La ciencia desvela un nuevo y prometedor beneficio del omega-3 para la salud

El organismo necesita omega-3 para llevar a cabo funciones muy importantes para la salud. Las más conocidas son el fortalecimiento de las neuronas y su capacidad para proteger el corazón. Múltiples estudios han vinculado este ácido con un menor riesgo de accidentes cardiovasculares y cardiopatías. Pero hay otras propiedades del omega-3 menos conocidas.

Por ejemplo, un estudio reciente publicado en la revista científica Neurology y recogido por LA RAZÓN, apuntó que podía ser interesante para ralentizar la progresión de la esclerosis múltiple (ELA). Otros hablan de su capacidad para paliar alergias o mantener la salud de los pulmones. El problema es que los estudios realizados demuestran que España no alcanza los 250 miligramos de omega-3 que hay que tomar al día, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Quizá sea un buen momento para empezar si tenemos en cuenta que un nuevo y prometedor beneficio se suma, ahora, a la larga lista de ventajas que comporta para el organismo la ingesta de omega-3. En concreto, un estudio reciente que contó con más de 20.000 participantes apunta que los suplementos de omega-3 pueden ser más eficaces que la popular vitamina D para prevenir las enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide, la psoriasis, el lupus y la enfermedad inflamatoria intestinal.

En el estudio, publicado en la revista Arthritis & Rheumatology, participaron hombres mayores de 50 años y mujeres mayores de 55, que fueron seguidos hasta dos años después del ensayo en el que tomaron vitamina D, omega-3 o un placebo. Tras el periodo de observación, 234 personas de las que tomaron omega-3 fueron diagnosticadas con enfermedades autoinmunes, frente a las 280 que tomaron un placebo.

En el caso de la vitamina D, 255 personas presentaron una enfermedad autoinmune, en comparación con las 259 que habían recibido un placebo de vitamina D. Además, "dos años después de la finalización del ensayo, los efectos protectores de la vitamina D (2000 UI al día) se disiparon, pero los ácidos grasos omega-3 (1000 mg al día) tuvieron un efecto sostenido en la reducción de la incidencia de enfermedades autoinmunes", escribieron los autores.

¿Cómo actúan los suplementos de omega-3y vitamina D contra las enfermedades autoinmunes?

Las enfermedades autoinmunes son aquellas en las que el propio sistema inmunitario se "equivoca" y ataca tejidos sanos. Incluyen afecciones como la psoriasis, la artritis psoriásica, la artritis reumatoide, el lupus, la tiroiditis de Hashimoto, la enfermedad de Grave, la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), la enfermedad celíaca y la diabetes de tipo 1.

Los tratamientos para estas afecciones pueden ser costosos, y hace tiempo que se sabe que los efectos de los suplementos de vitamina D y omega-3 son beneficiosos para paralizar las enfermedades autoinmunes. Pero no se había estudiado cómo actuaba cada uno y en qué dosis.

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Los conocimientos eran limitados. Por ejemplo, ensayos controlados aleatorizados realizados en las décadas de 1980 y 1990 demostraron la eficacia de los suplementos de aceite de pescado contra la inflamación y el dolor asociados a las enfermedades autoinmunes. Por su parte, y según el nuevo estudio, la vitamina D es capaz de regular los genes implicados en la inflamación.

De hecho, la vitamina D es capaz de regular diversas funciones inmunitarias y suprimir las citocinas proinflamatorias en el organismo. Por tanto, una cosa no es "mejor" que la otra. Ambos nutrientes, vitamina D y omega-3 son favorables. Eso sí, si bien el estudio respalda el uso de estos suplementos, hay una serie de otros factores a considerar cuando se trata de una mirada holística a la salud. La suplementación debe considerarse de la mano de profesionales y solo cuando nuestra dieta es rica en nutrientes.

Además, el estudio presenta sus limitaciones. En primer lugar es observacional, lo cual significa que no demuestra una relación causa-efecto. Además, tiene un enfoque especialmente limitado y no tiene en cuenta las modificaciones del estilo de vida como el ejercicio o la dieta, que también podrían afectar a la enfermedad autoinmune. Un estudio más exhaustivo debería tener en cuenta una base de población más diversa y considerar la búsqueda de formas de controlar los factores externos de estilo de vida.