El Trípode del lunes
«El partido que más se parece a España»
El calificativo que penalmente se atribuye a ese tipo de organizaciones ya es conocido y no es precisamente el propio de lo que sostenía la corifea sanchista
Este próximo fin de semana, del viernes 29 al domingo 1 de diciembre, el PSOE sanchista tiene previsto celebrar su 41 Congreso Federal que Sánchez convocó con un año de antelación al ordinario, previsto para octubre de 2025. En la primera ejecutiva tras las vacaciones veraniegas se acordó esa decisión para intentar cortocircuitar posibles voces críticas con la deriva e inestabilidad gubernamentales que Puigdemont y sus demás «progresistas» socios y aliados, Otegi, Yolanda, Belarra, Montero etc., les estaban provocando. La portavoz de Ferraz no se anduvo por las ramas al anunciar esa convocatoria, afirmando que el «PSOE debate, y si el PSOE debate, España debate»: «Porque el PSOE es el partido más parecido a España». Ahora casi tres meses después de esa «humilde» exhortación de la portavoz sanchista, a lo que más «se parece» el PSOE es a una organización no precisamente ejemplar en su conducta, con Aldama, Ábalos, Koldo, Begoña y David cercados por investigaciones judiciales en casos de presunta corrupción política y otros delitos conexos. El calificativo que penalmente se atribuye a ese tipo de organizaciones ya es conocido y no es precisamente el propio de lo que sostenía la corifea sanchista. Resulta obligado recordar a estos efectos que el PSOE accedió al gobierno por una moción de censura «contra la corrupción del PP», por lo que un mínimo de ética personal y pública obligaría a dimitir, o convocar elecciones anticipadas cuando menos, para que el pueblo se pronunciara. Si los 120 diputados del grupo parlamentario socialista del Congreso y Ábalos, son lo más parecido a España como sostiene la entusiasta portavoz, sería para preocuparse muy seriamente, desde luego. Claro, que quienes le auparon a La Moncloa hace seis años y allí le mantienen desde entonces, están a esa misma altura ética también. Destaca por ejemplo el «progresista» PNV, tan sensible a la corrupción que decantó la balanza a favor de Sánchez con sus «cinco votos de plata» al que no parece molestarle ser cooperador necesario de que este ejemplar PSOE esté en el Gobierno. Le acompañan los demás colegas sanchistas tan comprometidos en la «implacable lucha contra la corrupción», y ahora retratados ante el espejo que su ejemplar Aldama les va a mostrar respecto de sus negocios durante la pandemia y después. Desde luego, no contaban en Ferraz que ese trio ya célebre, compuesto por Ábalos, Cerdán y Koldo, unidos en torno a Aldama, sería el núcleo que acompañaría a Sánchez en su campaña electoral para recuperar el control del PSOE del que sus compañeros le expulsaron porque ya le conocían. Ante todo, progresista, feminista y ecológico. Y muy honrado.
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