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El manojo de rosas que nunca se marchita

La Zarzuela ofrecerá diez funciones del sainete de Pablo Sorozábal con un doble reparto dirigido por la mexicana Alondra de la Parra
De pie, el personaje de Ascensión, la florista soñadora de la obra
De pie, el personaje de Ascensión, la florista soñadora de la obraTeatro de la Zarzuela

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Cuando a finales de 1934, un martes 13 de noviembre, se estrenó este sainete en dos actos en el desaparecido teatro Fuencarral de Madrid hacía tiempo que los entendidos habían dado al género por muerto. El casticismo de chulapas y empleados, el madrileñismo de corrala que Bretón y Chapí cristalizaron en «La verbena de la Paloma» y «La Revoltosa» se había repetido durante décadas hasta agotar el modelo. Pero, contra todo pronóstico, el sainete resucitó con «La del manojo de rosas»
Los responsables del milagro fueron la música de Pablo Sorozábal, ese «vasco educado musicalmente en Alemania» –como dijo en sus memorias–, y Francisco Ramos de Castro y Anselmo C. Carreño, que firmaron el libreto. Los tres tuvieron el acierto de romper con el modelo que les precedía y regresar a las raíces porque, como explicaron en su estreno, «el sainete debe ser como un reflejo sentimental y gracioso de la vida popular porque cambia lo externo, pero los sentimientos del pueblo no varían». Una historia de amor donde el sainete se transforma en propuesta crítica desde el momento en que la protagonista se niega a utilizar el matrimonio como vía de ascenso social. Todo ello, en un Madrid plenamente republicano y prebélico en el que sus habitantes parecen tan dispuestos a sacudirse los mitos del casticismo como a bailar los nuevos ritmos llegados del otro lado del Atlántico.
La producción creada por Emilio Sagi hace 34 años «es sin duda el montaje más representativo, acreditado y aplaudido del Teatro de la Zarzuela, a donde llega por séptima vez; marca un antes y un después en la dirección de escena y en la historia de este teatro», afirma Isamay Benavente, directora de la Zarzuela, «además de ser una obra maestra, un título inspiradísimo de Sorozábal que no pierde vigencia porque habla del pueblo y su sentimientos, de los deseos de las mujeres y sus ansias de libertad e independencia». En el 90 aniversario de su estreno, el coliseo madrileño ha programado diez funciones entre el 20 de noviembre y el 1 de diciembre, ofrecidas como homenaje al maestro Miguel Ángel Gómez-Martínez, fallecido el 4 de agosto.
La dirección musical será de la mexicana Alondra de la Parra al frente de la ORCAM –de la que es titular–, del Coro del Teatro y dos grandes repartos. Las sopranos Vanessa Goikoetxea y Beatriz Díaz serán Ascensión, florista soñadora y moderna, orgullosa de su origen obrero que no quiere oír hablar de amores más que con un hombre de su clase; los barítonos Manel Esteve y David Menéndez serán Joaquín, joven señorito que la pretende y simula ser mecánico para conseguirlo; Gerardo López será Ricardo, aviador que también bebe los vientos por la chica de «El manojo de rosas» (que así se llama su floristería). Completan el reparto Nuria García Arrés y Rocío Faus (Clarita); Jesús Álvarez Carrión y Joselu López (Capó, mecánico) y Ángel Ruiz (Espasa, camarero), además de Milagros Martín, Enrique Baquerizo, Abel Vitón, Ángel Burgos y Joseba Pinela, el Coro del Teatro y 19 bailarines-figurantes.
Para Emilio Sagi esta zarzuela es muy especial por muchas razones, «la primera familiar, porque Sorozábal la escribió para mi tío, Luis Sagi-Vela, encargada por mi abuelo, Emilio Sagi Barba, para que éste iniciara su carrera. Además, es la primera zarzuela que dirigí en España, antes había hecho otras en La Habana y Buenos Aires, pero aquí debuté con ella –explica–. Cada vez que se repone esta producción las personalidades de los artistas que la hacen le añaden algo, cada vez es más completa porque sus almas influyen en engrandecerla, ellos añaden su “orgánico” dentro de cada personaje, hay muchas almas y muchas energías detrás de ella y eso la enriquece», asegura.
«Aunque puede parecer extraño ver a una mexicana dirigiendo zarzuela, yo crecí con esta música», explica Alondra de la Parra, que debuta en el género y en este teatro. «El Madrid que veo en el escenario es el mismo que estoy descubriendo como nueva madrileña en estos meses que vivo aquí, 90 años después el humor es el mismo, las tramas, todo sigue siendo actual, y esa es la maravilla de una gran obra en la que trasciende su universalidad y su maravillosa partitura. Para mí –prosigue–, esta música de Sorozábal es como meterse en una cápsula del tiempo y viajar a los años 20, fox-trot, habanera, pasodoble, mazurca, chotis, farruca…tantas cosas mezcladas, y todo está hecho de manera auténtica y perfecta», afirma De la Parra. «Sorozábal quiso hacer una música sencilla, más popular que la ópera, y el reto está en darle la tensión y la delicadeza necesarias para hacerla especial sin caer en la mediocridad. Además –concluye la directora– es muy contagiosa, entran ganas de cantar, de subirse al escenario y bailar, y esa es gran parte de su magia».
  • Dónde: Teatro de la Zarzuela, Madrid. Cuándo: del 20 de noviembre al 1 de diciembre. Cuánto: entradas agotadas.