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'17 Border Crossings': El sueño de un pasaporte ★★★☆☆

Una obra concebida por Thaddeus McWhinnie Phillips como un puro juego teatral para llevar al público hasta 17 puntos geográficos diseminados por todo el mundo
'17 Border Crossings': El sueño de un pasaporte ★★★☆☆
Thaddeus M. Phillips regresó a Madrid esta semana tras visitar La Abadía hace varias temporadas con 'Antropoceno'Randall Ortega Chaves
Raúl Losánez

Creada:

Última actualización:

Creación e interpretación: Thaddeus McWhinnie Phillips. Dirección y dramaturgia: Tatiana Mallarino. Festival de Otoño. Teatros del Canal, Madrid. 26 y 27-XI-2024.

El teatro es un arte en el que las propias dimensiones del escenario donde la obra ha de representarse -siempre en vivo y en tiempo real- determinan, que no limitan, la manera de concretar las acciones, para que el público, a partir de lo que ve “aquí y ahora”, pueda contextualizarlas con eficacia en un plano más general. Digo que esas dimensiones del escenario “no limitan” porque, en el teatro, tanto o más importante que lo tangible es lo imaginario. Incluso en las funciones más realistas, los creadores incitan de una manera u otra la imaginación del espectador con el objetivo de que sea él quien encuentre un marco propio dentro del cual la propuesta pueda adquirir sentido y belleza. 
Desde luego, hay funciones que necesitan apelar a esa imaginación mucho más que otras, a veces casi de manera suicida, porque es complicado que el espectador pueda mantenerse abstraído durante tanto tiempo de la escueta realidad que le ofrece el escenario. Y eso es lo que pasa en ‘17 Border Crossings’, una obra concebida como un puro juego teatral por Thaddeus McWhinnie Phillips para que él mismo, solo en las tablas, nos lleve -unas veces mejor que otras- en tren, en avión, en moto…, o incluso caminando por el desierto, hasta 17 puntos geográficos diseminados por todo el mundo. La intención no es otra que reflexionar sobre el concepto de frontera y el significado del pasaporte; sobre la circulación libre de las personas, y sobre lo absurda y cruel que puede ser la idea de legalidad si la aplicamos a un fenómeno, el de la inmigración, que muchas veces está estrechamente ligado a la mera supervivencia.
Una maleta, una mesa, una silla, una pizarra, un micrófono con su pie y una vara con focos que él mismo sube, baja y manipula son prácticamente los únicos elementos que utiliza el actor y creador, dirigido por Tatiana Mallarino, en esta simpática y a la vez crítica comedia que tal vez hubiera cogido mayor vuelo poético si la hubiese interpretado en su lengua materna, y no en un español que se agradece mucho que haya querido usar, pero que no domina lo suficiente como para aprovecharse artísticamente de sus posibilidades.

Lo mejor: El original diseño de la iluminación y el espacio sonoro, directamente relacionados con la propia representación.
​Lo peor: Aunque se agradece el esfuerzo por hacer la función en español, quedaría más profunda y reveladora en inglés con sobretítulos en castellano.