Crece la preocupación
La princesa Mette-Marit causa baja por salud, aunque lo que le preocupa es su hijo
Un revés de salud le ha impedido afrontar un acto, el cual se ha cancelado in extremis. Eso sí, son muchos los que creen que Marius Borg es la razón real
Marius Borg ha desestabilizado a la Familia Real noruega hasta el punto de colocarles en la diana de todas las críticas. La forma en la que se ha afrontado el problema desde palacio ha dejado mucho que desear, a la vez que se entendía un respaldo a las fechorías del hijo mayor de la princesa Mette-Marit. Mientras él se veía apoyado en sus líos con la justicia, se sumaban más acusaciones y detenciones, como la última por su supuesta implicación en la violación de tres jóvenes, lo que le mantiene a día de hoy entre rejas. Ante todo esto, las miradas se han tornado a su madre, pero la esposa del príncipe Haakon de Noruega no lo está pasando nada bien. No solo por el sufrimiento que supone ver cómo su hijo pierde el rumbo, es señalado por todo el mundo y su futuro pasa por permanecer entre rejas. También por sus propios problemas de salud, los cuales le han jugado una nueva mala pasada. Tanto, que ha tenido que cancelar su presencia en un acto al que ya había anunciado que acudiría.
La fibrosis pulmonar crónica que padece no le da respiro y después de mantenerla alejada de las actividades de la agenda oficial, parece que su cuadro se complica. El tratamiento al que se ha sometido para paliar las consecuencias de su enfermedad le debilitan de tal manera que no puede afrontar tareas de representación de la Casa. Los efectos secundarios derivados del tratamiento ponen en jaque su salud y una vez más han trastocado los planes de la familia. Y así ha vuelto a suceder este mismo martes 26 de noviembre, cuando la princesa Mette-Marit ha causado baja en el último instante en un evento programado en el cine de Oslo. No se ha encontrado con fuerzas suficientes para hacer frente a este reto, por lo que ha escusado su ausencia a través de un comunicado emitido por su gabinete de comunicación.
“Ha reiniciado el tratamiento para su enfermedad pulmonar crónica. La experiencia anterior ha demostrado que los medicamentos pueden provocar efectos secundarios que pueden tener consecuencias para su agenda oficial. Por eso, nos parece natural compartir esta información en la situación en la que nos encontramos”, decían en su momento desde la Casa Real Noruega para informar de la baja de la princesa Mette-Marit. Esta misma versión en la que se ha esgrimido para explicar por qué no ha podido estar presente en el acto de este martes. Su salud se lo ha impedido y parece que nada tiene que ver con que su hijo, Marius Borg, esté a día de hoy en prisión a la espera de conocer su destino judicial, en medio de un sinfín de causas abiertas. Desde agresión a su exnovia, a saltarse las órdenes de alejamiento y ahora una posible agresión sexual a tres jóvenes. No lo tiene fácil, pero tampoco su madre a la hora de ponerse frente a las cámaras con una amplia sonrisa que no le nace y que después será criticada. Cualquier paso en falso alimentará la adversa repercusión que están teniendo estos meses, por lo que quizá una retirada a tiempo sea una de las mejores estrategias a aplicar.
Ya lo ha demostrado también el rey Harald de Noruega en su última aparición pública, donde recalcaban que “somos una familia, con las alegrías y los desafíos que todos sabemos que conlleva. Tanto en los buenos momentos como en los difíciles tratamos de apoyarnos mutuamente. A veces, la vida es simplemente muy difícil. Es algo que todos pueden experimentar, incluida nuestra familia”. Y es que el soberano reconoce que en todas hay ovejas negras, almas descarriadas como el hijo de su nuera, la princesa Mette-Marit, que mientras lucha por recobrar la salud se afana por salvar a su vástago de la cárcel y el escarnio público por sus feos delitos.
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