Sociedad
Peligra la huerta de Europa
Las políticas eco-extremas de la vicepresidenta Ribera, llevan a una situación límite a los agricultores del litoral levantino y el Campo de Cartagena.
La huerta de Europa está en Almería, el Levante y el inabarcable Campo de Cartagena, cuyas extensiones de cultivos lucen en estas fechas un verde ecológico espectacular. En Murcia no llueve casi nunca, y si no fuera por el trasvase se iría al traste toda esta riqueza española que alimenta a gran parte del continente. Pero a la vicepresidenta tercera y ministra eco del Gobierno le importa bien poco que miles de familias se queden sin ocupación al carecer de agua para regar. Tan extremas son las medidas que el Ejecutivo adopta, que la agricultura levantina se está asfixiando. Primero la acusaron de contaminar el Mar Menor mediante vertidos de nitritos, lo que es falso. La polución de este Mar tan nuestro se debe a la deficiente depuración de las aguas residuales, pero los agricultores son siempre los paganos y se les acusa, amén de contaminar, de un mal uso de los recursos hídricos y de levantar pozos ilegales. Siempre habrá casos de agricultores irresponsables, pero la realidad constatable es que la huerta murciana es eficiente casi al cien por cien, está tecnificada al estilo Israel y sufre desde hace años la presión de la burocracia de los gobiernos y sus políticas erráticas. El resultado es lo que vemos: un sector agobiado por los impuestos, sin agua para regar, al que le van a reducir el flujo del Trasvase, y que no consigue beneficiarse de las desaladoras de Cristina Narbona, que costaron un «congo» y están en su mayoría paradas entre acusaciones de corrupción y miedo a las sanciones ecológicas.
Esa es la realidad del campo levantino. La ministra Ribera sólo piensa en restablecer caudales de los ríos, lo que está llevando a acabar con el trasvase Tajo-Segura y también con numerosas presas que impiden, según la política del Gobierno, que los ríos lleven suficiente agua. De esto se habla poco en los medios, pero este Ejecutivo lleva ya destruidas 86 de las presas construidas en la época de Franco, que sin duda era un dictador e hizo cosas horribles, pero levantó una red de embalses que ha salvado a España de la pertinaz sequía. También dio luz verde a los trasvases entre cuencas, algo fundamental que se generalizase y que haría de nuestro país un lugar verde y cultivable. Pero los embalses son franquistas y no le gustan al Gobierno, y los trasvases también, de modo que podemos ir olvidándonos de ellos.
Esta es la tragedia. Sin agua para regar y perseguidos por las políticas ultras del eco-fanatismo riberano, la agricultura de nuestra huerta languidece y podría sucumbir si nadie lo remedia. Tal es el drama.
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