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Salud

El cáncer se "disfraza" para esquivar la quimioterapia. Ahora hemos descubierto cómo desenmascarlo

Investigadores del MD Anderson desarrollan un nuevo fármaco que encuentra a las células cancerosas y les "pinta la cara" con una toxina bacteriana que estimula la respuesta inmunitaria

Representación en 3D de un anticuerpo-toxina conjugado que ataca una célula cancerosa
Representación en 3D de un anticuerpo-toxina conjugado que ataca una célula cancerosa University of Texas MD Anderson Cancer Center

La inmunoterapia ha cambiado las reglas del juego en la lucha contra el cáncer. Este innovador abordaje terapéutico surge hace pocos años, y se basa en estimular al propio sistema inmune para que encuentre y aniquile mejor el tumor. Por lo general, esto se consigue a través de fármacos inmunoconjugados.

Los fármacos de este tipo están compuestos por dos elementos: una sustancia compuesta por un anticuerpo monoclonal que se une a proteínas específicas de las células cancerosas y un medicamento que las destruye y que, por lo general, es una quimioterapia. Pero, aunque los conjugados anticuerpo-fármaco (ADC por sus siglas en inglés) han logrado supervivencias insólitas en escenarios impensables, no son armas infalibles.

Ahora, un equipo de investigadores del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas ha desarrollado un nuevo fármaco ADC mejorado que puede revolucionar este campo. El medicamento también encuentra a las células cancerosas siguiendo el rastro de sus proteínas pero, en lugar de matarlas directamente con quimioterapia, les "pinta la cara" con una toxina bacteriana que estimula la respuesta inmunitaria para que nuestro propio sistema defensivo acabe con ellas.

«Los ADC actuales más eficaces están diseñados para destruir las células tumorales [con quimioterapia], pero a menudo lo hacen de forma incompleta, lo que provoca resistencias y recidivas», explica el Dr. Wen Jiang, profesor asociado de Oncología Radioterápica y autor del nuevo método.

«Con nuestro enfoque ATC (anticuerpo-toxina), pretendemos desencadenar la respuesta inmunitaria natural del organismo. Esto no sólo debería limitar los efectos secundarios, sino también permitir que el sistema inmunitario ataque a los tumores en todo el organismo y evite potencialmente su reaparición», afirma.

El método que han diseñado, cuyos resultados se publican en Nature Cancer, ha dado otro salto hacia adelante al identificar una fórmula eficaz para desbaratar una de las resistencias del cáncer a estas inmunoterapias. «Nuestro objetivo es tener el primero de ellos listo para pruebas clínicas en los próximos tres a cinco años», afirma la Dra. Betty Kim, catedrática de Neurocirugía y codirectora del estudio.

Cómo se ha dado este paso de gigante en cáncer

Pero, ¿cómo funciona el nuevo diseño del fármaco? Para entenderlo, debemos comprender que muchos tumores sólidos expresan la proteína CD47 en su superficie, que sirve de señal de «no me comas» al sistema inmunitario del organismo, lo que permite al tumor eludir su detección. El cáncer de disfraza.

Lo que cambia ahora es que el anticuerpo de este nuevo ATC se dirige a CD47, pero en lugar de liberar una carga de quimioterapia para destruir el tumor, libera una toxina bacteriana. A grandes rasgos, esto «desenmascara» las células cancerosas. Simplificando, lo que sucede es que el anticuerpo CD47 se une a las células cancerosas, marcándolas para ser devoradas por las células inmunitarias del organismo.

Una vez que las células inmunitarias engullen el tumor, la toxina se libera en su interior, activándose y creando vías que permiten escapar al ADN tumoral y a fragmentos de proteínas que normalmente se destruyen. A continuación, estos materiales se procesan para ayudar a la célula inmunitaria a reconocer mejor y montar su propia defensa antitumoral.

«Este diseño se inspira en las bacterias, que tienen una capacidad increíble para escapar de las trampas internas de las células, multiplicarse y propagarse, manteniendo al mismo tiempo la célula huésped viva y funcional», explica Jiang. «Estamos aprovechando esa misma capacidad para transportar material tumoral intacto a los lugares adecuados dentro de las células inmunitarias. En lugar de ser destruido, el material tumoral enseña al organismo a reconocer mejor las células tumorales», destaca.

Beneficios en cáncer de mama y melanoma

En modelos preclínicos de cáncer de mama y melanoma, este enfoque demostró múltiples beneficios, según el artículo. Al educar al sistema inmunitario para reconocer las firmas únicas de las células cancerosas que las distinguen de los tejidos normales, el nuevo ATC fue más eficaz a la hora de desencadenar una respuesta inmunitaria antitumoral. Esto permitió a las células inmunitarias eliminar los tumores en todo el organismo.

Las células T creadas por este proceso también permanecieron después de dos meses, lo que sugiere un efecto de memoria de este enfoque que podría prevenir la recurrencia del tumor.

«Esperamos que este nuevo diseño abra una vía de investigación totalmente nueva que amplíe las posibilidades de los ATC», afirma el primer autor, el doctor Benjamin Schrank, médico residente de Oncología Radioterápica. «Queremos entrenar al sistema inmunitario para que reconozca estos tumores y responda a ellos, de modo que pueda seguir luchando contra el cáncer incluso después de terminar el tratamiento», explica.

Este método también tiene potencial como para combinarse con terapias convencionales, especialmente con la radioterapia. Muchos tumores sólidos responden a la radioterapia intentando protegerse con proteínas, entre ellas CD47. Esta regulación al alza de CD47 los haría aún más susceptibles al ATC.

«Este concepto de ATC inmunoestimulante va más allá de CD47, y ya estamos desarrollando proyectos dirigidos a otros receptores específicos de tumores para crear ADC que permitan al organismo atacar una amplia gama de cánceres difíciles de tratar», afirma Kim.