Big data
La mayoría afronta con pesimismo la vuelta tras las vacaciones de verano
Sólo el 9,4 por ciento afirma que bajarán los precios, cuando el 52,9 por ciento asegura todo lo contario, que subirán
La vuelta de vacaciones y el inicio del nuevo curso político ya muestran un estado de desánimo de los ciudadanos. Y es que, a la mala situación económica que vienen asumiendo los ciudadanos, con subidas de precios generalizadas, tanto en los alimentos como en la energía o las gasolinas, se suma una incertidumbre y un desánimo generalizado propiciado por la falta de un gobierno fuerte y estable, precisamente lo contrario de lo que depararon las urnas las pasadas elecciones generales, en las que, sin lograr mayorías absolutas las formaciones constitucionalistas, son los partidarios de la independencia los que marcan el ritmo de la agenda política, ya no sólo desde Waterloo, sino también desde las regiones en las que los secesionistas, pese a no tener el respaldo mayoritario de la población, se han hecho fuertes, a pesar del desastre en las elecciones, en las que perdieron más de 700.000 votos en conjunto.
Así las cosas, el pasado 21 de agosto LA RAZÓN publicaba una encuesta post electoral en la que el 76,6 por ciento de los españoles manifestaba que la situación política, salida de las urnas, era mala. Incluso el 90,8 por ciento mostraba su preocupación por que el gobierno de España dependa del prófugo de la Justicia, Carles Puigdemont. Es decir, que en opinión de la inmensa mayoría, las pretensiones del expresidente de la Generalitat que huyó escondido en el maletero de un coche y que tiene el mando de la situación a la hora de formar gobierno son muy preocupantes.
Posteriormente, con fecha 4 de septiembre, se publicaba otra encuesta, en este caso electoral, en la previsión de una repetición electoral. A poco más de un mes del 23-J ya se aprecian cambios en la orientación del voto. De repetirse las elecciones, el bloque de la derecha pasaría de 11,2 a 11,3 millones de votos, mientras que el de la izquierda bajaría de 10,8 a 10,1 millones. Este cambio es moderado, pero suficiente para dar mayoría absoluta al PP y Vox. Por tanto, los españoles que rectifican su voto afianzan a las derechas y retiran parte de su confianza a las izquierdas.
Pero no solo en la esfera política los españoles se muestran preocupados por el futuro inmediato.
En el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de agosto pasado, estudio número 3.418, publicado esta semana, la mayoría de los españoles desconfía del uso que se hace de los impuestos que pagamos. Teniendo en cuenta lo que los ciudadanos y sus familias reciben de las distintas administraciones públicas, el 59,1 por ciento afirma que recibe menos de lo que paga en impuestos y cotizaciones.
En el estudio anterior, el número 3.417 de julio, relativo a la confianza de los consumidores, tan solo el 19,0 por ciento de los españoles consideraba que la situación económica actual de su hogar era mejor que seis meses antes. Mientras que el 45,2 por ciento la percibía igual y el 35,2 por ciento peor. Siendo que el alza continuada de precios/inflación era para el 59,9 por ciento el principal causante del empeoramiento.
Con respecto a la inflación, únicamente el 16,2 por ciento estima que los precios subirán el próximo año menos que en el actual. Frente al 47,1 por ciento que está convencido que subirán más o el 31,2 por ciento que considera que subirán igual.
Muy pesimistas se muestran los ciudadanos con la evolución de los tipos de interés para acceder a préstamos; tan solo el 7,7 por ciento cree que bajarán, cuando el 56,1 por ciento afirma que subirán.
Con respecto al precio de la vivienda, nos encontramos ante una opinión similar; sólo el 9,4 por ciento afirma que bajarán los precios, cuando el 52,9 por ciento asegura todo lo contario, que subirán.
En conclusión, lo que se desprende estos estudios de opinión es que se ha instalado en las ciudadanía de forma mayoritaria un notable pesimismo ante lo que se avecina tras las vacaciones en este nuevo curso político, pues prácticamente todos los indicadores auguran que llegan tiempos de más dificultades, y en los que los que peor lo están pasando, las familias, tendrán aún más problemas y sin la esperanza de que se constituya un Ejecutivo eficaz, centrado en arreglar los problemas de la ciudadanía, en vez de centrado en su supervivencia en el poder.
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