Independentismo

Los bingueros

El “España nos roba” es exactamente el mismo argumento que esgrimen quienes se marchan alegando que aquí hay una fiscalidad confiscatoria

Los youtubers no quieren pagar en España. Paradojas esquizoliberales. Lamentamos que España sea atomizada en una verbena zombie. Pero aplaudimos que unos bingueros profesionales escapen a un no/país. Luego están los hijos y nietos de aquel Antonio Trevijano, a cuatro segundos de explicarnos, como un Pablo Echenique cualquiera, que España no es una democracia y que con semejante engrudo la única hipótesis pasa por escapar con los billetes y el rock and roll rumbo a un agujero negro fiscal. Y luego ya volver, volver, volveeeer para ponerte las vacunas, echar unas lágrimas y saludar a los clientes/pringados a los que abandonas. Como me explica mi amigo Mikel Arteta, politólogo de referencia, siempre atento a la buena ciencia y autor, en Frontera D, de análisis soberbios sobre los antecedentes de la insurrección golpista en Cataluña, «Sospecho que no se entiende que el gran argumento contra la secesión catalana es que las élites nacionalistas pretenden romper amarras con España para así no transferir rentas desde Cataluña al resto de los españoles. El “España nos roba” es exactamente el mismo argumento que esgrimen quienes se marchan alegando que aquí hay una fiscalidad confiscatoria. Mienten, es parangonable a la de cualquier país europeo con el mismo catálogo de servicios. Más allá de esa coartada, se van porque su trabajo -vinculado a una plataforma digital- les permite hacer lo mismo desde una jurisdicción cuya fiscalidad nos plantea una competencia desleal. Habría que pensar en cómo desincentivar su marcha, ya que nadie puede evitar que tomen decisiones racionales, por inmorales que nos parezcan. Hay dos opciones: o acabamos con los paraísos fiscales, obstaculizándoles la entrada en nuestras redes comerciales; o pensamos en cómo sancionar las acciones de quienes se establecen, en fraude de ley, en jurisdicciones que les permiten eludir sus obligaciones ciudadanas (aquí, fiscales). Al fin y al cabo, el vínculo fiscal (incluidos quienes están exentos por el escaso volumen de sus rentas) con la ciudadanía siempre ha sido clave en democracia. Por eso los nacionalistas rompieron con la democracia, para salirse con la suya». A lo peor los críticos del procès sólo aullaron porque estropeaba sus particulares mitos esencialistas. No han entendido nada.