Y volvieron cantando

Las luces largas de Page

Sabe que el sanchismo puede estar atisbando su puesta de rey sol

Escuchar a Emiliano García-Page en actos como el del pasado miércoles en este periódico es de todo menos una pérdida de tiempo, por lo que dice, lo que calla y lo que deja traslucir a propósito de la situación política actual. Hablamos del único cargo socialista con responsabilidades de gobierno en una autonomía, amparado por una mayoría absoluta alimentada con votos de la izquierda, el centro y las capas moderadas –lección prendida con nota del maestro Pepe Bono– y situado en las antípodas de un sanchismo al que viene a recordar día sí y día también que para nada le debe su condición de presidente y líder regional del PSOE, como sí ocurre en otros casos, dicho sea de paso.

Podría dar la impresión de que Page rezuma una cierta melancolía trufada de nostalgia hacia otros no tan lejanos tiempos en los que la cultura del pacto en los grandes asuntos implicaba a socialistas y populares, únicas formaciones con vocación de gobierno frente a tacticismos demoscópicos de minorías más centradas en disputarse una baldosa de suelo electoral, pero muy al contrario la visión de quien contempla el convulso escenario político nacional desde la atalaya del palacio de Fuensalida lo que muestra es una capacidad para enfocar las luces largas más que aprovechable, sobre todo porque, a diferencia de quienes no pasan de las luces cortas, el sí llega a colegir que algo importante ya se está moviendo.

Page sabe que los casos de presunta corrupción que acosan a este Gobierno van a impedir un normal discurrir de la legislatura por mucho que se reduzca la jornada laboral y por más que se saque a legiones de ministros con argumentarios de papagayo al unísono que no aguantan el papel de prensa del día siguiente, sobre todo porque solo ha aflorado un mínimo porcentaje de lo que parece estar por salir. Sabe también que los «socios» de legislatura del Gobierno se debaten en su ombliguismo estratégico entre mantener el actual statu quo un par de años o forzar un nuevo reparto electoral de cartas que podría reafirmarles ante su feligresía si la derecha vuelve al poder, pero sobre todo sabe que el sanchismo puede estar atisbando su puesta de rey sol. Page se ha puesto el peto y calienta en la banda, otra cosa será que cruce la cal y salte al terreno de juego.