
Arquitectura e historia
El castillo oculto a las afueras de Zaragoza: un lugar de la época musulmana que pocos conocen
En lo alto de la Peña Gil, dominando el valle del Huerva, se alzan los restos de una fortaleza construida en el siglo X por los musulmanes

Usualmente, el paso del tiempo decide qué monumentos sobreviven en la memoria colectiva y cuáles quedan relegados al olvido. En Zaragoza, la Basílica del Pilar, la Aljafería o el Foro Romano son símbolos de la ciudad, cuidadosamente conservados y protegidos. Sin embargo, más allá de estos grandes referentes, existen otros tesoros arquitectónicos que, aunque visibles para muchos, pasan desapercibidas.
Uno de estos ejemplos es el castillo de María de Huerva, una fortaleza que ha resistido siglos de historia en la cima de la Peña Gil. Es fácil verlo sobre el horizonte y, sin embargo, pocos conocen su importancia. Construido en el siglo X por los musulmanes, este castillo fue una pieza clave en la defensa de la región durante la Reconquista. Hoy, su estado en ruinas y su inclusión en la Lista Roja del Patrimonio lo convierten en un símbolo en la cuerda floja del olvido.
Historia del castillo de María de Huerva
El castillo de María de Huerva fue construido por los musulmanes bajo el nombre de Al-Marya y perteneció al califa Abderramán III. Se trataba de un "hisn", una fortificación pensada para la defensa de la villa y la vigilancia de los caminos. Su construcción se realizó con piedras irregulares, yeso y argamasa, para otorgarle solidez, y estaba rodeado por murallas que hoy prácticamente han desaparecido.
Su ubicación era clave para el control del valle del río Huerva, aprovechando los precipicios naturales como barreras defensivas. La estructura original contaba con dos plantas, con saeteras en cada uno de sus flancos, lo que permitía a los defensores lanzar proyectiles sin exponerse al enemigo. Estas características le valieron el apodo de "La Atalaya", porque ofrecía una vista privilegiada de toda la zona.
En 1118, durante la reconquista de Zaragoza, el castillo cayó en manos de Alfonso I el Batallador. A partir de entonces, pasó a formar parte del Reino de Aragón y fue administrado por distintas familias nobles, como los Blasco de Alagón, los Jérica y los Luna. Sin embargo, con el tiempo, su función defensiva perdió relevancia, y la fortaleza fue abandonada progresivamente. En el siglo XVII, la villa de María de Huerva se trasladó a su ubicación actual, dejando el castillo en el olvido.
En la lista roja del patrimonio
De la fortaleza que una vez dominó el paisaje, hoy solo quedan ruinas dispersas. Algunos fragmentos de muros todavía se mantienen en pie, junto con los restos de un aljibe recubierto de cantos rodadosy parte de los pasadizos de entrada.
Las antiguas murallas han sufrido desprendimientos, la torre principal ha perdido parte de su estructura y la vegetación ha invadido el terreno. Además, el castillo no ha estado exento del vandalismo: en los últimos años, grafitis y pintadas han aparecido en sus piedras, acelerando su deterioro. La grave situación de la fortaleza ha llevado a la Asociación Hispania Nostra a incluirla en su Lista Roja del Patrimonio, un catálogo de monumentos en riesgo de desaparición.
Uno de los principales obstáculos para su restauración es la clasificación del suelo, catalogado como "Suelo No Urbanizable Especial", lo que restringe las intervenciones. Aun así, se espera que el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de María de Huerva contemple medidas de protección para evitar que el castillo desaparezca por completo.
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