de rubíes de Niarchos de la Reina Sofía. Uno de esos juegos, en zafiros, casi llega a los dos millones.
El joyero del zar de Bulgaria
Por su parte, Sotheby’s puso a la venta parte del joyero de zar de Bulgaria, Fernando I, abuelo del actual pretendiente al trono, Simeón II. Las tías de este último, Eudoxia y Nadezhda, heredaron y atesoraron una excelente colección de joyas que llevaban aproximadamente un siglo sin ver las luz y que gracias a esta subasta hemos podido conocer en color. Una gran parte de los objetos sacados a subastas, de hecho, pertenecían a estas dos princesas.
De la familia real búlgara vimos un toisón de oro y un broche que rozaron los 70.000 euros cada uno, otro broche de Fabergé que superó los 20.000 o un sautoir de perlas y aguamarina de 12.000 euros. Aunque la palma se la llevaron los tesoros de Eudoxia: un pin con un diamante azul que se fue más allá del medio millón de euros, un anillo de esmeraldas y diamantes de más de 270.000, y un brazalete y un rivière de diamantes de más de 150.000 euros cada uno. El bandeu de diamantes de Nadezhda superó los 260.000. El ducado de Wurttemburg, vinculado con esta última, también sacó un buen pellizco de esta subasta.
Los lotes del conjunto de ópalos de la duquesa María Inmaculada, rozaron los 100.000 euros. De la reina Amalia de Grecia se sacó un demi parure de granates y diamantes que por más de 9.000 euros, pero, después de la familia real búlgara, la que destacó fue la pulsera de diamantes y rubíes firmada por Petochi de la condesa Mona Bismarck que, en manos hasta la fecha de una princesa real de la que se desconoce su nombre, casi llegó a los 240.000 euros.
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