Turismo
Ribeira Sacra: 900 años de historia y mística en el corazón de Galicia
El término ‘Rovoyra Sacrata’ aparece por primera vez en 1124 transcribiéndose después como ‘Rivoyra Sacrata’, Ribera Sagrada, popularizado hasta denominar este extenso territorio
En la confluencia entre Ourense y Lugo se esconde un lugar en el que las aguas del Sil y del Miño crean un entorno divino: la Ribeira Sacra.
Un espacio tocado por el cielo que agrupa una de las mayores concentraciones de Europa de iglesias y monasterios medievales. Algunos impresionantes, como el de Santo Estevo de Ribas de Sil; otros, de dimensiones colosales, como el de Montederramo; o incluso excavados en la roca, como San Pedro de Rocas, el más antiguo de Galicia.
En estas tierras, fértiles y con un microclima propicio, los monasterios crearon una cultura del vino que hoy está más viva que nunca bajo la D.O. Ribeira Sacra. Hablamos de viñedos en laderas tan inclinadas que su cultivo requiere un esfuerzo heroico. Así nace el legendario Amandi, un tinto que durante siglos se elaboraba en exclusiva para el Papa.
900 años de topónimo
Todo este conjunto configura la esencia de un lugar cuyo topónimo, que acaba de cumplir 900 años, describe esa franja de tierra bañada por un río o cercana a este, y en un territorio sacro. Una ribera sagrada. Aunque no siempre fue así.
El término ‘Rovoyra Sacrata’ aparece por primera vez en un supuesto privilegio fundacional del mencionado Monasterio de Santa María de Montederramo, otorgado por doña Teresa de Portugal, hija del rey Alfonso VI y datado el 21 de agosto de 1124.
En el pergamino se dona un “locum qui dicitur Rovoyra Sacrata, qui est in monte de Ramo, territorio Caldelas”, para la construcción de un monasterio. Se trataba de un robledal cercano que era conocido popularmente como 'Robleda Sagrada', una denominación que lleva a pensar en un lugar sagrado de la cultura castreña cuya religiosidad giraba, en gran parte, en torno a elementos naturales como bosques, rocas y fuentes.
El texto de este diploma fue transcrito en el año 1608 en la conocida ‘Crónica General de la Orden de San Benito de Valladolid’, escrita por el padre Yepes.
Se desconoce si intencionadamente o por error, lo cierto es que este benedictino transcribió el nombre como 'Rivoyra Sacrata', que traducida como Ribeira Sacra fue utilizado y popularizado hasta llegar a denominar este extenso territorio de las cuencas de los ríos Miño y Sil donde, efectivamente, confluyen riberas y antiguos monasterios.
Paisaje y naturaleza
Una mezcla que hace del paisaje de la Ribeira Sacra algo impresionante, con sus empinadas laderas cubiertas de viñedos que descienden hacia el Miño y el Sil y que configuran uno de los cañones más profundos y espectaculares de Europa. Las vistas panorámicas son un verdadero deleite para los amantes de la naturaleza. Aquí los ríos han esculpido valles profundos creando un entorno ideal para el cultivo de la vid y la elaboración de vinos únicos.
El Cañón del Sil, en particular, es uno de los atractivos naturales más destacados. Sus abruptas paredes, que alcanzan alturas de hasta 500 metros, ofrecen paisajes de una belleza sobrecogedora. Los miradores dispersos a lo largo de la región permiten disfrutar de vistas espectaculares, siendo algunos de los más populares el Mirador de Cabezoás, el Mirador de Santiorxo, y el Mirador de los Balcones de Madrid.
Patrimonio histórico y cultural
La Ribeira Sacra es también un lugar de gran riqueza cultural e histórica. Desde la Alta Edad Media hasta el tiempo de la Desamortización los conventos jugaron en esta parte de Galicia un papel de especial importancia.
También ahora son importantes los cenobios y la cultura que alrededor de ellos se generó porque le imprimieron a esta tierra un aura única en el mundo y porque llegaron hasta nuestros días como testimonio del pasado en la cultura del presente.
La Ribeira Sacra contiene en sus paisajes un magnífico compendio de restos de épocas diversas. Los pobladores de la prehistoria dejaron túmulos y castros como las mámoas de As Cabanas en Nogueira de Ramuín o el castro de Candaz en Chantada; los romanos aportaron su tradición cultural y estética, conservándose hoy una muestra de su brillante ingeniería: el túnel de Montefurado.
Pero la Ribeira Sacra destaca, sobre todo, por el gran número de monasterios asentados en las orillas del agua. Ejemplos de la arquitectura religiosa como los conventos de Santa Cristina de Ribas de Sil en Parada de Sil, Santa María de Ferreira en Pantón, Santa María en Montederramo, San Pedro de Rocas en Esgos, Santa María de Xunqueira de Espadanedo y Santo Estevo de Ribas de Sil en Nogueira de Ramuín.
Pero también templos y santuarios como las iglesias de Santo Estevo de Atán, San Miguel de Eiré y San Fiz de Cangas en Pantón, Santa María de Pesqueiras en Chantada, San Xoán de Portomarín, San Paio de Diomondi y Santo Estevo de Ribas de Miño en O Saviñao o los templos de San Xoán da Cova y Santo Estevo de Chouzán en Carballedo.
Viñedos y turismo
La Ribeira Sacra es también el nombre de la Denominación de Origen de sus afamados vinos, cuya producción iniciaron en su día las comunidades monásticas que se asentaron en las márgenes de los cursos fluviales.
Los viñedos, plantados en terrazas escalonadas en las laderas de los ríos, son un testimonio del arduo trabajo y la habilidad de generaciones de viticultores.
La Denominación de Origen Ribeira Sacra, reconocida en 1996, protege y promueve los vinos de la región, conocidos por su carácter único, influenciado por el clima y el terruño.
Los vinos tintos, elaborados principalmente con la variedad de uva Mencía, son los más representativos de la Ribeira Sacra. Estos vinos suelen ser afrutados, frescos y con un toque mineral que refleja el suelo granítico de la región. Además, los vinos blancos, elaborados con variedades como Godello y Albariño, también están ganando reconocimiento por su calidad y frescura.
De este modo, la Ribeira Sacra se configura como un destino ideal para aquellos que buscan experiencias auténticas en contacto con la naturaleza y la historia. El enoturismo es una de las principales actividades, con numerosas bodegas que ofrecen visitas guiadas y catas de vino, permitiendo a los visitantes conocer de cerca el proceso de elaboración y disfrutar de los paisajes vitícolas.
Además, la región ofrece numerosas rutas de senderismo, que permiten explorar sus bosques, cañones y ríos. Una de las rutas más populares es la Ruta de los Monasterios, que lleva a los excursionistas a través de los paisajes más emblemáticos y hasta los monasterios más importantes de la región. Para los más aventureros, el piragüismo en el río Sil es una actividad emocionante que permite descubrir el cañón desde una perspectiva única.
Por último, los paseos en catamarán por los ríos Miño y Sil son una forma tranquila y relajante de disfrutar del paisaje, con la oportunidad de observar la flora y fauna locales, así como los viñedos que se extienden por las empinadas laderas.
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