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'El dilema del corcho' o el arte de mantenerse siempre a flote

La obra de Patxo Telleria, que protagoniza junto a Ramón Barea en el Teatro de la Abadía, plantea una reflexión sobre ética, política y coherencia
Ramón Barea y Patxo Telleria estarán sobre el escenario de La Abadía hasta el 10 de noviembre
Ramón Barea y Patxo Telleria estarán sobre el escenario de La Abadía hasta el 10 de noviembreTeatro de la Abadía

Madrid Creada:

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El corcho es un material con unas características innatas únicas, es resistente, ligero, aislante térmico y acústico, es impermeable y elástico, pero, sobre todo, flota. De ahí que Patxo Tellería lo haya escogido como metáfora para abordar el personaje protagonista de su obra 'El dilema del corcho', en la que también actúa junto a Ramón Barea, dirigidos ambos por Mireia Gabilondo, que aterrizan ahora en el Teatro de la Abadía. Una pieza que acomete conflictos políticos y un dilema moral profundo, difícil de encasillar dentro de un género determinado, “hoy todas las obras sufren cierto mestizaje, y lo que arranca con apariencia de comedia de enredo, va evolucionando hacia un thriller policíaco, que termina siendo psicológico y con tintes dramáticos entre dos viejos amigos que se exigen cuentas pendientes”, explica Tellería. La situación pone al interesado, un profesor jubilado, ante un problema ético muy serio, tiene cáncer terminal, pero ha surgido la posibilidad de curación si es tratado con un equipo de radioterapia donado por un conocido multimillonario al sistema público de salud. Esa donación, elogiada por la mayoría, es cuestionada por algunos como él, para los que es un lavado de imagen, un truco de trilero de quien no paga los impuestos que en justicia debería. Ahora deberá decidir si ser fiel a sus principios e inmolarse o aceptar el tratamiento.
“Ese es el dilema que se le plantea a este viejo profesor que ha sido un referente intelectual de las izquierdas, pero ha tenido una evolución ideológica evidente desde su juventud radical hasta posiciones más estándares o civilizadas –explica el autor−. Él mantiene que, desde que cayó el telón, se cayó del guindo de las utopías socialistas en las que creían en los años 60 y 70. Desde entonces –prosigue− el capitalismo ha ganado por goleada y la única trinchera que queda es pensar en un sistema fiscal justo y progresivo para mitigar las diferencias entre pobres y ricos, un sistema que funcionó hasta los 80, pero se ha pervertido mucho y desde entonces, la brecha entre unos y otros solo ha aumentado”.
Según Tellería, “todos sabemos de qué millonario hablamos, pero no se menciona a propósito porque ese no es el tema, su teoría es que hay muchos vericuetos y facilidades para que las grandes fortunas se libren de aportar parte de sus beneficios a la sociedad, él ha defendido con rotundidad su postura contraria a donar una máquina como argucia para librarse de pagar los impuestos que le corresponden, pero el destino le ha jugado la mala pasada de tener que decidir si usarla o no, y como es una persona conocida, todo el mundo le pide una respuesta, no solo sus enemigos, también sus antiguos compañeros de batalla”, asegura. Por otro lado, tomada ya la decisión y preparando su intervención pública, irrumpe un desconocido que resulta ser un antiguo alumno de la facultad. A partir de aquí se desarrolla una trama en la que se irá viendo quién es, qué pretende y cuáles son sus verdaderas intenciones.
Aunque haya una ideología de trasfondo, para el autor, no es una obra ideológica, “lo importante es el aspecto humano, hasta qué punto somos leales a nuestras ideas y, sobre todo, a la gente que nos acompaña en ese camino –asegura−, más allá de hechos coyunturales concretos, va a conceptos humanos más universales como la lealtad, la coherencia, la venganza, la honradez... ese tipo de conflictos son los que en el fondo se acaban dirimiendo en la obra –resalta−, son esas cuestiones éticas las que nos ponen a prueba cuando estamos al borde del precipicio en situaciones límite. Pero aunque el tema es muy denso y profundo, he querido contarlo de forma entretenida, incluso divertida en el sentido filológico de la palabra como opuesto a aburrida. Para eso –explica Telleria−, quiero atrapar a personas que están concernidas por este problema, pero también a quienes no estén interesados por él, contar una historia que los tenga enganchados desde el principio por el misterio, de ahí que la estructura de thriller de la trama sea importante, plagada de giros y sorpresas dramáticas donde casi nada es lo que parece, trampas que conducen al espectador de un lugar a otro de manera inesperada, entre dos personajes antagónicos”. Y prosigue. “Él es un superviviente, un hombre que, aunque venía de posturas radicales y tuvo una evolución ideológica, no es un falsario, no ha cambiado de chaqueta, pero sí es cierto −y se lo reprocha el personaje que viene a pedirle cuentas−, que pase lo que pase, siempre ha conseguido estar arriba, en la palestra, sus antiguos compañeros de lucha fueron represaliados, sufrieron cárcel, ostracismo, ninguneo, pero él es como el corcho, nadie ha conseguido hundirlo, ese es su sello vital y, aunque cambien los tiempos, el viejo profesor, siempre sale a flote”.
  • Dónde: Teatro de La Abadía. Cuándo: del 24 de octubre al 10 de noviembre. Cuánto: 24 euros.