Prevención en oncología

Una edad biológica acelerada incrementa el riesgo de desarrollar cáncer a largo plazo tras un ictus

Un estudio pone de manifiesto que por cada año de incremento de la diferencia entre edad cronológica y edad biológica aumenta un 6,6% el riesgo de padecer cáncer en personas que previamente han sufrido un ictus

El equipo multidisciplina de atención geriátrica del Parc Sanitari Pere Virgili que atendió a Juan después del ictus con una paciente
Las personas que han sufrido un ictus deben seguir hábitos de vida saludable para reducir las posibilidades de sufrir un cáncer a largo plazo Unos buenos hábitos de vida permite prevenir reducir el riesgo de desarrllLa Razón

Desde hace ya un tiempo, existe evidencia acerca de la relación que hay entre cáncer e ictus a corto plazo. Es decir que ya se han publicado estudios que demuestran que en el contexto de neoplasia, existe un riesgo de desarrollar un ictus y lo mismo sucede a la inversa: es posible que a un paciente que sufre un ictus en este momento se le diagnostique un cáncer, sin embargo no estaba clara esa relación a largo plazo.

Si bien en algunos trabajos se había logrado relacionar un primer ictus con un riesgo de desarrollar cáncer a largo plazo, pese a estar descrita esta asociación, no se había conseguido explicar el motivo. Sin embargo, ahora, un estudio del Institut de Recerca del Hospital del Mar y del Servicio de Neurología del mismo centro ha permitido concluir que nuestra edad biológica, que es diferente a nuestra edad cronológica y que se modifica en función de nuestros hábitos de vida y otros factores externos, tiene una influencia directa en el riesgo de desarrollar una neoplasia tras haber sufrido cualquier tipo de ictus.

Al respecto, el doctor Antoni Suárez, investigador del Grupo de Investigación Neurovascular del Institut de Recerca del Hospital del Mar y médico del servicio de Neurología del centro, comenta que, en el marco de este trabajo, lo que han hecho ha sido "buscar una posible explicación a esa relación a largo plazo entre ictus y cáncer mediante la epigenética o edad biológica".

Cambios en el ADN

Para ello, los investigadores trabajaron con una cohorte de pacientes atendidos desde el 2003 al 2014 en el hospital debido a un ictus, de los cuales tomaron los datos epidemiológicos, de los factores de riesgo cardiovascular y muestras de sangre en las primeras 24 horas tras el episodio para cuantificar mediante un análisis del ADN lo que se conoce como la metilación del ADN.

Tal y como explica el doctor Suárez, "la secuencia del ADN permanece invariable durante toda nuestra vida, pero hay lo que se conoce como la epigenética, que serían aquellos cambios que se producen sobre esta estructura, el más conocido de los cuales es la metilación del ADN, y estos cambios dependen de exposiciones ambientales, del envejecimiento e incluso del azar".

A continuación, gracias a unos algoritmos existentes, "a partir de los patrones de metilación del ADN es posible calcular la edad biológica de la personas, que es diferente a la cronológica, que se calcula a partir de la fecha de nacimiento, mientras que la biológica es la que se calcularía en función de estos patrones de metilación y vendrían influenciados por las exposiciones ambientales o los factores de riesgo cardiovascular, entre otras causas".

En definitiva, a partir de las muestras sanguíneas, los investigadores calcularon el patrón de metilación de cada paciente para, mediante varios algoritmos, determinar su edad biológica y a partir de ahí hicieron un seguimiento a los participantes en este estudio hasta diciembre de 2022 para comprobar si desarrollaban un cáncer.

Un 13% de ellos, la mayoría hombres con un consumo más elevado de alcohol, sufrieron algún tipo de cáncer, el más frecuente de los cuales (41%) fueron los tumores gastrointestinales. Al respecto, Suárez indica que descartaron a aquellos pacientes que desarrollaron la enfermedad a corto plazo, durante los primeros tres meses tras el ictus, porque asumieron que durante ese periodo la neoplasia se debía al contexto del propio ictus y el objeto de este trabajo era estudiar aquellos de nuevo diagnóstico.

El riesgo del envejecimiento biológico

Y tras comparar la aceleración de la edad biológica de estos pacientes que habían sufrido un ictus y desarrollaron cáncer con la de aquellos que no lo hicieron, los investigadores observaron que "aquellos que tienen una edad biológica más acelerada, entendida como la diferencia entre la edad biológica estimada por metilación del ADN respecto a su edad cronológica, es decir quienes tienen un mayor envejecimiento biológico sufren un riesgo más incrementado de desarrollar cáncer". "Concretamente, por cada año de aceleración de la edad biológica el riesgo aumenta un 6,6%".

Por lo tanto, si bien existe una relación ya conocida entre un mayor riesgo de los pacientes de ictus de desarrollar cáncer a largo plazo, en este estudio se ha relacionado este riesgo con una aceleración de la edad biológica. En conclusión, "si tras sufrir un ictus una persona está biológicamente más envejecida porque ha estado expuesta a factores ambientales como, por ejemplo, el tabaquismo, el alcoholismo o un estilo de vida inadecuado, lo cual se refleja en la aceleración de la edad biológica, tiene más riesgo de desarrollar un cáncer", advierte Suárez.

La importancia de prevenir

En este contexto, es importante señalar que esta epigenética del ADN se puede revertir, con lo cual, controlando los factores de riesgo e incidiendo en las exposiciones ambientales, podemos llegar a revertir el patrón de metilación, desacelerar el envejecimiento biológico y disminuir así el riesgo de cáncer después de presentar un ictus.

Así pues, a nivel clínico, "lo más importante que podemos sacar de este estudio es que es una forma de reforzar la importancia de los buenos hábitos de vida con la finalidad de revertir la aceleración de la edad biológica y, por lo tanto, disminuir el riesgo de cáncer después de un ictus a largo plazo". Además, en el campo de la investigación, este trabajo abre la puerta a desarrollar un estudio para buscar específicamente qué genes se han metilado, cual es el patrón específico de cara a buscar las vías metabólicas que puedan estar implicadas.