Historia
Pedro Borges Morán
Geográfica y cronológicamente, los «procesos» –que es lo que históricamente se constituye– fueron avanzado territorialmente
El Departamento de Historia de América de la Universidad Complutense de Madrid, donde tuve el honor de trabajar, ejerciendo en temporadas la función de Director del Departamento de Historia América, sección consagrada a la organización y ejercicio de funciones investigadoras sobre temas de historia de América, naturalmente, contó con los profesores numerarios encargados de las asignaturas del plan de estudios de la especialidad y con dos revistas, «Quinto Centenario», que posteriormente del cumplimiento del quinientos aniversario del Descubrimiento consideró ya sin sentido mantener el recuerdo de la culminación conmemorativa y, a sugerencia de la profesora Almudena Hernández Ruigómez, cambió el nombre a «Mar Océana», que mantuvieron durante un tiempo dilatado la presencia de las investigaciones americanistas en el interés de muchos centros mundiales de enseñanza e investigación de la materia americanista e hispanoamericanista en las universidades del conjunto universitario y científico de Occidente.
Uno de los profesores que formaron la corona de investigación y pensamiento fue el doctor don Pedro Borges Morán, cuyo tema central fue el análisis de su propio pensamiento, que planteó y desarrolló con más asiduidad y altura científica el proceso de la civilización del indio por parte de los evangelizadores americanos. Entendía el profesor Borges, con justeza y precisión singulares, por civilización del indio americano su inserción en un sistema de vida lo más similar posible al de los pueblos que intervinieron en ese proceso, que el doctor Borges llama «civilizadores» en su magnífico libro «Misión y Civilización». Con razón innegable Borges argumenta que los civilizadores no podían insertarlo en el único «sistema de vida» conocido por ellos, que era el europeo, en concreto el español, advirtiendo que la civilización que ellos intentaron implantar no coincide exactamente con la europea, ni siquiera en un breve periodo de tiempo, ni en un territorio muy determinado, con la hispanización, término utilizado a sabiendas de que disgustaría a más de un indigenista americano. Sobre todo más de un indigenista supondría que plantearía confusión y duda entre «civilización» y «cultura». Y es que se trata de dos cosas distintas, por más que se quiera considerar. Borges comparó la terminología científica tan en boga como los anglicismos «aculturación» o «inculturación», que tampoco expresan la realidad que nos proponemos describir.
Piensa Borges, con toda la razón, que la circunscripción de la investigación a las misiones de América debe ser tenido muy en cuenta para comprender su ámbito y desarrollo, pues quiere decir que los protagonistas son las misiones de América que dejan excluidos quienes no se constituyeron civilizadores sistemáticos, aunque colaborasen en la civilización. El investigador lo explica: desde el punto de vista de los agentes de la civilización, quiere decir que los protagonistas por antonomasia del proceso serán los misioneros y cuantos de un modo u otro colaboraron con ellos; quedan excluidos, por las mismas razones, quienes no se constituyeron en civilizadores sistemáticos, aunque desde distintos planos colaboraron en la civilización.
Geográfica y cronológicamente, los «procesos» –que es lo que históricamente se constituye– fueron avanzado territorialmente. Y esto quiere decir, que debe ponerse especial atención en lo que se fue abordando sucesivamente, tarea que se ha comprobado que la civilización inicial solía durar entre diez y quince años. El posterior desarrollo de esa civilización inicial ya no es propiamente misionera. El doctor Borges, que es quien ha practicado esta sistemática, se circunscribe a la América hispana y al tiempo en que este continente formaba parte de España. Es el único modo en que, desde la experiencia misionera de un agente humano promotor, impide alcanzar experiencias. De este modo, un Departamento de especialidades propias de una cultura puede proceder a crear unidades vinculadas entre sí de una experiencia misionera religiosa.
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