Turismo e historia

Así es el único monasterio que todavía conserva vida monacal en toda la Ribeira Sacra

Fundado en el siglo X como monasterio dúplice (para hombres y mujeres), la institución sufrió un cambio significativo en el siglo XII

Santa María de Ferreira de Pantón.
Santa María de Ferreira de Pantón.Turismo de Galicia

En Ferreira de Pantón, una pequeña localidad lucense donde el tiempo, a veces, parece detenerse, se encuentra un monasterio peculiar, el único que todavía conserva vida monacal en toda la Ribeira Sacra.

El dato, que podría parecer intrascendente, cobra todo su sentido cuando se considera que estamos hablando de un espacio que ostenta la mayor concentración de iglesias y monasterios románicos de Europa.

La Ribeira Sacra alberga auténticas joyas, alguna erigida sobre formaciones rocosas. En la provincia de Ourense se encuentra el majestuoso San Estevo de Ribas de Sil, uno de los cenobios más significativos de la zona, junto al convento de Santa Cristina de Ribas de Sil, situado cerca de los imponentes miradores de los Balcóns de Madrid. Más al sur, Santa María de Montederramo se alza como un referente histórico, mencionado por primera vez en 1124 en un documento que introduce el término "Rivoira Sacrata".

A lo largo de la ribera del Miño, en la provincia de Lugo, destacan lugares emblemáticos como San Vicente do Pino, en Monforte de Lemos, actualmente Parador de Turismo; San Estevo de Ribas de Miño; y Santa María de Ferreira de Pantón, un monasterio femenino que es, hoy, el único que todavía conserva vida monacal en toda la Ribeira Sacra.

Interior del monasterio.
Interior del monasterio. Turismo Ribeira Sacra

Este monasterio, de las Madres Bernardas, se erige así como una joya histórica y arquitectónica con una historia que abarca más de mil años, lo que hace de él un testigo único de la evolución espiritual, cultural y artística de Galicia.

Orígenes y evolución

Fundado en el siglo X como monasterio dúplice (para hombres y mujeres), esta institución sufrió un cambio significativo en el siglo XII, cuando este tipo de comunidades fueron suprimidas y se anexionó a la Orden del Císter. Este vínculo marcó el inicio de una etapa de renovación espiritual y económica que aún resuena en su legado arquitectónico y artístico.

El monasterio ha sido capaz de sortear importantes hitos históricos, como la Desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, que cerró muchas instituciones religiosas similares. Desde su creación hasta la actualidad, ha mantenido su función religiosa ininterrumpida.

Arquitectura e iconografía

El conjunto arquitectónico se construyó a lo largo de cinco siglos y combina elementos románicos, góticos, renacentistas y barrocos. Su iglesia románica, datada en el siglo XII, es uno de los mejores exponentes de este estilo en la Ribeira Sacra. Destaca por su cabecera semicircular, decorada con capiteles de rica iconografía, entre los que se incluyen figuras mitológicas como grifos, escenas bíblicas como Sansón dominando leones y elementos decorativos como hojas de acanto.

La nave rectangular de la iglesia está cubierta por un artesonado de tradición mudéjar del siglo XVI, un testimonio de la influencia cultural de diferentes épocas. Además, en el siglo XVIII se añadió una capilla dedicada a San Roque en el muro sur.

El claustro, renacentista del siglo XVI, combina un primer cuerpo en piedra con un segundo nivel en madera, reflejando la sencillez y funcionalidad propias de la Orden del Císter. En el centro, se encuentra el sepulcro de doña Fronilde, una condesa y abadesa que lideró el monasterio durante su época de mayor esplendor en el siglo XII.

Exterior del monasterio.
Exterior del monasterio. Turismo de Galicia

Arte y espiritualidad

Entre las piezas más destacadas del monasterio se encuentra una Virgen con el Niño, una escultura románica de finales del siglo XII o principios del XIII, tallada en madera policromada. Este ícono religioso refleja la delicadeza y espiritualidad de su tiempo.

En el exterior, los canecillos decorativos que rodean la cabecera ofrecen una ventana al pasado, con representaciones jerárquicas de juglares, trovadores y figuras mitológicas como el basilisco, descrito en textos de San Bernardo.

Además de su valor arquitectónico, el monasterio invita a una experiencia completa. Los visitantes pueden adquirir guías para profundizar en su historia y probar la repostería artesanal elaborada por las monjas, lo que añade un toque de tradición viva a la visita.