
Verde
Un informe señala que el despliegue del biometano necesita mayor ambición
El 'Moeve Energy Insight 22' destaca que los objetivos españoles son mínimos con respecto a los de otros países, a pesar de que contamos con materia prima, infraestructura, voluntad política e interés privado

El biometano, también conocido como gas renovable, es un biocombustible de segunda generación (2G) que se obtiene a partir de la depuración del biogás. Este vector energético se posiciona como una solución con gran potencial en España. Según el informe Moeve Energy Insight nº22, no solo permite «reducir más del 100% las emisiones de CO2 en el ciclo de vida completo», sino que también contribuye a la economía circular al reutilizar residuos orgánicos procedentes de la agricultura, la ganadería y los desechos urbanos.
Pero, ¿por qué el biometano puede ser una tecnología clave en la transición energética en España y Europa? Para comprenderlo, el documento incide en que el biometano se produce por la descomposición de residuos orgánicos, mediante un proceso biológico llamado digestión anaeróbica (es decir, sin oxígeno). Esto hace que puede destinarse a los mismos fines que el gas natural fósil, al tener una composición y poder calorífico similares.
Es decir, que puede reemplazarlo o mezclarse con éste en cualquier proporción y sin adaptar las infraestructuras gasistas actuales. Entre sus principales aplicaciones el informe destaca «el consumo doméstico e industrial, la producción de electricidad, la propulsión de vehículos y barcos, así como la generación de hidrógeno verde mediante la combinación con CO2 biogénico». Además, permite reducir más del 100% las emisiones de CO2 en el ciclo de vida completo, con una huella de carbono neutra o incluso negativa.
La buena noticia, según el estudio de Moeve, España cuenta con «un gran potencial de producción, estimado en 195 TWh anuales para 2050», lo que la sitúa como «el tercer país europeo con mayor capacidad para liderar este mercado». Además, la infraestructura gasista existente facilita su almacenamiento y transporte, un factor clave frente a otras energías renovables con mayores limitaciones logísticas que necesitan desarrollar nuevas infraestructuras logísticas.
Barreras regulatorias
A pesar de su potencial, el desarrollo del biometano en España sigue siendo lento debido a la falta de un marco normativo específico. Aunque en 2022 se publicó la Hoja de Ruta del Biogás con un objetivo de producción de 10 TWh anuales para 2030, este fue duplicado recientemente hasta los 20 TWh anuales (un 6% de la demanda anual de gas natural). Sin embargo, «la producción actual es de solo 0,5 TWh al año en 11 plantas de biometano», según el trabajo, con otras en fase de construcción, lo que deja a España «muy por detrás de otros mercados europeos».
La tramitación administrativa es otro obstáculo importante. «El desarrollo de una planta de biometano en España puede durar hasta cuatro años, debido a los largos plazos para la obtención de permisos», advierte el informe. Además, el sector reclama incentivos económicos más estables que garanticen la viabilidad de nuevas inversiones a largo plazo. «A pesar de contar con ayudas puntuales, el sector reclama que se establezcan incentivos económicos estables, que den mayor certidumbre».
Este retraso en la implantación del biometano contrasta con el avance en otros países de la Unión Europea. En el marco de la estrategia REPowerEU, la UE se ha fijado un objetivo de producción de 35 bcm anuales (aproximadamente 342 TWh/año) para 2030, y ya existen más de 1.350 plantas operativas que superan los 50 TWh anuales. Alemania es el mayor productor, con 13 TWh/año y más de 250 plantas, y Francia produce 12 TWh de biogás anuales con la vista puesta en los 50 para 2030.
Para que España logre posicionarse como líder en biometano, será fundamental acelerar los procesos administrativos, incrementar los incentivos económicos y fomentar el conocimiento sobre esta tecnología en la sociedad. «En España, el biometano es una tecnología menos conocida, lo que puede generar incertidumbre en las comunidades locales ante los nuevos desarrollos», alerta el informe. Iniciativas como la del sector privado, que ya ha anunciado alrededor de 90 proyectos con una capacidad de 4,5 TWh anuales, muestran un avance positivo, pero aún insuficiente para alcanzar los ambiciosos objetivos europeos.
El biometano representa una «oportunidad única» para la transición energética de España, concluye el informe, pues proporciona una alternativa sostenible que «reduce la dependencia del gas natural importado, genera empleo en zonas rurales y contribuye a la lucha contra el cambio climático». Sin un marco regulatorio sólido y un mayor impulso político, este recurso clave podría seguir infrautilizado en los próximos años.
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